Cabecera: Vamos a hacer el agosto con la nostalgia más impúdica. Salimos huyendo tan rápido de la rutina que nos trajimos solo de depósito el disco duro del portátil. Así que nos vamos a pasar el verano escuchando música que podríamos llamar antigua, subjetiva y objetivamente. Y en un ejercicio de reciclaje patético, vamos a mantener el chiringuito abierto hablando brevemente (nunca más de 30 líneas) de discos que en su día machacamos y que hacía mucho tiempo que no oíamos. Se nos verán las vergüenzas, pero a quién le importa en esta época de verbenas y barbacoas, ¿no? De etiqueta aglutinadora, un chiste malo marca de la casa pero refrescante: Tinto de Fiasco!!
Perdona que me ponga intenso, pero de los Dirtbombs todo es bueno. Hasta The Gories, que era/es el proyecto paralelo (o el proyecto paralelo eran/son los propios Dirtbombs) que tenía/tiene Mick Collins, guitarra y voz de la banda. Cualquiera de sus decenas de singles y su más de media docena de discos... todos son buenos. Sus versiones, sus canciones propias. Elige entre sus dos baterías, me da igual. Entre el bajo y la guitarra barítono, es lo mismo. De "Vixens in Space", la canción que abría su primer disco, Horndog Fest, publicado allá por 1998, hasta la versión del viaje ácido de Ray Columbus, esa "Kick Me" que grabaron para Cass Records en un split con Soledad Brothers en 2016 y que creo que es lo último que han grabado y que ni tan siquiera he escuchado... Todo es bueno. Aunque no la haya escuchado, también bueno. Tiene que serlo. Cualquier cosa que graben los Dirtbombs es bueno. Ya veis, qué objetividad. No tengo criterio.
Sí tengo mis favoritas. No sé. "Cedar Point'76", por ejemplo. "I'm through with White Girls", por ejemplo. "Chains of Love", "Ode to a Black Man", "Noise in this World", "Jolene"... Todo, joder. Acabaría por escribir todos los títulos de su discografía.
Esta semana me ha dado por volver al del título más raro: el Ooey Gooey Chewy Ka-Blooey!, que, por supuesto, tengo que leerlo para saber escribirlo. Normalmente, lo mío es su punk-rock en Horndog Fest o el que casi le gustó a todo el mundo, Dangerous Magical Noise. O cualquiera de esas canciones que no sé de dónde vienen pero las tengo por ahí. Pero para esta semana me ha dado por el bubblegum pop de este disco, donde todo es pegadizo y se te van los brazos, y te pones dulzón, verbenero y hasta un poco sicalíptico: "Sugar on Top", "Sunshine Girl", "Crazy for You"... Cualquiera alegraría las alergias del más apático del sarao, pero vamos a elegir otra, la que cierra el disco, si no me confundo, y que puede que sea la más Brian Wilson del lote, "We Come in the Sunshine":
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