Ellos contaron cuando sacaron el primero que todo esto empezó al abrir un cajón, o algo así. Encontraron unas grabaciones viejas, eligieron lo que mejor se había mantenido o lo que más les gustó y decidieron publicarlo. En lugar de hacerlo todo a una, lo hicieron por separado: tres EPs en un solo año, uno detrás de otro, con una canción por cara; la B, siempre una versión.
Ahora que están todos, y que puedo verlo en perspectiva, vengo a contarlo, que ya es tarde, probablemente, pero es mejor que nunca. Y lo primero que digo es que qué suerte hemos tenido porque han decidido hacerlo en tres y no en uno. Seré tonto, que no te voy a llevar yo la contraria, pero no puedo evitar que me gustan "las cosas", lo que se tiene en la mano, el objeto, lo que luego puedes tirarle a alguien a la cabeza, no sé si me entiendes.
Que hayan hecho tres EPs en 45 rpm en lugar de una sola publicación con todo el material recopilado, ahora que lo veo en formato y al completo, yo creo que ha sido una gran idea. Han sido las ediciones 138, 146 y 160 de Folc Records, y mientras pasaban esos 22 números (imagínate en la cola de la charcutería) hemos tenido que ocupar el tiempo en otras cosas, es verdad; pero que hayan sido tres nos ha permitido, por ejemplo, disfrutar del diseño de Aitor Ochoa y Guillermo Casanova o, sobre todo, del trabajo de Juxe Areta Goñi por partida triple. Y es que todos los discos han ido enriquecidos con sus fotografías por ambos lados del producto y la tercera entrega ha sido el tirabuzón definitivo. Yo ahora no tengo baldas en casa, porque casi que no tengo ni casa, que eso es otra historia, pero si no, me hubiera comprado dos copias y las dos estarían ahí como en muestrario, cara A por el lado de uno y cara B, con el otro.
Y luego, por supuesto, está lo que viene dentro, que ahora te lo arruino, pero primero, para empezar, digamos que lo ha producido Haritz Harreguy y que lo ha masterizado Víctor García. Los tres. Y los tres, vamos a empezar a ser ordenados, han sido Queremos la verdad, Quarantine Blues y Krazy Kids.
Los tres títulos de los EPs son los tres títulos de las caras A: "Queremos la verdad", "Quarantine Blues" y "Krazy Kids". Fácil, ¿verdad? Los tres son temas originales de los NCC, aunque el segundo contó con la ayuda de Kurt Baker. Los tres fueron grabados por Aitor Susperregi. Eso sí, en equipo con Iñaki Guantxe para el primero; del propio Guantxe y del ya mencionado Baker para el segundo; y de uno de los guitarrista de la banda, Arturo Ibáñez, cuando grabaron el tercero. Para la cara B, se animaron con las versiones: "Killin' the City", "Rock a la Radio" (la adaptación al inglés fue obra de Kurt Baker, y así aparece en los créditos) y "Kiss of the Rat". Justo hoy leía una entrevista a Gonzalo Ibáñez, vocalista de los NCC, en el Noticias de Gipuzkoa y él lo explicaba muy bien: "desde el principio hemos hecho versiones de cosas raras". Y así es. Es verdad que ahora cualquiera puede teclear en internet, encontrar las bandas a las que adaptan, escuchar un par de temas y decir después que él o ella ya las conocían mucho antes, que llevas años reivindicando el punk holandés pero nadie te hace ni puto caso, ¿verdad? Pues no es mi caso. Y aunque hace tiempo ya que me descubrieron a los Ivy Green, conozco los grupos que eligen los NCC tanto como la historia local de Tuscumbia, Alabama. Y llevan haciendo eso mucho tiempo. Y se vuelve a agradecer que lo hagan ahora.
Y, ahora, viene lo que se supone que tiene que hacer un crítico musical, aunque no veo ninguno por aquí. El material es bueno. No descubre nada nuevo. Pero, a estas alturas, ¿de qué serviría eso? Están apunto de cumplir los 30 años. Empezaron en la Sala Mogambo y ahora van a tocar en el Teatro Victoria Eugenia, pues genial. Y que sigan con el mambo. "Queremos saber la verdad" la cantan en castellano y es pegadiza, con esos estribillos para vocear en voz alta. Casi tres minutos, abiertos y cerrados con la solvencia de siempre. En inglés, la versión, de los Flyin' Spiderz habla, en menos de dos minutos, de ciudades arruinadas por el dinero. Treinta segundos más dura "Quarantine Blues", con juegos vocales, pliegues en las guitarras, punk-rock del bueno con punteo bluesero. La versión en este EP corre a cargo de los franceses Bijou, punk-rock también, diría, pero que es, en realidad, power-pop 80 y les queda muy bien, con unas guitarras memorables y dos palabras clave que siempre funcionan en estribillo aunque estén en francés: rock y radio. Por último, "Krazy Kids" es, para mí, que probablemente te importe una mierda esta opinión, el mejor corte de los seis. Tiene un aire casi new wave, riffs que se tatúan, lo que anunciaba esa K que maltrata la ortografía. Dicen que el rock se debe a ese 1% que necesita una canción para ser distinta y especial. Pues, desde mi punto de vista, aquí lo consiguen. Es la típica canción que te sorprendes silbando cuando te estás duchando, robando un supermercado con capucha, poniendo placas de pladur u ordenando tus notas para el próximo artículo que publicarás en el Annual Review of Psychology. Mola cuando el bajo y la batería juegan con la tensión en el puente. La canción habla de juventud, de que todo te importe una mierda, de que no hay futuro y que, si los vecinos se quejan, que les jodan. No me jodas, escuchadas ahora las tres juntas y con perspectiva, resulta que son tres canciones publicadas este año pero que se supone que las escribieron hace muchos y hablan del gran ojo que nos observa, cuarentenas y jóvenes que no dan una mierda por el futuro... ¿seguro que estas letras son de hace tanto tiempo? Por último, en el tercer EP, la segunda parte es para "Kiss of the Rat", una versión de The Gizmos. Una canción de poco más de un minuto que suena a historia de desamor pero con sorpresa, dolor, más fatigada y rectilínea, como un bramido repentino.
En la misma entrevista que citaba antes, decía Gonzalo Ibáñez que "No ha habido ningún año en el que no hayamos actuado". Y hablaba de los 30, prácticamente, que llevan los NCC existiendo. Este año, nos regalaron estos tres EPs. ¿El próximo? Pues yo ya me froto las manos, sea lo que sea que venga. NCC, siempre.
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