El otro día me acordé de Pulpo. No sé a razón de qué, pero me acordé. Es una hora de coche por una autopista repleta de rectas hasta llegar al curro. Aunque me ponga música, la radio, da igual, la cabeza se me va a no sé dónde. Y, por lo que fuera, me acordé de Pulpo. Y recordé que no había dicho ni mu por aquí del último disco de su banda. Un día me decía: "¡Holden! Está tonto el Holden. Pues no dice que no va a escribir más de... ¡Ven pacá, anda, ven!" Y yo iba. Y escribía, por supuesto. Pues me acordé de él y recordé eso.
Luego, al llegar al curro, se me olvidó.
Poco después, un sábado cualquiera, abro la puerta del Basterra y casi se la estampo en las narices a un Asier que ya estaba dentro. Ostias, me pareció demasiado simbólico. Volví a acordarme de que me había acordado de Pulpo y de que recordé que no había escrito. Pues aquí estamos, en el mismo sitio, y vamos a volver a hacerlo. Exactamente igual que ellos.
Pero ellos, para empezar, mienten. En el mismo sitio, dicen. Lo dice el título del disco y lo dice una canción dentro, que ya sabemos que es algo que le gusta al compositor de la banda, que coincidan los títulos por dentro y por fuera. Pues mienten. Si fuera esto un rascacielos y los pisos fueran también niveles, estarían ya acercándose a la azotea. Han medrado, han ganado pulso, no han perdido lo bueno que ya tenían y han ganado nuevas cualidades. Todo eso les ha hecho avanzar. Y si avanzas, te mueves, no te quedas quieto en el sitio. Vale, ya lo sé. Ese sitio significa mucho. Quieren decir otra cosa. Y, sí, así, sí que es verdad que no mienten, que ahí siguen, en el barrio, siendo los mismos, fieles al credo y con todas las consecuencias. No, no mienten, pero quería decir que lo hacen para que resultara más rotundo el halago general con el que quería empezar.
En el mismo sitio lo han sacado en vinilo y en cedé, y, como siempre, al auspicio de ellos mismos, bajo la etiqueta de Another Freak Production!! Esto no cambia, pero sí cambian varias cosas, porque se puede decir que este es el disco "de las primeras veces" para los Porco Bravo, y eso que es ya el quinto. Es la primera vez que incluyen una versión. Es la primera vez que Asier Domínguez canta un tema. Es la primera vez que tienen un dueto con voz femenina. Es la primera vez que hacen un solo con tapping. Y habrá más que yo no sea capaz de adivinar. Y si me confundo en alguna de estas, pues solo mía es la culpa, y no será la primera vez. Con todas estas novedades, puede pasar desapercibido el otro regusto que deja el disco. Los cimientos ya son sólidos. Ya no hay duda a la hora de hacer la mezcla de hard rock y punk, rock and roll y un poco de metal, emocional y crítica social. El equilibrio entre novedad y consolidación tiene, además, justificación palpable, y es que, si no me confundo, aquí hay una amalgama de cronologías, con canciones de cuño nuevo y otras que se grabaron hace tiempo, todas salidas de la mente compositiva de Asier Domínguez y después moldeadas y niqueladas por el trabajo en equipo. También, por la labor de Batiz, Aitor Ariño y Txortx Etxebarrieta en la producción. Hay, además, colaboraciones. Por un lado, con la voz de Laura Rubio en un tema; por el otro, porque graban una canción cuya letra es obra de Podri, de Rat-zinger, que no colabora por primera vez con ellos.
“Contigo”, dicen, abre los bolos de ahora igual que aquí el disco, y digo que dicen porque aún no les hemos visto girando con este nuevo material. Se puede, claramente, interpretar como una oda a la amistad que insiste con las características básicas del grupo: saltan fácilmente del hard rock al punk y regalan un nuevo estribillo coreable, inflamable, de esos que Manu saca de la garganta para hacerlos volar. Parece que aparecen de entre la niebla, corriendo con violencia, dispuestos a derruir cualquier muro que se les ponga delante. Montilla, a la batería, abre la colección con munición letal. Boxing rock, lo llamaría yo. Luego llega la que da nombre a la colección: “En el mismo sitio”. Otro macramé lucido de guitarras, en una canción algo más cruda y punkarra que la anterior, quizás, pero igual de envolvente, con Mr Hell punzando en los intervalos. “Me declaro culpable” la escribió Podri y contiene ese tapping de estreno en un solo que creo que es obra de Kapi Guarrotxena, el caballo de Troya del heavy, extendiendo la sombra de Ritchie Blackmore sobre las canciones en la banda. Buenas rimas, destruyendo dicotomías, y jugando con las tonalidades. Es la típica para descubrir al fan de verdad, al que ves en el bolo cantándola entera mientras tú te inventas palabras con los labios mudos. “Déjate llevar” viene en plural, como decíamos, con dos ejecutantes en contraste, por un lado Laura Rubio de Garaje Jack y por otra Manu. El bajo abre el camino, entra primero él, y cuando llega ella entran las guitarras para ir encendiendo una canción donde el amor romántico no tiene cabida. Igual que en la siguiente, donde regresa, desde el zaguán de la canción, el tono épico. La melancolía y el dolor se sienten en una canción densa, intensa, que pesa y se espesa. Pulpo sobrevuela por una “Vuelan cenizas” que enseguida contrasta con la canalla “Tic-tac”, la que le sigue, con ese aire tan típico de los Porco Bravo en la línea de los AC/DC, aunque cabalgue al galope, sin mirar atrás, mientras la letra se abre en canal, enseñando las entrañas, vicio y virtud, sin filtros. “Solamente por hoy” es la que canta Asier, abierta bien en el prólogo y con buenos estribillos, el rock and roll más clásico medra por las venas de la canción. Si la anterior, confesaba, esta parece confirmar. Seguirán en el mismo sitio pero se arrepienten de nada. “Caminar sobre los muertos” es contundente pero se puede tararear. Con ese riff del principio que no me preguntes por qué, a mí me recuerda a Willis Drummond, ya te engatusan. Pasan de la intensidad emocional, de la intimidad descarnada, a la voz pública, al plural social, con “Si no nos dejan…”, que arranca sencilla, el bajo la desbroza, y roza la categoría de himno, en una poesía sin alardes gratuitos que recuerda a los murales que se pintan en las paredes. Y, finalmente, la versión: el “Compadre” de Motociclón, banda vallecana que forma parte inherente de la biografía de Porco Bravo, y que les presta una canción que parece tan oportuna.
Y ahora toca un párrafo final que redondee esto, ¿verdad? Puedo hacerlo insistiendo en lo que ya te he dicho hasta ahora, o poniendo esa lista inconsistente de bandas nacionales e internacionales a las que recurrimos todos aunque no las hayamos escuchado ninguno, o, al menos, no con la profundidad suficiente como para saber, realmente, por qué creemos que reverberan en un disco de los Porco Bravo. Yo lo hago, sin problema, ya me he puesto en evidencia muchas veces antes, que yo también sigo en el mismo sitio: Thin Lizzy, AC/DC, Iron Maiden, Rainbow, Señor No, Motörhead, Turbonegro y los Dictators, claro. Si pillas con otro, te dice alguna distinta, y tú preguntarás, dónde, cómo, cuándo. Pues quién sabe, porque lo que sí acabarás descubriendo, es que, realmente, suenan a ellos mismos, a aquellos que empezaron gruñendo hace trece años y a los que siguen aquí, en el mismo sitio, mirando al sol de frente sin cegarse, luciendo, sin remilgos, todas las cicatrices, el poso y la sabiduría que brinda el paso del tiempo.
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