Fucked Up ya había llegado a casa unos años antes con su disco The Chemistry of Common Life. La voz y la energía arrebatadora de Damien Abraham engatusaban. Un día, en una fiesta a la que me invitaron, me dijeron que pinchara algo, como si solo porque me gustaba la música, yo fuera a saber pinchar. Como lo estaba escuchando en su momento, puse el "Crooked Head", que venía en The Chemistry of Common Life. Mientras subían las guitarras, todo el mundo decía que sí con la cabeza. Cuando arrancó Abraham, me quedé yo solo en la pista, con mi birra en la mano, intentando que me crujiera el cuello. No me dejaron pinchar más, pero me lo pasé muy bien desalojando la nevera del anfitrión. Después de eso, me tatué el nombre de los canadienses en el cerebelo.
Cuando llegó el David Comes to Life, me equivoqué. Fui escuchándolo de salto en salto, canción en canción, sin apreciar lo que era, porque este disco es una opera rock servida en cuatro tramos que cuenta la historia de amor y activismo político de David Eliade y Veronica Boisson. Es más que eso, porque hay hasta metaliteratura y una riña buena con el supuesto narrador de la historia. Con el tiempo supe apreciar toda la historia, y el intento de Fucked Up por contar otras historias, demostrar que el concepto de disco narrativo no es alérgico al hardcore. A pesar de ello, no pudimos evitar que luego todo se redujera a una canción, que con el paso de los años, se ha quedado siempre en nuestra lista de canciones añoradas. Más aún con el video de Scott Cudmore, puede que hasta apocalíptico, distópico, intrigante, igualmente metaliterario, donde las voces originales de Abraham y Madeline Follin se substituyen por un coro de niños y niñas. Ese fuego en el horizonte, es el de la fábrica de la canción, probablemente, pero también cualquier otro fuego que te inventes. Sí, lo comparto a continuación:
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