No llegó a la hora y no perdieron el tiempo. Fue una experiencia arrolladora. Salen vestidos como para entrenar sobre un ring y te noquean. A fe, que te noquean. Serán como una docena de canciones, y caen todas como crochets y uppercuts, cruzados y jabs, tortazos directos al maxilar. No sé cómo explicártelo mejor: punk, hardcore y mucho stoner bien ejecutado, en un formato particular, y sin guardarse un gramo de fuerza. Ya lo habrás leído si tienes curiosidad, exuvia - en minúscula - es esa cutícula que abandonan los artrópodos cuando hacen la muda. Exuvia - con mayúscula - no nos desprendió el exoesqueleto pero nos dolieron todos los huesos y con gozo.
Son tres. Ella canta y ellos tocan batería y guitarra. No hay bajista, pero como hace Dan Kroha en The Gories, Patxi Morillas también le confunde la identidad a su guitarra. Jugando con las afinaciones y el amplificado, agrava su sonido para que amplíe más el rango y funciona. Suena contundente e indomable, más aún cuando enguanta con su batería a la perfección.
Cayeron, creo, todas las del ep con el que se han presentado, desde "Un día ahí dentro" hasta una "Beligerante" que dejaron para el final, pasando por "Sabandijas." El resto del repertorio, donde no incluyeron versiones, anticipa que al grupo le queda recorrido y que habrá material nuevo.
Ya lo he dejado caer, pero lo repito: tienen además un buen directo. Amaia Lizarraga sale vestida como para entrenar con Frankie Dunn - de ahí que buscara en internet como se llaman todos esos golpes de boxeo antes - y su compañero Patxi Morillas le sigue conjuntado los colores, que no tiene por qué ser, que ellos son navarros, pero el negro y el amarillo - a franjas dispares en sus calcetines altos - a nosotros nos recuerda mucho a los colores de casa. Cuidan lo visual sin que esto acabe teniendo más protagonismo del que debe y, sobre todo, se les ve cómodos y bien pertrechados para realizar el ejercicio físico que requiere toda la intensidad de su stoner efusivo y sin remilgos.
Y ya que hemos nombrado a dos de tres, y aunque quede como un verso suelto - lo usaremos de conclusión - tenemos que mencionar también al tercer miembro de la banda, Carlos Beroiz, baterista, que con los ritmos aplastantes e hirvientes sabe conducir perfectamente la energía de una banda, Exuvia - aquí va la conclusión - que acaba de llegar pero no necesitan ponerse la L blanca sobre fondo verde porque tienen callo y oficio y muy claro lo que quieren con este proyecto y... a fe, que te noquean.
Vale, termino así: no lo he dicho al principio como debería. Hablamos del concierto de Exuvia en El Parral de Gasteiz, el pasado martes. Daban Dead Man en los cines Florida y ahí íbamos a ir. También íbamos a haber venido un par de martes antes a ver a Luis Vil. Ni lo uno ni lo otro fue, pero en su lugar, pasó esto y, por supuesto, no nos vamos a quejar.
Posdata: la fotografía es una captura modificada de una fotografía que he tomado sin permiso del Facebook de El Parral. Me disculpo por ello.
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