Fiasco Review!!: Ascendente vertical de Huracán Rose

 


Van a buen ritmo estos chicos, firme y recto, con el grijo y las revueltas necesarias para que no resulte todo demasiado limpio y laxo. Pero van a buen ritmo, que desde que sacaron aquel primer Canciones bélicas para días de paz, no han parado y ahora nos vienen con su cuarto trabajo, Ascendente Vertical. Para que quede claro desde el principio, te lo digo aquí y lo pongo en negrita. Hablamos de Huracán Rose 

Aquel primer trabajo, allá por 2017, contenía cinco cortes que ya mostraban las costuras del traje: rock and roll elegante, de canciones macizas, partes vocales viscerales, letras de ambiciones poéticas y buen sonido (teniendo en cuenta que tenía aspiración de maqueta). Un par de años más tarde, sacaron Rara Avis, ahondando en el cuidado gráfico, con nueve cortes nuevos y ganando filo y prestancia. En 2020, se metieron en los estudios de Martín Guevara y le dieron una vuelta a un tema de Rara Avis, "Vértigo", que sacaron en formato single junto a un tema inédito. La verdad es que el resultado fue muy efectivo y las expectativas quedaron altas. Igual por eso miran hacia arriba con este nuevo trabajo que sacan ahora, dos años después, y lo llaman Ascendente vertical. O igual es por otra razón. Casi seguro que es por otra razón. Yo también lo creo, y luego igual lo explico. 

El disco ha sido grabado en South Pole Studios, se lo distribuyen ellos mismos, si no me confundo, y cuenta con el grafismo de Meri Cris Arregui, quien, y espero no equivocarme porque escribo de oídas y eso siempre es peligroso, ya había hecho cosas antes para los Negracalavera. Después de la maqueta, el larga duración Rara Avis y aquel single que sacaron con La Familia Revolución, a este se le llama también LP, lo han sacado en formato cedé, lo van a sacar en vinilo, y viene con diez cortes dentro, bien ordenados, de manera que parece que empieza y termina con sentido. 

Hasta aquí, lo descriptivo, que debería ser lo que realmente te interesara; a partir de aquí, la glosa, lo subjetivo, que debes cogerlo con reparo y ponerlo en tela de juicio. 

Creo, de manera general y puede que resumida, que al disco se le ve mucho trabajo de cuerdas, algo que ya hacían antes, con dos guitarristas que saben jugar al equilibrio y utilizar los contrastes. Hay canciones que se nota, o yo me creo que lo noto, que nacen de un riff. El riff, en muchas, parece el centro gráfico del mapa de la canción. Pero también con el instrumento de las cuatro cuerdas se ha ganado prestancia. Y, sobre todo, protagonismo. No puedo ser tan específico y dejar fuera los otros dos instrumentos, que siguen siendo claves: una batería que sabe ser versátil, a veces hacer el ritmo a rodillo y otras veces tirar de platos para resultar frágil y evocadora; y, por supuesto, la voz, que juega con la elocución de las líneas para darle significación al contenido. Todo esto, insisto, ya lo habían hecho antes. Y lo que veo aquí es que ahora lo hacen con más raíz, con menos afeite, sonando mucho más a como suenan en directo. 

Si escuchas el principio y el final, "Dulce y oxidado" y "La última noche", no te hará falta preguntarle a nadie cómo suena esta banda si vas a verlos por primera vez a ciegas. Suenan así: no han inventado nada, rock and roll del pulido y pujante, que antes hicieron los suecos, los americanos, que se ha hecho universal. Esto que tienes aquí es lo que te vas a encontrar en el directo: riffs compactos, estribillos acentuados, caña en línea recta, un ligero tono épico al que también acompañan las letras, alusivas pero carnosas, y buen trabajo de los coros, donde han ganado bastante. 

En la misma línea andan otras del repertorio, como "Brujas y diablos", aunque más reposada, y usando bien el puente; o "Días de gloria", donde también reducen la velocidad; o en "Virgen de los suicidas", donde parece que a la canción le va creciendo el ritmo de la misma entraña; o incluso "Febrero", que es un puto rodillo, donde se aprecia el esfuerzo al locutar ciertas frases de manera expresiva, en una letra epidérmica, repleta de heridas, fantasmas y todas esas llagas y espectros (simples sinónimos de lo anterior) que emergen cuando jugueteamos con el tiempo. Hay mucho de eso en las composiciones, de ese "vis a vis" del que hablan en "Manual de emergencias", mucho mirarse reflejado en el espejo, trasegado por el tiempo, para enfrentarse a "otro sálvese, otro sálvese quien pueda", pero siempre saliendo a respirar a la superficie, siempre aguantando las ostias de pie, siempre vociferando la resistencia. Probablemente, de ahí venga lo del Ascendente vertical, más que por lo anterior. Como le dice Buster Moon a Eddie, y luego Eddie a Buster Moon, y perdonadme que use referencias de dibujos animados, pero tiene su relación con la música: "You know what's great about hitting rock bottom, there is only one way to go, and that's up!" No hay ese buenismo de incienso y Paulo Coelho en estas letras, pero la esencia del pégame que no me vas a tumbar, si parece que une las letras con los púgiles de la portada. 

Pero, si quieres que sea sincero, que es lo que intento siempre aunque sea a cambio de mostrar mis defectos, a mí me gusta cuando se ponen raros, diferentes, cuando no sabes por dónde te van a salir, cuando el rodillo se desmonta, cuando te montas y no sabes a dónde te llevan. Por eso me sigue gustando 5.04. Por eso me quedo con el vacile y el dinamismo de "Detrás de ti", con otro intenso, pegadizo y largo estribillo marca de la casa, guitarras que ganan en misterio y la colaboración de Iratxe Pérez a las voces, que le da aún más ímpetu y residuo a la letra. Igual que me escucho una y otra vez los primeros treinta segundos de "Fuera de los mapas", que, aunque no se parezca en nada, me recuerda al comienzo del "Waiting Room" de Fugazi, a los Willis Drummond más cautivadores, que te metes en el meollo por la cuerda elástica de la línea de bajo y emociona no saber a dónde te van a llevar. Mola el parón lleno de luz. Igual que me apunto la tensión que recorre "El brillo de tu ausencia", porque, ya que mencionan a Alejandra Pizarnik, parece que, como decía ella en un poema que no recuerdo pero me quedé con esa imagen, van "a mendigar fervor", y en la emoción de intentarlo, a menudo, surgen las mejores canciones. 

Al final de Sing, la película de la que citaba antes un diálogo, todo el mundo es feliz, se aplaude mucho, y solo el ratón Mike queda pendiente de resolución. En este disco, el aplauso queda pendiente, la resolución aún está hirviendo, y del corte uno al último se disfruta el recorrido y el intento. Luego ya, si eso, otro día hablamos de Sing 2 o, mejor, de lo próximo que hagan los Huracán Rose. 



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