No lo escondo, por trabajo, llegué a esto. Decimotercera entrega para el "I See America" de Joy Oladokun.
De Oladokun sé poco, de esta canción, nada. La encontré porque buscaba otra cosa. En el año de tantas malas cosas, una de ellas fue la muerte de George Floyd en Powderhorn, una rodilla hincada en su cuello, gritando un nuevo lema con la esperanza asfixiada. Buscando, por trabajo, llegué a Oladakun y su "I See America". Conozco el significado de cada palabra que ella canta y, sin embargo, tuve que escucharla cien veces antes de ser capaz, definitivamente, de verlo. No sé si lo que ella ve, pero sí lo que yo veo. Su voz, el áspero y profundo alcance de cada palabra. Dos imágenes demoledoras y frases finales que erizan y laceran con candor. Oladokun ve y canta con lucidez tan personal y elocuente que, te cuente lo que te cuente, tendrás que replantearte lo que tú ves.
No voy a mentir, conocía su "Sunday", y también llegué por trabajo. A Oladokun no le tiembla el pulso. Pero en 2020 ha sido "I See America". Escucha el grijo que purga su voz, mírale el nuevo contorno a las palabras que canta. Cuelgo dos videos. El primero, con la letra, por si alguien quiere leerla. El segundo, en directo. No sé si es el hormigón sobrecogedor que la rodea, pero hay algo en esta segunda versión que me remueve aún más las entrañas.
Ayer, antes de ayer, no recuerdo, paseaba por el pueblo, sin emoción, con la mediatarde sin rumbo, y, en una boutique de moda, una de esas tiendas con solera donde nadie entra hasta que no acepta la madurez, pero que parecen aguantar con el prestigio de los años y los importes como porte, me quedé clavado en el escaparate. En una esquina, ceñida al maniquí, una chaqueta vaquera de colores chillones, con un bordado en la misma gama: Black Live Matters. Nada te sorprende ya.
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