La foto es, en realidad, una captura del vídeo de Oskar Azanza, que puedes encontrar en YouTube. |
Al grano:
Rioja corta: "Vamos a empezar antes de que se ponga a llover."
Y empiezan igual. Pero no es igual: "Jony" sin darse la vuelta y "Shot Gun Blast" con Rioja más inspirado que nunca en los berridos atávicos, vacilándole el turno a un saxo que en cuclillas espera que le llegue el momento para gritar en la campana de su instrumento, donde tiene el micro. Esa es una de las claves: todo es casi. Casi tocan el mismo repertorio que hace una semana en Santurtzi, pero casi, y en esa casi está todo. Rioja, además, parece que está con ganas de mambo, y más dicharachero que nunca: "vaya liada de cables" que hay aquí, murmura al terminar la segunda. Fíjate que, incluso, en medio de "Shot Gun Blast", le da tiempo a tunear la letra y cambiar lo que sea para gritar "más sardinas, más sardinas". Y es que no lo he dicho aún, pero, en el bar de enfrente, tenían fuera una parrilla donde asaban y vendían estos peces de la familia de los clupeidos. El humo de la brasa les llegaba, de ahí lo de los heavies, lo del humo y lo del olor. Más tarde, dirá: "Hemos tocado la semana pasada en Santurce y nos están persiguiendo". Después, dejan los peces por los himenópteros: "Avispa".
Pican y luego llega "Maribel". Maribel, en realidad, ha llegado al bolo poco antes y se ha puesto a nuestro lado. Justo detrás del árbol que le servirá de parapeto para intentar esconderse cuando Rioja insiste en dedicarle la canción y ella quiere pasar desapercibida. La bajista original de Los Paniks tiene luego que limpiarse los botines con un kleenex porque mete el pie en un charco o le salpica una lata o algo así, pero eso no tiene importancia y no debería contarlo, pero, para ser fino y coherente, tenía que decirles a los que no lo supieran que ella fue bajista de la banda y por eso tiene una canción a su nombre que le dedican. No se me ocurrió mejor manera de informarte, que metiendo esa frase anterior. Por favor, no te vayas, que no vuelvo a hacerlo.
Acaba el primer bloque, siempre efervescente y punzante. Antes de adentrarnos en el desierto a medianoche, Rioja se extiende con los agradecimientos, repasando los rótulos que llega a leer o entiende; apuntando a los que siguen el concierto en la zona VIP del salón de la Palentina; pidiéndoles a los del Dantzari -- también con parrilla pero más rica en grasas saturadas -- que le guarden algo para cenar; y termina con un especial recuerdo al Eguzki, ahí en la esquina, junto a las escaleras, como siempre, porque "ahí es donde empezamos". En lo musical, es el tramo para ensimismarte: "She's My Witch", japo al aire y Rioja saca el codo para arriba para crepitar su guitarra, y luego "Blue Moon" y "We Were 7".
En "Blue Moon", Sun Ra parece calibrar la resistencia de la torre que tiene en su esquina para usarla como barra de pole dance, pero desiste. Rioja mete otro sardina por ahí y hasta un bacalao. Alargan un puente hipnótico y discordante, con todos acurrucados en un círculo diminuto. Le da tiempo al saxo para encenderse algo y compartirlo primero con Zala y luego con Rioja y cuando lo recupera nos espeta: "¡No fuméis! Es CBD". Para entonces, el puente ya se ha hecho más largo que ese en China y es casi epílogo, más aún cuando Rioja regresa al frontis y dice que Patxi se queja porque es una eternidad, así que clausuran la luna azul. Cosida, arrancan "We Were 7", más corta que de costumbre, pero con todos sus aleluyas y David sacudiendo el mástil y la pala de su bajo. Por fin, Sun Ra consigue encontrar el bolsillo del bañador que lleva debajo de la chilaba y guardar la petaca del micro que se le había caído antes mientras le aullaba a la oscuridad.
Después de platicar con el de las sardinas, Rioja se pone intenso: "estamos más cerca del camposanto. Por eso queremos dedicar una canción a nuestro futuro" y, por supuesto, es "Camposanto", a la que pegan "Hurt Me". Rioja se lamenta porque los que asomaban en el palco VIP se han ausentado: "Mala señal que se hayan ido". Pega un buche a la botella de agua y persiste: "bueno, siguiendo con el tema, luna muerta". Mi hija se acerca y me pega en el hombro: "Luna muerta". Sí, le sonrío. Me da la vuelta a la gorra, y me la pone como se la colocaba Lincoln Hawk en Yo, el Halcón, antes de ganar un pulso. "Sobre mi tumba", en castellano, cantada por estos, abandona el punk para abrazar el garaje, aunque si le pones un apóstrofe entre los dos, también funciona.
"Fire of Love" y luego "Paiwoke" y, en esta, vuelve a intervenir la letra: "vámonos al Eguzki, en busca de aventuras". La siguiente, recuperada para la causa, es "Black Voodoo Music", que, como explica Rioja, es "otra del Panik Piknik". La gente no se mueve, el viento decae, las sardinas siguen humeando y la terraza del Eguzki está repleta. Son fiestas y, en este rincón, siguen con ella: "Los valientes andan solos" sale más alocada y sin la larga intro del domingo pasado.
Y aquí empieza el casi. Hasta ahora, llevan el repertorio como un reflejo en el espejo. Hablan entre ellos, no se ponen de acuerdo. Rioja anuncia que van a tocar una versión. Nos da pistas: es disléxico, hace pintura figurativa. Alguno ya lo sabe. Otros lo intuyen. A muchos, no les importa. Vuelven a hablar, pero acaban tocándola: "una baladita", dicta el cantante. La que tocan es el "Bottom of the Sea" de Billy Childish & Dan Melchior. El bramido de Rioja es categórico. Sin descanso, vuelven a lo cotidiano con "Colecciono huesos".
Rioja anuncia lo que viene ahora: "Vamos a tocar una canción pop, con el permiso de Sun Ra", pero, antes, se obsesiona con un tío que, según él, lleva demasiado tiempo en el cajero del Bankinter de la esquina. Patxi se levanta para colocarse los pantalones. Ya se deshizo de su gorra. Todo pasa mientras Rioja insiste: "a ver, ahí, hay un tío haciéndose el longuis, que lleva una hora en el cajero, joder". Como no le hace caso, a pesar de que le llama, se arrancan, por fin, con el "Drowning" de Reigning Sound, dispersando la niebla de las sardinas, enamorando con esa batería que ayuda a levantar a pulso la canción cuando Zala la auxilia con su riff.
En "I Got a Love", el saxofonista se postra, Patxi se ríe, Alberto observa, cuando terminan, todos vuelven a hablar. Volvemos a entrar en el casi: "¿Queréis pan o queréis circo? Pues, un gladiator. Tenéis pan e igual circo". Tocan "Pan" de Los valientes andan solos, que no suele estar en el repertorio.
La función está a punto de terminar. Ya estamos en la estación de destino: "Coge ese tren" anuncia lo inevitable. Pero, antes, Rioja sigue con su amigo: "allí está el del cajero mirando el móvil". Se preocupa por él: "Las redes sociales. Estamos perdidos". Y le llama, y llama, hasta que, al final, atiende: "Eh, tú, sí, creíamos que eras un mangui, perdona, ya lo siento". Una bonita historia, digna de una canción de Los Paniks. El saxofonista anda preguntando si hay tren en Barakaldo cuando alguien le sorprende entre el público: "¡Rioja, mira, el Canario!" Ya se olvidan del mangui, ahora va con el otro. Rioja: "¡Canario, sube a cantar, vamos a tocar una de Megadeth!" El interpelado coge el micro de David y se explica para todos, incluso para aquellos a los que no les importaba: "Ostias, que pasaba por allí y he visto al Patxi, y me he dicho, ¡que son los putos Paniks!"
Lo eran. Y, al final, cogen el tren, que no descarrila, y, luego, como siempre, Rossiter y Kelly ganan a la Unión en "Alvarez Kelly".
The end.
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