Lo han llamado El último baile pero es el primero, porque es su primer disco, digo, aunque estos tíos deben llevar ya unos cuantos pogos y can-canes en sus piernas. Son cuatro y con currículo en su ciudad, que no es otra que Gasteiz, y hablamos de la escena punk-rock, que de ahí, más o menos, vienen ellos. Se han unido ahora y se han puesto un nombre que huele a grasa y a ganas de dar caña de la de antes, de la de siempre, de la de aún, porque le imprimen brío y un buen popurrí de matices a sus canciones para que suene distinto y fresco. Por cierto, el nombre no lo he dicho y tengo que ponerlo en negrita, es Motosierra Diésel, y no sé si le calzan la tilde o no, pero yo, por si acaso, se la pongo que queda más enfático y correctamente escrito, aunque en el título les dejo sin ella, por si es así como prefieren.
El primer párrafo me ha salido intenso. Para compensar, el segundo lo hago informativo y frugal: el disco creo que se lo han autoproducido, salió en febrero de 2023 y lo grabaron en los estudios Itxura. He leído que con Fran Pérez a los mandos y la colaboración de Sergio de Disolventex y Javi de Freetangas.
Por cierto, que el disco lo han sacado en cedé y en vinilo, aunque en una corta tirada. Dentro, diez surcos en círculo. Nueve corresponden a sus nueve originales y han añadido una versión de los Ramones que han adaptado al castellano. Me fijo en los nueve originales, que sin serlo yo mucho, los describiría como rock and roll en píldoras de tres minutos (en algún caso más, claro, que llegan a la media hora de disco). Pero hay más, porque retuercen los patrones del rock and roll clásico (la pegadiza "Sharon", por ejemplo) y se van hasta los matices metaleros (el comienzo de "Para no pensar", igual), pasando por el punk-rock más autóctono y sin varices ("Ciega", diría). Tienen querencia por la riqueza. Me explico: puede que tiren de una base rítmica en línea recta, a veces, pero quieren y pueden complicar las estructuras, jugar con armonías, multiplicar los pliegues, colorear las canciones con muchos matices (y creo que es la tercera vez que uso esta palabra, así que saca el látigo y dale). Como pide el género, suelen abrir con la instrumentación haciendo prólogo, pero a veces también incluyen coda (la evocadora que cierra "La cara", otro buen ejemplo de la complejidad de la que hablaba antes, que van de la canción de cuna a la bruma intensa sin perderle el pulso al desarrollo).
Queriendo ser objetivo, que me cuesta, diría que destacan justo en lo que hay que destacar si se practica este estilo musical, creo yo, que tampoco es que me pueda arrogar la capacidad de dar lecciones, pero yo aprecio como le noto el nervio a la base rítmica, la afiladura a las guitarras, los coros se usan con eficacia, se encolan los estribillos para que adhieran y el batería pega bien cuando le da fuerte tanto como cuando lo hace con delicadeza. Tienen estribillos que se quedan, como el de "Silban las balas", donde quizás son más oscuros (también en "Lo mismo") y la voz se hunde en la instrumentación y así ganan, igual que, otras veces, bajan velocidad y turban el tono (como en "La serpiente"). Arrancan con redoble y prolongan con riffs potentes (como en "Nada") y la batería gana cuerpo en "Probablemente". A veces pueden recordar a La Polla tanto como a Parabellum, y no me quiero perder en más nombres en inglés y en castellano, en euskera y en esperanto, llenando una lista de parecidos razonables que no añade nada porque estos no parecen contentarse con seguir el camino de nadie. Tienen un buen trillo para quitarle el grano a la paja y jaja si haces aquí el chiste porque lo que quería decirte es lo que en realidad ya dije arriba y me cito a mí mismo que es lo más hortera que pueda hacer uno: "que suene distinto y fresco". Y bien ejecutado, añadiría. Y digo más: no como tus textos.
Por suerte, yo no los leo en directo, pero ellos sí. Y es que parece que lo que suena grabado tiene visos de ser fiel a lo que deben hacer en directo. No me digas por qué, pero es la sensación que me queda. Que si vas, lo que oíste es lo que te vas a encontrar. Si quieres confirmarlo, tienes una oportunidad la próxima semana, el miércoles, en el bar el Cuervo de Barakaldo, donde estarán para celebrar las fiestas del Carmen en la ciudad fabril. El año pasado fueron los de Zero y... porque no lo había, que si no se llevan el premio al bolo del verano. A ver si sus vecinos, este año, les toman el relevo y se llevan ellos también un premio que, insisto, no existe, pero que luego les quiten lo bailao.
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