Fiasco Review!!: Lo inmediato de Cabrón Dandy

 



Empecemos así, aunque no sea la mejor forma: no tengo claro si la primera palabra del nombre debe o no llevar tilde. En la mayor parte de las ocasiones - casi siempre lo veo escrito con mayúscula - no veo que la lleve, así que, quizás, por alguna razón, debería escribirla así. Pero se me hace difícil. Así que me voy a permitir, aquí, escribirlo con la marca gráfica, y pido perdón si he tomado la decisión incorrecta. 

Dicho esto, sí, hablo, por lo tanto, de Cabrón Dandy. Y de su primer trabajo: Lo inmediato

Igual no hace falta comentarlo, pero me imagino que el nombre de esta banda hace referencia - mediante un sugerente juego de palabras - a aquella fragancia que se vanagloriaba de la virilidad más hegemónica. Por lo que recuerdo, el producto, en su momento, abrazó el franquismo y triunfó en los años 70. La referencia, por supuesto, no parece la confesión de una inspiración, si no, más bien, el anuncio de un espíritu crítico y transformador. 

La banda se funda en 2024 por tierras de la cuadrilla de Aiala y cercanías. En concreto, se reúnen aquí los siguientes protagonistas: Luis Vil a la voz, Iñigo a la guitarra, Toro al bajo, Rami a la batería. El disco, según ellos mismos informaron, se grabó en el local de ensayo y el vinilo en el que lo han dejado inscrito viene autoproducido y distribuido por ellos mismos. La mezcla y el máster fueron obra de Iñigo Escauriaza. 

Algunos han comentado que la portada es un homenaje a Radio Birdman, por lo que estos hicieron antes en Radios Appear. Cabrón Dandy le cambia, sin embargo, la dirección al triángulo espacial, pero es cierto que forman para la foto - incluidos los tonos grises y negros - de manera muy parecida a los australianos. Sin embargo, en este caso, aún se aprecian las sombras que proyectan, lo que, en mi mente inquieta, se convierte en una invitación a descifrarlo como si fuera una expresión simbólica de la sinceridad e introspección que caracterizan a este disco. En su reverso, una grieta hace que viajes hasta la segunda canción del repertorio. Todo tiene que verse en conjunto. Aunque sean inmediatos - como declaran en el título del álbum - y hasta urgentes y crudos y viscerales, lo que viene ahí dentro tiene una hondura que exigen ponderación. No te asustes: es rock and roll, y te hará vibrar y arrebatarte igualmente. 

Todas las canciones andan sobre los tres minutos. El sonido es crudo, directo, sin artificios ni lociones. Viscerales, ya lo he dicho, espontáneos, eléctricos y rotundos, también son profundos y sopesados. Su música podría relacionarse con el punk - antes y después de formarse - y con las muchos derroteros del rock and roll, desde ese que se hace en las antípodas - en su uso más eurocéntrico - pero también el que practicaban jóvenes de Granada que escuchaban a Bauhaus en la intimidad. Sí, supongo que se puede hablar de Lagartija Nick tanto como de los Radio Birdman o los New Christs. Más bien, se puede hablar de todo lo que haga Rob Younger. También, de los Stooges, de New Race y hasta de Motörhead. En casa, me atrevería a decir que Barrikada, NCC o Pomeray. En cualquier caso, lo importante es que se mueven por los patrones del rock and roll, alcanzando las fronteras del punk, pero incapaces de dejarse encorsetar por los límites de un género. 

La base rítmica, durante todo el disco, es un pilón y - no solo porque rime - también un auténtico filón. Así, por ejemplo, la línea de bajo emerge con luz en "La señal", una canción que arranca aguitarrada y sin mirar atrás. Lo hará en muchas más ocasiones, siempre con acierto. Las cajas - otro ejemplo - marcan la velocidad en "Juez y parte", que tiene una tensión innata durante todo el recorrido. Incluso la alocución y el fraseo siguen ese ritmo inquieto. "El asco" también se levanta cuando la batería arremete. Sin embargo, es cierto que el trabajo de las seis cuerdas engalana todas las canciones. Los puentes son su territorio y los convierte en paisajes inspiradores. A todo esto, hay que añadirle el sustento lírico, y unas partes vocales que destacan por el carácter expresivo, destacando la precisión en los estribillos, que, a menudo, se repujan con coros. 

Los primeros veinte segundos de "La señal" son como una presentación sin subterfugios. Te dicen: esto va a ser. Lo que yo voy a hacer, sin embargo, va a ser más caprichoso, y no voy a ir por orden. Te dejo píldoras subjetivas, impresiones generales o particulares que fueron surgiendo después de las escuchas. A ver si eso ayuda. Por ejemplo, te digo que "Adiestramiento encubierto" tiene ese eco clandestino que recuerda a las canciones que invitan a corear en equipo. La línea de bajo vuelve a destacar. Las guitarras arrancan con el espíritu de Johnny Thunders y las voz se hunde en una espesura más postpunk que, combinado, queda perfecto en "Anacrónicos". Las cajas retumbando en el arranque de "Juez y parte" y la guitarra como una motosierra haciendo eco. La voz tiene mucho cuerpo y fondo, retumba, se expande, hipnotiza. Más detalles: el bajo en el tramo final de "El asco", antes de que la guitarra anticipe la recuperación del estribillo. En "Norma vaticana", más que una motosierra, la guitarra resuena como una disciplina de cáñamo. 

Es necesario detenerse en las letras: bruñidas y bien prensadas, se apoyan en poderosas imágenes y en una dicción perfilada. Aunque existan referencias directas e indirectas que dan pistas, en general, las letras no tienen un carácter panfletario, ni exponen el mensaje como si fuera una pancarta. Obligan a mojarse, a la interpretación, a que uses tu cabeza para decidir qué quieren decir y cómo lo entiendes. Insinúan, eso sí, valores como la resistencia, el espíritu crítico, la transformación, el antibinarismo y el juicio propio. Como la poesía debería, aquí también el mensaje, de haberlo, no existe, más bien embiste, no prescribe, más bien alude. Así, escuchas cosas como "Visiones deformadas que hoy tan solo son ficción", y te quitas el puñal de la espalda, mientras recapacitas sobre por qué te sientes interpelado y cuánto. Si en "Adiestramiento encubierto" parecen realizar una especie de exploración renovada del poder hegemónico del que hablaba Antonio Gramsci, en "Anocrónicos" deslizan con sutileza otra reflexión más punzante. "Lo inmediato" tiene miga, en estos tiempos donde todo se enchufa por USB y funciona sin más esfuerzo. Por el mismo camino, va "Matar al padre", que reflexiona sobre la conciencia artística en el rock and roll. Hay otras, como "Algo turbio" que permiten más elasticidad en la interpretación mientras que "Norma vaticana" está más contextualizada. El análisis de género de "Andróginos Z", aunque sea exactamente lo que cantan ellos - "burlando al género binario"; "superhombre macho emocionalmente castrado" - tiene más pliegues y matices que reptan por los versos. 

Puede que no encuentres nada que sorprenda a la primera, sobre todo, si has viajado antes al país del rock and roll, el punk y todas las hibridaciones y versiones bastardas que se han hecho de los géneros con k. Sin embargo, en mi opinión, esto es aire fresco. El rock and roll tuvo estatura, profundidad y significación. Aquí, lo vuelve a tener. Pero, si te preocupa, no te asustes: lo hacen sin perder ni un ápice de la espontaneidad, vibración e ímpetu que solemos esperar del género.  

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