Escribir sobre un disco que aún no se ha publicado, habiendo escuchado solo un par de canciones en el YouTube. Es lo que me faltaba, ¿verdad?
La cosa es esta: dicen en su Facebook que aún va a haber que esperar unos meses para tener el disco en la mano. Y que mientras tanto van a ir colgando audios, videos, lo que sea, por ahí. Y no es tanto que no me pueda aguantar de las ganas, que también es eso, pero es más bien que me conozco y que, para cuando hayan compartido con nosotros las nueve canciones de Lehengo Lepotik Burua, seguro que me pasa lo mismo de siempre, y me pilla con la cabeza metida en un hoyo, o en medio de la multitud, o soportando la rutina, y acabo por olvidarme y no soy capaz de venir aquí y deciros que los Uger son maravillosos y que su tercer disco es la puta bomba y que si no lo escuchas, te vas a arrepentir. Y no soy yo quién para decirle eso a nadie y no lo suelo decir y decir que un disco es la puta bomba y una banda es maravillosa, como siempre, supongo que le quita el sentido a que ponga en el título que esto es una "review" (aunque vaya un no entre paréntesis antes y aunque todos sepamos que no lo es) y me resta de la cuenta la poca objetividad que todavía me fiaban por ahí.
¿Y me ves preocupado por eso?
Pues, no, claro. Lo que me preocupaba y me preocupa, aunque prometo que intentaré hacerlo, es que no pueda escribir como se merecen cuando llegue el momento de escuchar el disco entero, así que, por si acaso, porque esto no es una organización no gubernamental, pero un poco de empatía y compromiso social sí que me queda, más que objetividad, al menos, no quería que te lo perdieras en ningún caso y voy a hacer esta (no) review cuando solo he escuchado dos temas.
Y ya me vale.
Y para que tú opines también, te los comparto aquí.
El primero es "Xedea eta Fedea" y me cago en el corrector y en la mitología griega, que he tardado un minuto y medio en escribir el título porque siempre me lo autocorregía y ponía Medea. Me han salido víboras en la cabeza como a la otra, Medusa, que no Medea. Meneas la cabeza, el alma, la cintura y hasta los empastes de las muelas con una canción a la que le falta un segundo para llegar a los seis minutos. Abierta con una larga intro, con un parón en el medio, y una tensión continua por todo el esternón de la canción. Triunfa la base rítmica, con mención a un bajo que te va subiendo por dentro como un fuego eufórico. Esa voz que tiene estrías, raíz, que no sé por qué me recuerda al Vedder más joven y el sonido a los años 90, a los Willis Drummond, a lo que sea, pero a Uger con urgencia, con la fascinación en los acordes. Si esa es la primera del disco, cómo será todo lo demás.
Pues distinto, pero al mismo nivel, se sospecha, por la segunda que han compartido, que parece que también será la segunda del disco, porque "Ezina" reduce el recorrido a menos de la mitad que la anterior y lo que gana más protagonismo son las seis cuerdas, que marcan el misterio desde el principio, dibujando la espiral que después irá estirando la voz, gritando desde el interior de la garganta para unir letra con el mensaje orgánico de la música. Y se acaba dejándote así.
Pensándolo bien, casi mejor si solo te hablo de dos y no te estropeo el resto, pero, en serio, sígueles la pista y estáte atento, a ver cuándo sale esto. Nos pasamos todo el tiempo mirando más allá del Atlántico y del Cantábrico, y tenemos, a veces, veta aquí como para no tener que ir a buscar fortuna mucho más lejos. Uger son de aquí, van a publicar su tercer disco, no le hacen mucho caso al Facebook, tocan en Gaztetxes y donde les dejan, si tú no te interesas, ellos siguen e igual no te enteras, así que, por eso, porque seguro que a mí me pasa luego, era mejor venir aquí y decírtelo corriendo.
Yo he escuchado hoy "Xedea eta Fedea" como cincuenta veces y he borrado la M de Medea como dos docenas de veces. Y... eso, sin más.
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