Nuevo Campamento Católico y Catecismo Rumano en concierto

De cintura para arriba, collage con todos los protagonistas

A estas alturas, no debería sorprender que diga lo que duró, ¿no? Te lo digo de todas formas: quince, veinte minutos. En lo que cueces la pasta, ya te han dado un concierto. Según me contaron, se tiraron el triple con la prueba de sonido. Lo que tiraron fueron octavillas, casi al final del bolo, proclamando el advenimiento del progreso, con un hombre grueso y condecorado a modo de ilustración. Si hubieran nacido ellos en medio de la Ilustración, al siglo XVIII, en lugar del de las luces, le hubieran llamado el de las ráfagas de luz. Así de efímeros son. 

Sí, que sí, joder, que son ellos. Hablo de Campamento Rumano

Atacaron con "Lo saben todos menos tú" y Vito ya se bajó del escenario. Ya sabemos que, mientras canta, camina más que un peregrino jacobeo, y quizás por eso sale con pantalón corto de deporte, como sus compinches, que volvieron a ser cuatro, pero a dos los han cambiado. Era el primer bolo que les veíamos con nuevo guitarrista y otro baterista, y, la verdad, sin querer hacer comparaciones odiosas, sonaron más rotundos y firmes. Si te dan un papel para que les firmes, no lo hagas nunca. "Coca Cola en Angola" fue la siguiente, pero Enduras pide que se pare la cosa porque no escucha su teclado. Se lo suben. Es la primera vez que vemos a los Campamento hablar con la mesa de sonido. ¿Se han hecho pros de golpe y porrazo? Porrazos y guitarrazos con "Néstor" y "Divorciado y sin custodia". Hay gente fagocitada por el pogo y artistas agitadores que han decorado las paredes con cuartillas de papel con soflamas a bolígrafo. Han puesto una hasta en el pie de micro del bajista, que se ríe como torcido, cuando lee lo que hay escrito. Al salir al escenario, tuvo que darle la vuelta a los setlist colocados en el suelo, porque alguien con un recio sentido del humor se los torció antes. Pero nada les detiene y arremeten con "Fumador y menor", "Humanos programados", "Comunista", "Mi secta mola más", "Sigue Sigue Kim", "Ser tirano es lo mejor"... Escritas en línea cansa leerlas, es su discografía entera, pero en directo se pasan volando, salen como los condones de la caja, empaquetados en hileras que solo se distancian por una débil línea de puntos. Con la del tirano, más o menos, le da por el baile a Enduras, que tuerce las muñecas, comba las rodillas, pone el pompis en pompa. No esperan a que vuelva detrás del teclado y sus compañeros ya han arrancado con el final, tan apoteósico como lo puede ser el resto, porque el clímax no se diferencia en nada a lo anterior, aquí ni hay inicio, ni nudo, ni desenlace, lo que hacen es tocar "Soy tenista y no comunista", que enardece a los pocos que quedaban sin reaccionar, "Nazis invertidos", que viene a ser lo mismo que "Néstor" pero sin toalla, y la parábola final de punk mongólico con "P.i.s.s." Empezaron tarde y terminaron pronto. 

"Mejor que se suspenda", ponía en la cuartilla que colgaron de su pie de micro, pero a Kañon, bajista de la banda, le daba igual. Antes solía vestir una gorra de béisbol en la que Itxaso ("Lo mejor del concierto: las camareras", ponía en otro cartel, y nadie puede decir que mienta) le escribió en el panel del frente lo siguiente: "Nunca debisteis debutar". En esta ocasión, calzaba una de 7Up, porque es así, siempre con la moda juvenil y la cultura popular. De hecho, vestía para la ocasión una camiseta original, porque tiene su miga, ya que no es solo que aparezca Kaoru Betto, un antiguo jugador de béisbol nipón, sino que la camiseta es famosa porque la vestía El Nota en el Gran Lebowski, aunque Kañon se acordara de ella antes del concierto porque se la vio puesta al cantante de los Dickies en un video añejo. Por cierto, después del bolo ni se la quitó, para qué, no le había dado tiempo a sudarla.  

Carteles y camisetas dieron para enlazar su concierto con el que vendría luego. Y es que al subir los siguientes, se acordaron de sus predecesores, confesando que les había impresionado lo hecho y que cualquiera subía luego a superar lo anterior. (El humor corrió a borbotones durante toda la noche).  Gonzalo Ibáñez se acordaría de la camiseta de Afrika Korps que vestía Vito para presentar una de sus versiones y, en un momento de reposo, intentó leer uno de los carteles pegados en las paredes. No fue el que ponía "Campamento Roñoso" ni el que decía "Kalimotxo en Angola" ni el que comparaba a Campamento con otros, "The Wizards rumanos", ni el que pedía que volvieran a tocar en un Kebab donde pusieran música de BAP!!: "Volver a tocar en un Kebap". Fue el que decía algo sobre lluvias doradas y los Putakaska. Pero, de lejos, no pudo leerlo bien, y, además, arrancó la canción y se giró para cantarla. Igual lo mejor es que yo haga lo mismo, y empiece también a contar lo del segundo turno. 


Mira hacia allí...



... y lee esto


Y es que luego pasaba que volvían de nuevo al pueblo los NCC, que vienen desde el otro lado de la AP-8, pero son yo casi como de casa, después de tantas visitas que nos han hecho y del cariño que se les tiene, que se podía medir por el fragor en la primera línea, las sonrisas sudorosas al salir y la energía con la que se cantaron a coro algunos de sus estribillos. Anunciaron desde el principio que este iba a ser el último de sus conciertos por un tiempo, creo, con lo que guardaremos el recuerdo con ganas hasta que vuelvan a darnos otra ración. 

Fueron de menos a más, me pareció, pero en todo momento se mostraron vigorosos y cercanos, bastante dicharacheros. Gonzalo Ibáñez, cantante, departió con la gente desde el borde del escenario, hablando de todo un poco. Nos contó, con ironía, que ya no queda nada del Pasaia de antes, y que menos va a quedar cuando les pongan "un pantalán muy cuqui". También se habló de pintxos y defendió lo suyo: "¡no me compares, joder!" Por hablar, se habló hasta del culo de Arturo Ibáñez, guitarrista, que según su hermano es de yonki, que se sube los pantalones más arriba que Bon Scott. Lo dijeron ellos, no yo. Al parecer, se asperjó la cerveza, se le empapó la camiseta, y el guitarrista acabó tocando con el torso desnudo, cosa que creo que dijo que no le había pasado nunca antes o que, al menos, no le pasaba a menudo. 

Gonzalo Ibáñez no posó ni la cerveza para cantar la primera tanda, arrancando con "Aquí llega dios", "La huida" y una de las nuevas que sacaron en esa serie de singles con las que nos hicieron más llevaderos los días de cierres perimetrales, "Queremos la verdad". Para la primera versión en inglés que cantaron se acordaron de Vito y su camiseta de Afrika Korps porque se trataba de "Kiss of the Rat" de The Gizmos, donde también trabajaba Kenne Highland. Bien hilado. Y mejor hilado aún, que luego llegó uno de esos estribillos efervescentes de los suyos con "Noise!! Noise!!" y cierran la segunda terna con "Mezclando los problemas con alcohol". Antes del "Rock a la Radio" de Bijou, pegadiza, suena "No soy un criminal" y después otro de esos legados para enfermos del rock and roll, "Tú y yo podemos comprenderlo". Ya no hay marcha atrás cuando se lanzan a por el descenso con "Prefiero estar en el suelo", le dan al blues con aquella que hicieron con Kurt Baker, "Quarantine Blues", y rematan con "Incontrolable", que la gente ya levanta el puño en todas direcciones. Queda la traca final, para la que usan el humor como herramienta de crítica social, ya que hablan de pirarse a comer barquillos a Donostia antes de lamentar la burbuja inmobiliaria de la ciudad y sacarse de las tripas esa versión que les queda como anillo al dedo, el "Killin' the City" de Flyin' Spiders. El subidón se sublima con dos seguidas, "En llamas" y "Odio la velocidad", que, como para cerrar el círculo, vuelve a cantar Gonzalo Ibáñez con la cerveza en la mano. 

No estaba todo dicho. Y la gente lo sabía, que allí seguían esperando más. Animal intentó una vez volar sobre las cabezas de los demás, y a la suya se llevó las manos Gonzalo al verlo, porque hay que coger todo ese peso, y no salió bien. Pero insistió, porque Josu siempre está ahí, en primera fila, dando lecciones de lo que tiene que ser el rock and roll en directo desde la platea, que habría que ponerle vídeos suyos a los muchachos que cursen la asignatura de primero de pogo en la universidad. Se tiró otra vez desde el escenario y, esta vez sí, pudo sostenerse aunque fuera un rato. Mikel también voló, aunque no sé si lo hizo por voluntad propia. Y, esta vez, a Javi Rubio, le dejaron tranquilo en el suelo. Y eso que se elevaron los pies y los puños de nuevo con ese doblete a modo de tirabuzón final para decir adiós, en el que encadenaron "Detrás de tu mirada" y "Soy un aberrante". 

Otra más. Y ya van... Van a pasar por nuestro lado todas las modas del mundo, y todas las músicas que las romantizan, y los Catecismo seguirán ahí, haciendo lo mismo, sin que nos acabe de saciar. Los otolitos se me dieron la vuelta de tal manera que el vértigo no me dejó situarme: ¿fueron los Nuevo Catecismo Católico y los Campamento Rumano? ¿O los Catecismo Rumano y los Nuevo Campamento Católico? No lo sé, qué sé yo. 

Comentarios