Fiasco Review!!: Lautada de MICE


 

Pues, a veces, sucede que, desde fuera, sin que ellos se enteren, celebramos que la gente se encuentre y nos regalen deleite e inspiración a partes iguales, sin que ellos se enteren, sin que ellos lo sepan. Que Miren Narbaiza se haya juntado con Joseba Baleztena, desde fuera, nos parece una conjunción tan mágica como la que dicen que se produce con las estrellas. Y así sucede MICE. Que si lo pronuncias en un inglés que quiere sonar bien, a lo que suena es a "maiz", la locución en euskera que podría simbolizar lo que nos ha ocurrido con este disco, porque no hemos podido dejar de escucharlo, "a menudo", "frecuentemente", tantas veces que no nos hemos cansado porque la planicie es extensa y en cada expedición encontrábamos algo nuevo. 

El disco se titula Lautada y contiene ocho canciones. "Lautada" es también el título de la última canción, la más escueta, repleta de hueco y viento, donde solo está Miren Narbaiza y su guitarra. Un buen cierre para un disco que no se puede hacer corto porque tiene un mundo tan intenso y dinámico dentro que obliga al regreso. Lo grabaron en Gakobeltz Hit Faktoria y cuenta con un montón de colaboraciones: gente de la cuadrilla de Joseba B. Lenoir como Iñigo Telletxea o Ilargi Agirre, de la de Joseba Irazoki, como Ibai Gogortza, todo un Mikel Abrego, al que suena a poco relacionarlo solo con Fermin Muguruza y Anari, Iñaki Urbizu "Pela" y Julen Postigo de Víctimas Club, Felix Buff de Willis Drummond y más, Libe García de Cortázar y Jon Basaguren, antes en Izaki Gardenak y hace poco en Pasadena y otros más que queda feo que no incluya en la lista pero algo tengo que dejar para que rebusques tú entre los créditos y descubras a los culpables de todo este enorme espacio musical que construyen con sus contribuciones. 

No somos de comparaciones ni etiquetas, pero si quieres que te digamos dos extremos para que sepas por dónde se puede mover esto, me atrevería a decir que MICE puede ir de Brittany Howard a Courtney Barnett sin perder el norte. Alma y rasmia que se ponen al servicio de unas letras inspiradas y poéticas, llenas de imágenes poderosas y palabras con raíz que Miren Narbaiza consigue hacer epidérmicas, elevadas, que se hilvanan perfectamente con la música. El ritmo y la frase se preñan de pliegues, creando un misterio macizo que a veces es gaseoso y otras veces compacto. Un trabajo de orfebrería que se deja degustar con cercanía y emoción. 

Hay sintetizadores, percusión, voces en muchas dobleces, cuerdas de diferentes tonalidades, vientos. A veces las canciones se arrastran hasta que se elevan o se enmudecen ellas solas. "Ernaltzen", por ejemplo, hipnotiza. La primavera parece que no llega nunca en el invierno de "Negua udaberrituko da", pero se está abrigado y cómodo en esa humedad, con guitarras luminosas y una batería emocionante a la que envuelve un eco eléctrico en el fondo. "Inor begira izanda ere" danza. La voz de Iñaki Urbizu "Pela" agranda. El piano de Julen Postigo la expande. El bajo siempre detrás, como una pulsión permanente. Parece que habla de permanecer fiel a uno mismo, incluso en los peores instantes: "inor begira izanda ere berdin egin nahi nuke." "Aurpegira begiratu" ejecuta lo que evoca la letra: se mueve por planicies cómodas, pero, sobre todo, por caminos abruptos y empinados. Y sale airosa, sobre una batería agitada y el saxo que punza. No sé si es eso, pero, para mí, "Mintzaira" habla del peso de lo que heredamos, de la resistencia a lo que nos imponen. Empieza fatigada y va elevándose con placidez y demora. La iteración es fundamental, en la poesía y en la música: "Zer dugun irentsi" demuestra cómo la expresión torna los versos, que se repiten, pero nunca son iguales. La electricidad abraza el caos hasta la elevación más clarividente. "Margotu pareak" es volátil, gaseosa; en "Lautada" el llano crece como un refugio que no se abandona. 

No tengo muy claro, para qué mentir, si el disco ha sido ya publicado en físico o no. Yo lo he escuchado en digital, desde el bandcamp, y he vuelto a cruzar esa llanura varias veces como si supiera que no me iba a llevar a ningún lugar porque quería estar ahí. MICE maiz. 

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