Ahora que vamos enfilando noviembre y, no hay otra, llegará diciembre, pues es hora de eso, ya sabes, listas, recuentos, recuerdos y demás ungüentos que no sé muy bien para qué sirven o qué alivian. Somos malos con esa costumbre en este blog. Si nos visitas de vez en cuando, ya lo sabes; y también puede que sepas que, a veces, lo intentamos. A nuestra manera, sin ganas, deslavazado, pero lo intentamos. De hecho, este año, por intentar hemos intentado hasta tomarnos en serio el ejercicio y, como nos lo han pedido en otro sitio, nos hemos estrujado un poco el coco para hacer una lista de diez, fíjate tú, de diez, y proponer lo que nos ha parecido bueno, o mejor, de este año. Igual un día de estos hasta lo comparto, aunque, vaya eso por delante, la sensación que he tenido al terminar la lista es que mañana te podía hacer otra y que no quedaran ninguno de los elegidos para la ocasión en la nueva decena.
Y haciendo ese esfuerzo, me he dado cuenta de algo... y, ahora que lo pienso, quizás tú mismo te hayas dado cuenta de una cosa mientras leías esto, que seguro que eres tan astuto y observador como yo... Pues sí, tienes razón, he cambiado del plural al singular de la primera persona sin que mediara razón alguna. Es una mala costumbre, un vicio que no me quito, lo de hablar en plural mayestático, aunque no sea ni papa ni rey ni emperador ni falta que me haga. Pero no era eso. Antes, mientras hacía esa lista, yo ya me había dado cuenta de otra cosa, y no va de pronombres. Me he dado cuenta de que no había hablado de él. Y debería haberlo hecho. Porque si una cosa tuvo 2021 en esto de lo musical es que, al menos a mí, me devolvió a Juan Cirerol.
¿Quién es Juan Cirerol? ¿Lo sabes, no? No hace falta ser chingalo ni cachanilla para saber quién es Cirerol. Puede que te suene, y sería triste que solo fuera por eso, porque es ese nombre raro que masculla Abraham Boba cuando habla del DF en "Habitación 615". No te quedes ahí, ni en León ni en Benavente y vente mucho más lejos hasta Mexicali. Juan Cirerol nació allí, allá por 1987. Desde adolescente lleva dándole a la guitarra y la composición. Cuentan que de gira por los Estados Unidos con su banda de punk, los Cancer Bullet, si no me confundo, tuvo una especie de epifanía y se cambió de tercio, de idioma, pero nunca de nervio y raza. Ni de clase. Ni de talento. En 2017, de alguna manera, desapareció. Tenía firmado contrato con Universal, si no me vuelvo a confundir. Y ocurrió un terremoto en la capital de México. Después pasó todo lo demás: twitter, Hugo García Michel, las firmas y el Spotify, lo que fuera, no puedo meterme ahí porque en su día se me escurrió, que vivo muy lejos, y ahora mirándolo desde la misma larga distancia, se me sigue haciendo huidizo. Pero, por lo que fuera, se fue. No se volvió a saber mucho de él. Y yo, desde aquí, supe aún menos.
Y, en 2021, al menos desde mi ángulo, Juan Cirerol volvió. Y solo con eso, que aquí sí que me mojo, para mí, sirvió el año que aún está en curso. Yo echaba de menos su guitarra acústica, su armónica o la docerola que solía usar. El ritmo y las melodías que dicen los que saben que son una mezcla entre el country, el rockabilly, la música norteña y el punk del que llegó. Su forma de cantar, yo lo escucho así, que quieres que te diga, está llena de matices y de humores. Su industria y pericia a las seis y doce cuerdas, hasta cuando las enmudece con la mano plana sobre el traste, hacía tiempo que no las recuperaba hasta este 2021. Siempre que leo de él, leo sobre el corrido, de Chalino Sánchez, Miguel y Miguel, Valentín Elizalde, Ramón Ayala, Cornelio Reyna y, si me apuras, que estoy de coña, hasta de Ernesto de la Cruz, pero es que a mí, con todo el respeto, todos me parecen de dibujos animados o sobre películas de frontera, porque yo vivo muy lejos y entiendo lo poco que puedo con el esfuerzo que hago. Lo que me queda son sus canciones que, a menudo, descontextualizo, para arrancarles lo honesto, lo universal y acercarlo a lo mío. Y a mí me funciona, que Baja California me queda lejos, pero aquí, cerca, también nos sentimos rechazados, varados, no en Guadalajara, pero sí en algún sitio que se le parece. Lo de Johnny Cash y Bob Dylan sí puede que lo entienda, pero es Juan Cirerol, a secas.
Siempre fue difícil seguirle el ritmo de publicaciones a Cirerol. Se repiten las canciones, en diferentes versiones, publica de golpe, eps de pocos cortes, y luego vuelve a sacar otra colección, donde encuentras esta, aquella, canciones viejas, más nuevas, no sabes muy bien qué o por qué. En 2021, por lo que he podido ordenar, sacó Las que no iban a salir, con dos canciones que también están en Punk Feeling, creo, y volvió a reeditar Ofrenda al Mictlán, Cachanilla y Flor de Azar. También Mexicali. Es como si estuviera poniendo las cosas en su lugar. Abriendo cajas después de la mudanza. Hace unos meses, por casualidad, me encontré el directo de una hora desde Capital Records, grabado este año en Mexicali. Él sentado, con un roto en los vaqueros, sonriente, a veces serio, soltando rola tras rola, como dicen ellos. Pasaba de canciones reposadas, con todos los requiebros del amor y las agonías de vivir, a esas otras que él llamaba de misantropía humana. Aunque luego ponía en duda su descripción y, con humor, las definía como, ya saben, esas canciones de "¡¡los odio a todos!!" Que ya no era así, comentaba, y que le gustaban más las de amor. Se contenía cuando hablaba del pasado y dejaba una de esas frases tan suyas: "... tengo un pasado oscuro, oscuro como tu alma..." Y, entre risas, luego decía que no, que era broma. Lo que fuera, pero volverle a ver, reconfortó.
En 2017, fue su último gran año. Publicó unos cuantos trabajos y hasta un libro de poesía que no sé dónde conseguir. Lo tituló Tonifica mi alma y lo sacó Mono Ediciones. Tuvo un blog de poesía durante un tiempo, que ahora ha desaparecido (o yo no lo encuentro). Lo definía como "juntar a Charles Bukowski a cantar corrido" y decía de su estilo en una entrevista para Vice: "Es por eso que creo que la forma en la que escribo es un tanto callejera, ¿no? Porque no terminé la prepa"
De entre lo que ha sacado en 2021, vamos a hablar un poco más de Punk Feeling, que creo que ya fue el título de un EP hace tiempo. Ahora es un largo con 11 canciones donde encontramos un poco de todo y todo lo que ha ido definiendo el estilo de Juan Cirerol: letras crudas, sin concesiones, nuevas versiones, saltos sobre las paredes y muros de todas las fronteras, de la misantropía humana a las rolas de amor, del folk y el cantautor al rock and roll y el punk. O dicho así, apoyándome en la selección: las cucarachas que hablan de clase, "levantando los escombros de una vida que en pedazos se convirtió" en "Somos tú y yo (los rechazados)"; el rockabilly por el harnero del punk en "Corazón de perro", con la parte vocal en todo su apogeo; historias de amor desde Sinaloa en "Paseo a Mazatlán", que empieza como Jonathan Richman y termina repitiendo que "ya no sé ni quién soy"; crítica social en "Canción al ocio"; esa velocidad en las cuerdas que parece representar la huída desesperada de ella en "Hey, Soledad"; la armónica en "Noches de prisa"; de qué va lo de ser artista o simplemente ciudadano en "Hermano, la vida es bella", y dice eso que queda de "disfrutar el terror, abrazar el fulgor"; entre el honky tonk y el garaje punk acústico en "Picando cebolla" y canta lo de que "no tengo nada que decir, ni pa ti ni pa mí"; sus tarareos como tarantos en "Algo que tenemos en común"; "No me recuerdes tu sabor", introspección sin medias tintas y su manera de enfilar los versos sin coger aire, jugando luego con el ritmo; y, sí, claro, Johnny Cash andando por la línea en "La muchacha de las tierras lejanas". No sabría con cuál quedarme y me quedo con todas.
Pero, sobre todo, nos quedamos, y vuelvo al plural, por si te quieres unir, con que, fuera por lo que fuera, y fuese como fuese, el 2021 nos trajo de vuelta a Juan Cirerol. Y, por eso, insisto, ya valió la pena.
No lo he llamado review ni le he puesto la etiqueta con la que suelo ordenar estas entradas porque tampoco creo que lo sea. Y, por eso, a diferencia de esas ocasiones, esta vez te cuelgo un par de vídeos del YouTube. Por si lo que te he dicho no te vale, que lo entiendo:
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