Los Nitxos



El Tubo tiene una atmósfera muy particular. Más densa que la terrestre, la composición del aire es, en ocasiones, pastosa, puedes tocarla con los dedos cuando te llevas la mano a la frente para secarte el sudor. La presión es oscilante y según dónde te encuentres, parece que los pies se te pegan al suelo o, por el contrario, hay veces que crees que puedes volar o, simplemente, vuelas. La temperatura nunca es igual que en el exterior: el microclima del Tubo es tropical, psicotropical. 
De vez en cuando, se produce un extraño fenómeno meteorológicomusical y la atmósfera del Tubo se transforma. El suelo se vuelve tundra, las temperaturas se abruman, se producen hasta precipitaciones repentinas. Se siente como se mueven las placas tectónicas. Si habría que ponerle un nombre a este fenómeno, los norteamericanos buscarían uno de mujer, pero esta mañana ha quedado claro que si nos dejaran elegir el nombre a los que hemos sido testigos del último, no tendríamos duda: lo llamaríamos Los Nitxos

Los de la capital han llegado con un backline tan colmado que parecían cazatormentas, pero, al final, en lugar de cazarlas, las han provocado, y a fe que ha sido un placer bailar bajo la lluvia como lo hacía Fred Astaire o, mejor aún, sin hacerlo. Mientras el guitarrista tararaeaba el "It's OK" de los Dead Moon que había pinchado Patxi para hacer la espera final menos acoplada, el teclados colocaba  bien el moog y el cantante, a pie de cancha, saludaba al personal con afabilidad. Nadie podía prever el temporal que se avecinaba, o quizás sí, porque habían estado antes ensayando un "Dead Man" que podía haber sido el relámpago al que sigue el trueno. Después de eso, se han dedicado a lo suyo, alterar la meteorología y la cronología, crear nuevas combinaciones de oxígeno y nitrógeno, remover las composiciones moleculares con ritmos tan intensos e impredecibles, tan graduales y excéntricos como permite la ley de la gravedad. Podían, si querían, hasta agitar la luz, producir penumbra con las progresiones, explotar en claridad con un simple compás. 

Brutus hablaba de The Fall y bien hablado. En el facezine Rock Attitude, he visto que han sido los primeros en comentar el concierto y hablaban de la Velvet y Joy Division. Bien hablado, también. También se escucha a The Gories, a Gallon Drunk (a quienes creo que han teloneado), a los The Drones más desatados, hasta a un Columpio Asesino sin piedad ni recato o a unos Fugazi atormentados e introspectivos. A lo que diga Nick Cave. Mick Collins y sus Dirtbombs. Pero da igual a lo que suenan porque suenan como si lo que hicieran solo lo hicieran ellos. Y ya lo he explicado antes rebanándome estúpidamente la cabeza para relacionarlo con el cambio climático y no voy a repetirlo ahora. Voy, incluso, a pertirme un cierre mucho más simple y rotundo, acompañado incluso de un exabrupto por el que pido perdón porque no suelo prodigarme: han sonado de puta madre.

Para alguien que lleva ya casi diez años trabajando en la ciudad donde los alcaldes montan en bicicleta y los pintxos en jueves son religión, oír hablar de Viva Bazooka, La Doggy Party, Sumisión City Blues y Los Nitxos le reconcilia con un paisaje de rotondas y anchos parques que me tenían neutralizado. Se cerró el Ibu Hots, permanecen el Azkena y el Helldorado e incluso en Letras, de vez en cuando, nos caen pequeños regalos como John Paul Keith, Jonny Barber & The Rhythm Razors o The Saints, por mencionar a tres de los que hemos hablado aquí. Seguro que hay más bandas que procesan la misma religión que estas cuatro de arriba, así que... promete Gasteiz con lo que hemos visto este año en el Tubo y propongo un hermanamiento eterno entre las catacumbas culturales de las márgenes del Zadorra y del Nervión. 

Epílogo (un poco moñas)

Ha sido un cierre cojonudo para una semana espléndida. Lo que yo vi, quedó reseñado aquí. Lamento profundamente no haber podido asistir al espectáculo de Nuri Draka, a la nueva ceremonia de Los Roñas y 2lería, a los conciertos de Lomoken Hoboken, ya fueran outdoors o indoors, al de La Kontra, Putakaska, Toni Metralla y los Antibalas, Serotonina Ska Band, Southern Lights, los The Hammerkillers que me perderé esta noche o la pinchada del DJ El Niño que se barruntaba apoteósica. Y muchos otros que no quedan aquí mencionados. Todos merecían atención y espero que aunque no se la haya proporcionado yo, lo hayan hecho otros. También me perdí a Antonio Orozco, pero reconozco que eso me la sopla. 
En serio, voy a poner sus nombres, la peña que se ha encargado de esto: el Limo en el Cuervo con su aniversario celebrado por todo lo alto, Oskar y Bazi manteniendo la esquina de Lasesarre ardiente entre conciertos y parrilladas y, como no, los dos apandadores, David y Patxi, que llevan camino de convertir El Tubo en el puto aleph del mundo musical. Más gracias a todos aquellos que han picado en la barra. 
Lo dijo el puto Nietszche, así que fíjate tú, pero tenía toda la razón del mundo: "Without music, life would be a mistake", sin música, la vida sería un error... y en fiestas patronales, mucho peor. Así que gracias a todas las bandas por hacer música y a los bares por apadrinarlas. El resto del año, seguimos igual: "Musika bidea da"

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