Los Retumbes



La primera vez que trepo para ver un concierto. A ver si lo cuento igual de bien que lo vi. Y lo oí. Colorín colorado, empecemos por el final:

Ostias, que hubo dos bises que quizás no lo fueron. Hicieron el set bien largo y repitieron las dos canciones costumbristas que les han aupado al padrón de la música en Barakaldo. Se confunden en la margen derecha y la gente lo lee de mala manera, pero, al fin y al cabo, "Montañas de Lindano" y "El Parque de Los Hermanos", a los que pateábamos chutas cuando jugábamos al correquetepillo en el mencionado parque y escalábamos colinas de gama-hexachlorociclohexano sin saber con qué tratábamos, esas palabras clave, rebozadas en humor, nos ponen la sangre caliente, mi teniente.

Saltó Andrés al pogo, por cierto. A mí me pilló en el baño, pero fue el remate de un concierto en el que se palpó la sintonía y hasta la emoción. No hay nada como ver a una banda en su escenario predilecto, con ganas de darlo todo y en comunión con la peña. Así lo hicieron, creo yo.

Retumban. Los Retumbes han inventado un nuevo verbo para definir la acción de cantar en directo. Le pedía Andrés a Patxi que le subiera la voz. Se arrancó con tanto brío que luego la tuvo que carraspear en algún momento. Aguantaron, eso sí, y quedó bien demostrado qué es eso de retumbar.

Estrenaron temas. Vale, volvieron a cantarle a Joe Strummer pero también a Brian Jones. Y a Link Wray. Y a Bo Diddley. Junta todos esos nombres y añádeles una actitud más autóctona. Ya lo tienes. Pero lo que decía:

Temas nuevos hubo. No me sé los títulos de los que ya podríamos llamar viejos, así que no te diré cómo se llaman los más recientes. Pero, como las meigas, haberlos húbolos.

Unos en instrumental, otros anticipados con alocuciones llenas de sorna sobre temas tan variados como García Lorca, la Sefanitro, el underground, los animales no domésticos, cervezas artesanas, las vías fluviales del pueblo, los años 80 en la margen izquierda, cómo los ven ahora en la margen derecha... De todo un poco, hubo hasta conversación distendida. Ejemplo, va. Ana: "¿Los Roñas? ¿Cuál es la de Los Roñas?" Y también otro momento Pimpinela:

Andrés (desatado): "¡Somos el underground, somos los más punk...!"
Ana (estirando): "Andrés, calla, somos los más malos y ya está, no lo disfraces."

Me contaron, que no lo oí, que, en su día, sonó el "Surfing Fukushima" en El Sótano de Diego RJ. Pues el lunes en el Tubo también sonó y fue uno de los puntos álgidos del concierto, junto con el bis, los hits ya mencionados, un exabrupto de medio minuto de punk minimalista con el que cerraron el primer pase y/o la revuelta blanca, esa versión de los Clash que cantaron chupito en mano para la ocasión.

Basura hubo y hay en nuestro pueblo. Y "Basura" fue también uno de los momentos memorables del concierto. Ana se intentaba poner el cartel con el que la anunció a modo de gorro tubular de chef pero no fue capaz. Más allá de eso, es cierto que la canción se presta al intercambio de alaridos. A que lo que ellos gritan nosotros lo repitamos. Ese eco, que se hace extrictamente obligatorio e inevitable en "Comanche", es uno de los mejores ejemplos para entender lo que hacen Los Retumbes: música sencilla, sin aditivos, con parte del ADN del pueblo bien entreverado con lo que nos trajimos de otros pueblos más lejanos, de frente, sin esconderse, aunque lleven antifaz, buscando el nexo y la felicidad más repentina.

El antifaz no sé por qué lo llevan. Pero sí quedó claro por qué nos regalaron un "Los Retumbes' Damage Kit".

Sí, el daño fue absolutamente cerebral. Aún retumba. Pero no duele. Sí que huele lo que he intentado hacer, ¿verdad? Ser original y dibujar el nombre de la banda en una franja como si yo fuera un poeta visual. Bueno, tampoco me ha quedado mal, pero el ejercicio ha sido jodido. Ya estaba bloqueado sin eso, así que... Pero había que buscar algo nuevo, distinto, ridículo: escuché los cortes que ahora son canciones en un audio de móvil cuando Los Retumbes eran aún fantasía, estuve en el estreno allá por diciembre, les vi luego en El Parral, y el lunes acabamos, después del concierto, siendo testigos del nacimiento del Club de Fans, la sección de serigrafia y merchandising y un nuevo sello discográfico. Si es difícil ser objetivo, imagínate original. Dibujar el nombre de la banda con la primera letra de cada párrafo no me iba a sacar del atolladero, pero ha conseguido que me distraiga. Y que me la traiga al pairo lo demás. Retumbar. Qué duro y divertido es retumbar. ¡Vivan Los Derrumbes!

 

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