Mira, te lo voy a contar todo del tirón, sin sacar la cabeza de debajo del agua, sin parar para coger impulso, hoy no uso el diccionario de sinónimos ni el corrector ni mis notas ni ese bono regalo para canjearlo por inspiración que me vino en un tetra-brik de vino para cocinar, nada de nada, voy a degüello, luego me lo pienso y me arrepiento, pero que quede ya por escrito y no haya vuelta atrás, va:
Que hace ya más de una semana, entre semana, alargamos la jornada laboral y nos acercamos al Pabellón Universitario del Campus de Álava para ver en directo a Lukiek. Ha pasado tanto tiempo que no hacía falta contarlo, pero lo contamos de todas formas. El concierto estaba programado para las siete de la tarde, se contaba con un pelín de retraso, pero, sobre todo, estaba claro que iba a terminar pronto, porque conocemos los horarios de esos edificios públicos, que los hemos sufrido en nuestras carnes, carnes magras y lustrosas, ostias, que allí nos presentamos porque había ganas de música en directo y porque a Lukiek los conocíamos de oídas y buenos comentarios, los vimos brevemente hace tiempo cuando actuaron por el pueblo, y de vez en cuando está muy bien salir de nuestra zona de confort y sentirte viejo y pellejo rodeado de gente joven y feliz que canta, baila, se las saben todas y cuelgan su memoria en el Tik-Tok o en Instagram, que a nosotros son cosas que nos suenan igual que el tambor centrifugando en una lavadora. La hora no sé exactamente cuál era, pero empezaron, y desde el principio, hicieron comentarios sobre el día de la semana que era y el tiempo que tenían, pero todo de buen rollo, con la ironía bien empleada, sin buscar justificar un repertorio que fue corto, pero intenso, bien resuelto, y digno de la fama y reputación que les precedía, que dije que era buena y lo repito, y no lo digo ni lo repito porque suenen en la radio o salgan en las revistas o en los muchos canales de la EITB, porque no, yo de eso nada, yo no me entero. Fíjate que, al final, Josu Ximun, vocalista y guitarrista, justo y afilado en sus comentarios, creando buen ambiente pero sin excederse en libertades incómodas y usando acertadamente el humor afilado, dijo que había llegado el momento de tocar la que todo el mundo había venido a escuchar, la que suena en la radio, "pues ya está, vamos", y la peña sonreía o se reía, o celebraba ya antes de empezar, y yo hacía lo mismo pero como en un tic nervioso para disimular porque estaba perdido y no me enteraba de nada. Ahí tienes una buena explicación para que entiendas el contexto y como sacaba yo los pies del tiesto.
Sí, no te creas, alguna canción ya reconocí, aunque igual me equivoco lo mismo porque no sé distinguirlas del todo. Pero a ciegas no fui, que uno tiene dignidad y un poco de criterio, y ya los habíamos escuchado antes y los escuchamos de nuevo un poco justo antes de entrar, como para estirar. Creo que oí "Eroan Zaitue" y "Fluoreszenteak" y "SnK" y "Kontuz!", que no sé si alguna de ellas es la de la radio, por cierto, que mezclo los tiempos. Pero, mira por donde, la última, la del bis, sí la reconocí. Se metieron en un berenjenal y salieron bien, porque el cantante se despedía, sin ganas, y el batería le dijo que podían tocar una más, y él se encogió de hombros y dijo, ah, pues mira, bien, pues vamos, pero se coló al preguntarle al público que cuál y la que le pidieron por su izquierda le voló la cabeza porque dudó si se acordaría de ella: "para que os pregunto", murmuró. Pero el bajista dijo que por el bien, y bien que fueron a por ella, que era, creo, "Hidrogenoz". Si me confundo qué más da, la reputación la tengo guardada en una caja fuerte en Suiza y no me acuerdo de la clave. Pero creo que era esa porque, en su día, no sé cómo, la escucharía en algún sitio o me la recomendaria alguien o quizás me la encontré por casualidad, lo que sea, pero sí que me la pinchaba en el coche y repetía como podía y a gritos aquello de "Ixenda bonbak hidrogenoz / eskopetak zertarako", porque a todos nos gusta, en algún momento, si crecimos por ahí, volver a los 90, ¿no? Que a mi oreja sonaron algo a eso, di Nirvana, si quieres, que yo digo los Pixies, pero también suenan luego a cuando nos dio más tarde por ir a Benicassim y ponernos a bailar con las guitarras afiladas, que si los primeros Delorean, que si aquellos que se llamaban Josef K, pero también a Fugazi y a Willis Drummond, o a cosas que hay ahora y tampoco conozco muy bien como Oki Moki, a hardcore punk y dance punk y todo tipo de punk, y hasta a Delirium Tremens o los Itoiz en las voces, y el cantante llevaba camiseta de Misfits y tal y cual, o sea que eso: rock alternativo o lo que ellos quieran, todo ahí, bien amasao. Pero el caso es que mola el mortero, que las canciones suenan macizas, bien, a veces vuelan, otras caen al peso, suenan alto, saben mermar y avivar el ritmo, suenan claro y contundente, con un batería descalzo, tocando en calcetines y levantando el brazo hacia el techo antes de soltarle el guantazo al parche, que sus brazos parecen los de un skydancer en medio de un tornado, con el guitarrista y vocalista tentándose la campanilla para hacer efectos y revisando la pedalera como si fuera una mesa de mezcla porque la tiene elevada, colocada encima del Orange y el bajista a su pedo, bailando y sembrando clímax por el suelo, timbrando muy bien las canciones. Vamos, lo que viene a decirse, gustura, que lo dijo Josu Ximun mismamente. Breve, que sabe mejor. Luego no sé qué más pasó porque también fui el primero en irme que había que conducir cuesta abajo hacia la costa y me ha quedado la cosa así, como quien se arranca el esparadrapo de un tirón, como el que aprende por primera vez el significado de la palabra exabrupto, un poco bruto, brusco si quieres, si quieres vienes y me pides que me disculpe, que lo hago, pero pasado ya tanto tiempo, que quería contarlo bien pero no veía el momento y la forma, era así o no era y he querido que fuera, fuera me voy, a la calle. Agur.
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