Cabecera: Vamos a hacer el agosto con la nostalgia más impúdica. Salimos huyendo tan rápido de la rutina que nos trajimos solo de depósito el disco duro del portátil. Así que nos vamos a pasar el verano escuchando música que podríamos llamar antigua, subjetiva y objetivamente. Y en un ejercicio de reciclaje patético, vamos a mantener el chiringuito abierto hablando brevemente (nunca más de 30 líneas) de discos que en su día machacamos y que hacía mucho tiempo que no oíamos. Se nos verán las vergüenzas, pero a quién le importa en esta época de verbenas y barbacoas, ¿no? De etiqueta aglutinadora, un chiste malo marca de la casa pero refrescante: Tinto de Fiasco!!
Básicamente, después de tantas otras cosas, había ganas de esguinzar el cuello y escuchar algo de punk. Hacía mucho que no me tragaba esto y casi no recordaba por qué, por qué era leer Pure Hell y ponérseme las puntas de los pies mirando para el techo.
Ya lo he hecho un par de veces esta semana. Yo solo, encerrado en la habitación, cuando los demás están lejos del radio más estrecho, volviendo a la flexibilidad paroxística de la adolescencia, aunque solo sea unos minutos, hasta que se me sube una bola, me cargo la bombilla de la mesilla, o me rechinan todos los huesos que había vuelto a estrenar.
Pero, en la oscuridad, en la intimidad, molan estas anacronías que a nadie debería confesar.
Hasta los colores del rotulado en la portada (vaya foto, hay que verla al detalle, ¿eh?), y el legado de la música, en parte, me lleva de vuelta al pueblo.
Sería fácil elegir "Noise Addiction". Sería curioso elegir "The Boots Are Made for Walking". Sería la ostia elegir "American". Pero voy a elegir "No Rules" por todo lo que he dicho antes sobre el tiempo y la edad.
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