Con la proverbial y ya archifamosa habilidad que tengo para llegar a tiempo, vamos a hablar de Por alusiones de Escombros. Salir, salió allá por noviembre del año pasado pero a mí me parece fantástico contártelo ahora, en julio del año siguiente. Atiende, que igual ya están trabajando en el próximo, pero, da igual, porque seguro que tardo otro año en darme cuenta y reivindicarlo, así que - espera que miro el reloj, sí - vamos bien de tiempo.
Si Escombros tocaran en un puente, a una orilla estaría Rock y en la otra Punk. Pasando de una a otra andarían ellos. Creo que ellos lo llaman "escombrera rock" y otros simplemente rock and roll o punk-rock. Ya sabes, kas y cambiamos de vocal abierta a cerrada, ala, ponle una conjunción en inglés o un guion cualquiera y vamos a dejarnos ya de etiquetas, porque usan las guitarras a tope, roturan las líneas de bajo, arranca con el mazo el batería y luego ya entra la voz de Miguel Ortiz que le da ese matiz de autenticidad que mola. Canta, además, en vernácula, en la lengua del barrio, de la calle, con el deje, sin traje, la vírgula de la vida en cada sílaba. Y no digo más, que no pretendo convertirme en un personaje de "Miguelito" y borrarle el nombre.
Las canciones, en lo musical, van por ahí, por el rock de pulso firme, sin decoraciones innecesarias, con ramalazos punk, que a veces se acercan hasta a la rumba, si me dejas exagerar - "Vuela que vuela" - y otras al rock and roll más clásico -"Si esto sigue así" -, así que les ves, como siempre se ha dicho, ir de la Trapera a Leño sin dejar de sonar a ellos mismos porque tienen un verbo muy bruñido, sin usar sinónimos del diccionario, tirando de sucedidos y problemas de los que preocupan todos los días, que le da aún más enjundia a las canciones. Mola, por ejemplo, el contraste de "Alabulieeé" con "Si esto sigue así" que parece que son los mismos tras dos meses de convivencia, más que una experiencia, un estudio sociológico sobre la vida en pareja pero sin la jerga que te lo haga incomprensible. Justo al contrario. Y así de fino les queda el ataque a la modernidad ("Nuevas generaciones"), la caricatura vecinal ("El Hombre-Polilla (Mothman)"), la reflexión sobre la pandemia ("Quédate en casa") o el grito de independencia ("Ciencia ficción").
El rock en castellano sigue estando fino, que parece que vino y se fue, pero sigue habiendo músculo en la península. Lo hubo y lo habrá, y se nos olvida. Parece que ellos quieren advertírtelo: te apuntan con el dedo, sí, pero solo porque, te lo están diciendo, te lo están advirtiendo: "tú, aquí lo tienes".
Por cierto, que no lo he dicho, esto es de Folc Records con ayuda de Morzin Records. Se grabó en Protege Moe Estudio por Luis Caretti y el diseño de Fede Yankelevich, batería a la sazón, te ofrece la mano de Miguel sobre un rojo fogoso y prometedor, mientras que, a la vuelta, mola la postal de estanco con la barriada recién estrenada y una polilla a la que maravilla el cielo azul. Y déjame que termine así, apunto en mi libreta otra de esas frases para usar un día aunque la hayan escrito ellos en ese reventón de tensión que titularon "Apanga la luz": "para sobrevivir no hace falta vivir al filo de una navaja".
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