Cabecera: Vamos a hacer el agosto con la nostalgia más impúdica. Salimos huyendo tan rápido de la rutina que nos trajimos solo de depósito el disco duro del portátil. Así que nos vamos a pasar el verano escuchando música que podríamos llamar antigua, subjetiva y objetivamente. Y en un ejercicio de reciclaje patético, vamos a mantener el chiringuito abierto hablando brevemente (nunca más de 30 líneas) de discos que en su día machacamos y que hacía mucho tiempo que no oíamos. Se nos verán las vergüenzas, pero a quién le importa en esta época de verbenas y barbacoas, ¿no? De etiqueta aglutinadora, un chiste malo marca de la casa pero refrescante: Tinto de Fiasco!!
Se le llama shuffle, ¿no? O igual no. Pero sí, eso es lo que hago, pasar de una a otra sin miramientos. No conozco la discografía de Nina Simone, lo siento. Tengo algún vinilo en casa, pero en la maraña digital siempre he sido picaflor, yendo de una canción a otra sin mirarle las hechuras a la colección. He tirado mucho de verybests y cosas así. Y así sigue siendo. Pero siempre está en el fondo del armario y siempre emerge, todas las semanas, sin falta, siempre llega la ración, la dosis de Simone.
He de reconocer que haberla elegido hoy se debe simplemente a que no sabía qué elegir hoy y he tirado de comodín. Mañana prometo más compromiso con este proyecto baldío que solo pretendía llenar algunas horas vacías de este soleado y deshidratado agosto. Me llevo los auriculares en el bolsillo, y mañana volvemos con más apego.
Hace unos días terminé de leer Cara de pan, y, si lo has leído, sabrás que Nina Simone juega su papel. Y si no lo has hecho, igual te llama la atención y lo lees. Y, si ninguna de las dos, también vale.
Poco puedo decir de los veinte temas seleccionados aquí. Más por pereza que por otra cosa. Podría tirarme el moco y hablar de lo que cuelga de los álamos, pero ha salido el día soleado y prefiero elegir algo con menos duelo y más consuelo, más sorna fina y movimiento glotón, con esa belleza llena de espinas que tan bien lucía en su voz y en su piano.
Si jugara a eso de la isla desierta, y a pesar de la escuela que me han dado años y años y años de rock and roll y punk en vena, si jugara y alguien me pidiera que eligiera una canción para llevarme tan lejos, es probable que no pudiera evitar elegir el "My Baby Just Cares for Me". Así que aquí y ahora, que ruge el mar y se disipa el horizonte en un vapor de lazulita, empecemos el día alentando a los tobillos y con una media sonrisa.
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