Fiasco Review!!: Lo sabes bien de Eh, Mertxe!

 


Primera cosa a confesar: aún no tengo el vinilo. He tenido que escuchar esto por el frío canal del bandcamp, y cuando se partían los corazones, por la resbaladiza plataforma del YouTube. Pero es que ya fue Navidad, se acerca el final del año, y como todos los años desde que hacemos esto, siempre que se acerca el fin de uno nos entran las prisas por recomendar cosas antes de que se agote el plazo. Por suerte, un alicate que toca la guitarra por encima de la cintura, me ha pasado las fotos del artefacto, y con eso y con lo que me queda de imaginación, me las he arreglado para disfrutarlo, casi casi como si tuviéramos el tocino en la mano. 

Y es que una cosa te digo, hasta escuchándolo como lo he escuchado yo, acabas con las manos llenas de pringue, se te pone la nariz dulzona del olor a choto. Tiene sudor y grasa la cosa hasta si la catas con abrelatas, como he hecho yo. Y, que se me entienda, no me estoy metiendo con los hábitos de higiene de los cuatro miembros de la banda, ni con sus dietas alimenticias, es que hacen rock and roll y el rock and roll se dice que debe ser así, que exude y supure, y las diez canciones que han reunido aquí a fe, pardiez, que lo hacen, y vencen a cualquier formato con reparo porque están bien preñadas de manteca y fibra. 

Ese es el primer acierto. No sé si lo han buscado, pero, desde fuera, suena a que han dado con la tecla. Si no lo sabías, ahora, lo sabes bien, que esto que escuchas es Eh Mertxe! y si te dejas de mercedes y privilegios y te amancebas con la gente buena y llana del rock and roll esta va a ser una buena banda sonora para acompañarte. En directo, eran ya una banda potente, de patrón clásico, con estribillos pegadizos, letras sin edulcorantes, de las que te hacen pasar una hora y pico de catarsis que te sirva luego para sobrellevar la rutina. Ahora, esa energía la han puesto en píldoras. O en supositorios, si quieres, porque da igual cómo te lo tomes, el rock and roll te entrará en sangre por la vía rápida. 

Sin más metáforas estridentes, los datos patentes: es su primer larga duración, pero no su primer trabajo. Lo han grabado con Martín Guevara en Silver Recordings, y algo habrá tenido que ver en que todo se note tan lubricado. Lo sacan a pachas Folc Records y Discos Invertebrados. Los segundos merecen atención por el trabajo que están haciendo con el talento de La Rioja y alrededores. Los primeros son un triple salto y con tirabuzón para los Eh Mertxe!, que pasan a sumarse a una lista con peña como Asteroid B-612, Johnny Casino, Los Chicos, Daddy Long Legs, Los Deltonos, El Gobierno o Señor No. Y no hemos mencionado ni a la mitad. Estar ahí es... llevar ese sello en portada es como llevar la etiqueta negra en la pata de un jamón si haces rock and roll. 

El disco se titula Lo sabes bien, que ya lo he deslizado por ahí a modo de publicidad sumergida, y ellos, eso ya lo sabes bien, sí, se llaman Eh Mertxe! La portada, colorida y ajetreada, sirve también de anticipo, al igual que la contraportada, para que sepas bien qué te vas a encontrar dentro. Y es que se les ve a ellos haciendo el chorra, o lo que sea, mientras se acompañan de una colección de vinilos, entre los que, entre otros, se intuyen trabajos de los Stooges, los Fleshtones, los Fuzztones y hasta de Kuraia, a los que luego se escuchará también, como inspiración, en el interior, en el contenido. Por poner un ejemplo, se ve claramente como uno de ellos sujeta el The Second Wave de New Race, esa banda donde se reunieron, nada más y nada menos, Rob Younger, Deniz Tek, Dennis "Machine Gun" Thompson, Ron Asheton y Warwick Gilbert. Por dentro, hay ceniceros, calaveras, jacks de guitarra, guitarras, botines y más cosas que no puedo explicarte, todas dibujadas para acompañar a unas letras que dibujan un interés por lo mundano, un ejercicio liviano de rima sin caer en la tapicería recargada, apegadas a una filosofía, llámalo si quieres, que precede o procede de todo lo que rodea a ese rock and roll que aquí, más que música, o solo música, se materializa en algo más robusto y complejo. 

Y, como ejemplo, valga el verbo bailar, que se usa en varias ocasiones, y, en todas, con un matiz distinto, que, en cualquier caso, supera lo que puede indicar el mero hecho de practicarlo. Bailar ya aparece relacionado con cierta manera de encarar la vida en la canción que da título al disco, "Lo sabes bien". Lo mejor que se puede decir de ella es que termina tan rápido que es imposible no volver a escucharla. Ritmo sugestivo, riff machacón, las sílabas bien cabalgadas sobre los platos. Podría ser una receta. Pero la receta la tienes en la primera, "Negociante", que sabiendo que el disco lo concibieron para vinilo, entiendo que el orden está bien pensado y no es casualidad que abra la colección: comienzan tentando el bulto, oscilando la electricidad suelta, para luego encadenar uno de esos recitados acelerados y espinosos que escupen en la cara del oyente, a quien espetan y le dejan las cosas claras, y entra el riff a trepanar y ya se oye la primera onomatopeya con el hey hey hey para envalentonar (luego, en otras, habrá yeah, yeahs, y aaa, aaas, y hey hey heys de nuevo junto a wow wow wows y yay yay yays); más: letra que no se anda con monsergas ni medianías, bien usada la repetición, guitarras que vuelan a su pedo, base rítmica a pilón y abriendo senda. Ahí lo tienes, en una canción: rock and roll. 

Y el resto del disco sigue ese camino. En "¡Qué más da!" ya lleva el título la exclamación. A falta de un riff, son dos. En "Arrasa todo" dibujan uno de esos perfiles de mujer tan típicos de las letras de rock and roll, que yo, de verdad, y mira que frecuento varios, nunca me he encontrado en ningún bar. Literatura de tugurio en la que consiguen recordarme a los Tiparrakers por lo mucho que cantan y lo rápido que lo hacen y cómo todo encaja perfectamente en el verso. "Ácido es tu ser" igual es un pelín más lenta, bailar vuelve a tener su rol, con un matiz más nocivo, y tiene otro de esos puentes tan suyos donde la instrumentación parece reforzar la historia de la letra, en este caso, los pliegues del tiempo y el amor, creo. "27" es casi surrealismo, rock and roll con humor y con vacile y una línea de bajo que juega con la historia del género. 

Y por cambiar de párrafo y destacar algún matiz distinto, que los hay, incluso entre las que he intentado meter con calzador en un mismo cajón, alguna sigue el mismo patrón, como "Phantom mover", pero es una road song en inglés donde el bajo palpita por debajo como si fuera el ruido del motor.  También hay algo distinto en "Jakingo bazenu", donde he querido escuchar a Kuraia, y era fácil hacerlo aunque solo sea por el cambio de idioma, que ahora se pasan al euskera. Hay algo que no sé explicarte que me lleva a decirte que parece que jueguen entre el hardcore y el blues sin abandonar el punk-rock. Mola el frenazo con la batería en marcha y el bajo amenazando y ese final demoledor donde lo bordan. La letra, además, se destaca porque permite la interpretación, puede ser íntima y específica y hablar de alguien en concreto, pero también se puede tomar como un homenaje a toda esa música que escuchamos creciendo y que nos fue modelando como si de verdad fuéramos arcilla. También suena algo distinta "¡Oh, señora!" porque parecen, por momentos, los Uncle Tupelo y, de nuevo, se desliza una historia que para completarla exige que tú llenes los huecos. Finalmente, la más diferente, y me quedo calvo detrás de las orejas, que decía mi abuela, es "En la vid", con ese paso marcial, imágenes de barro, llagas en las manos y espaldas tronchadas para hablar de la situación laboral en el campo, en un campo muy concreto. Usan las guitarras más limpias del disco y se agrava la elocución, en una canción que parece acercarse al ska punk más comprometido. Por decirlo de alguna manera, a medio camino entre "En la plaza de mi pueblo", pero más en la versión del Coro Popular Jabalón que en la de Reincidentes y la poesía de lucha obrera de Knutna Nävar pero a través de Baboon Show. 

No tengo tiempo ni para repasar ni para recapacitar. Luego igual me arrepiento de mucho de lo que haya escrito pero se me echa el tiempo encima y de lo que estoy seguro es de que si te gusta el rock and roll de lo que no te vas a arrepentir es de acercarte a ver un bolo de los Eh Mertxe! y, hasta que puedas, bien puedes ir entrenándote con este disco donde han sido capaces de encapsular su sonido. No te creas, también hay matices, detalles de producción, la oportunidad que te da lo grabado, que no debes dejar pasar. Pásate por Lo sabes bien, joder, saldrás, como mucho, necesitando una ducha, pero que te quiten lo bailao. 

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