Y una batería final de propuestas que tienen como denominador común el muñón que tengo por cerebro. Eso sí, por joder y porque soy así, la entrada, larga, como siempre había sido hasta ahora, y para esto me contuve pero ahora voy y me desahogo.
Por ejemplo:
1) "Televised Mind" de Fountains DC. Porque, coño, qué tiempos aquellos, cómo se echa de menos, gente de pie en bares sin ventilación. Estando en uno de ellos cuando aún se podía estar, alguien dejó que le afectara el alcohol y dijo lo que pensaba: que el rock ya nunca azuzaría a nadie, a ninguna nueva generación dispuesta a cambiar el mundo por enésima vez, que estaba lejos de la realidad y de los gustos del personal, que era cosa de viejos o viejunos. Y, por supuesto, adalid de causas perdidas, yo lo defendía sin saber muy bien cómo ni por qué, y no porque no quisiera hacerlo, si no porque, más bien, nunca se me ha dado bien discutir. Y este fue un ejemplo más. Sus argumentos caían al suelo como bombas de racimo y si yo sobrevivía, me lanzaba la artillería luego: "¿Quién? ¿Quién?", me decía, apuntándome con el dedo, mientras hablaba de Dua Lipa y no sé quién más que rima con homilía. Me pidió, tantas veces, que le diera ejemplos de bandas de rock and roll nuevas que tuvieran éxito e impacto hoy en día que, al final, sin pensármelo dos veces, como si tuviera una Browning en la boca, le dije que Fountains DC e Idles. Cállate, que fue y lo googleó. (Nunca había escrito el verbo googlear, creo). Lo googleó y me dijo: "¿qué canción me recomiendas que escuche?", enseñándome la pantalla del YouTube. ¿Tú ves?, ¡y yo qué sé! Tuve que reconocer que no había escuchado a ninguno de los dos. Quedé como un imbécil y, una vez más, perdí una discusión. Pero el último disco de Fountains DC a mí me gustó, ¿a ti no?
2) "Omaha" de Appaloosa. Los USA, qué país, de Trump al apple crumble pie, tornados en Georgia y el Museo Nacional de la Mostaza. Un viejo amigo que aún sobrevive allí me mandó un email, con el enlace a la canción: aún es capaz de reírse de sí mismo, y de paso de mí, porque los dos vivimos juntos, y entre risas imperecederas, aquella noche en Omaha, después de un bolo en el Sokol Underground, cuando se le ocurrió pedir un taxi para ir a una pizzería, y aquel taxista bizco nos raptó y nos llevó de juerga a un bar de country por Council Bluffs y acabamos luego huyendo y nos colamos en un campo de golf privado, sentados mientras fumábamos junto al hoyo tres, viendo amanecer y tirando lapos a las ardillas para terminar desayunando a mediodía en el Dairy Sweet de Woodbine, Iowa, después de que nos vinieran a buscar en la pickup de la que acabaría siendo su esposa que, al vernos llegar, sucios, ojerosos, pero con una enorme sonrisa repetida en cada uno de nosotros, dijo aquello de "Omaha sucks!" y nosotros aún nos reíamos mientras le dábamos al pollo, las patatas, el maíz, la ensalada de repollo y todo aquel mejunje de salsa por encima. No me gusta el pollo ni el repollo pero aún me chupo los dedos cuando lo recuerdo.
3) "Coat-tailer" de The Empty Hearts porque, durante estos últimos meses, con salvoconducto o sin él, mi vida se reducía, prácticamente, a conducir por la AP-68 camino de Gasteiz, y luego volver, convirtiendo el área de descanso de Altube en un paraíso de la poca libertad que tuve antes y ya parecía no tener: café, fumar, árboles y pájaros, aire fresco, frío, y la boca bien abierta para respirar. Uno de esos días en que volvía tras más de diez horas de jornada laboral, cuando escuchar "El sótano" en la oscuridad de la autovía era como navegar felizmente por mares en calma, tuve que parar en la cuneta al pasar el peaje de Areta y mandarle un audio a Javi. Acababa de enterarme, gracias a Diego RJ, de que Wally Palmar, de los Romantics, la banda preferida de Javi, tenía lo que ahora llamaríamos una superbanda y acababan de sacar disco. Y, junto a él, estaban en el proyecto gente de The Chesterfield Kings, el batería de Blondie y Elliot Easton de The Cars. ¿Podían haberse puesto más de acuerdo? Javilleva años, y aún sigue y seguirá haciéndolo cuando le dejen, regentando uno de los bares de rock más recomendables de mi pueblo, el Panorama, llamado así por un disco de The Cars, y donde se han pinchado y se pincharán a los Chesterfield Kings y Blondie, y, sobre todo, a The Romantics, que el "What I Like About You" no suena igual si no suena entre esas paredes. Insisto: ¿por qué no llamaron a la banda Javi, en lugar de algo tan dramático como The Empty Hearts?
4) "Calle Imagen" de Chencho Fernández. Yo tuve un amigo al que llamaban Chencho. De hecho, no le he vuelto a ver. Decía otro que le llamaban así porque su hermano mayor era cheposo, y su padre siempre le gritaba que se pusiera tieso. Y el pobre Chencho tenía tres, cuatro años, y no entendía de qué iba la vaina pero ya era un poco hijodeputa, que hasta en eso fue precoz, así que también él le buscaba las cosquillas al hermano mayor y le gritaba: "¡Chencho, chencho!", en lugar de "¡Tieso, tieso!", porque no sabía pronunciarlo pero con eso ya le daba para jorobar al hermano, y nunca mejor dicho. Al final, lo que consiguió fue una buena colección de collejas, que casi se encorva él, y que se quedara para toda la vida con un apodo que siempre odió, como me confesó una noche de verano de esas de pueblo donde los feos acababan en la era bebiendo en silencio y maldiciendo a los guapos por ser tan tontos. Chencho, te echo de menos, tío, estés donde estés, aunque si te viera por la calle ni te reconocería. De hecho, no me he acordado de tí, Chencho, hasta hoy, que no sabía cómo justificar que elegía esta canción.
5) Otra amiga, esta residente en León, me envió el anuncio por WhatsApp. "Me interesa", le contesté, y me mandó algún emoticono de vuelta: "¡Lo sabía!" Veía a unos tíos disfrazados del oeste, poco más. Los Buffalo son de León y no son de hoy, que ya hablaron de ellos en el Ruta 66 hace tiempo. Sacaron disco este año y, he de decirlo, lo devoré sin saber muy bien por qué, puede que solo porque me lo recomendó mi amiga, la residente en León. Pero el colmo vino cuando en agosto, lo juro, exiliado en el micromundo de una pedanía cántabra donde tomamos transfusiones de energía para el resto del año, tuve que dejar de correr por un camino asfaltado que llevaba al fin del mundo, o al cabo Cebollero, que es lo mismo, porque, en el coche que había pasado rozándome el codo un segundo antes, llevaban las ventanillas bajadas y el equipo de música a tope e iba sonando el "White Faces" de Buffalo. Lo juro, insisto, y no pasó nada más, ni se lo conté a nadie, y a mi amiga la residente en León se me olvidó decírselo. Pero, mira por dónde, ahora me sirve para esto.
6) Ya hablé de Fernando Viciconte aquí. Quería pinchar "Ratas" pero no la encuentro, así que la elegida es "Justicia" y es de justicia que estuviera aquí uno disco que arrastra una historia muy particular que, en parte, ya conté en julio y no voy a repetirla ahora.
7) Creo que esto lo he contado más veces: una vez conduje un coche sobre un lago helado. Fue en Minneapolis, Minnesota. Me habían llevado a ver, antes, las cataratas de Minnehaha y, jaja, me saqué una foto en el Target Center, mientras Mark Madsen calentaba en la pista y Sam Cassell le miraba sentado en el banquillo. Creo que esto lo he contado antes y tampoco ahora viene a cuento excepto porque de Minneapolis es el sello Cleta Patra Records que publica la música de una de las bandas que, así, a lo burro, más me hipnotiza ahora y aquí, que mañana igual te digo otra, pero esta normalmente me obliga a preguntarme por qué, y eso es bueno, a replantearme mis gustos y, sí, eso es bueno. No sé explicarlo mucho mejor. También entran aquí, por lo tanto, los Chronophage. Y, en concreto, lo hacen con "Absurdity," de su álbum de 2020, The Kissed Pig. E insisto, no me preguntes por qué, pero no puedo dejar de escucharla.
8) Porque en un año sin conciertos de Nasti de Plasti, al menos, tuvimos en julio, o por ahí, un epé de Airbag y nos quitamos un poco las ganas de dejarnos caer rodando por la montaña abajo. Así que había que incluir "Hanoi" por elegir una y elijo esta porque, además de volver a hacernos viajar musicalmente como los bilbaínos que mencionábamos antes (Nombela, Pulticub, Innsmouth, qué viajes), nos recordaba a lo que disfrutamos el pasado con el "Jueves en Hanoi" de The Bo Derek's. Airbag, siempre, que la seguridad es muy importante, aquí, y en Estepona.
9) De Nøgen, voy a elegir "Erori Arte". En la diversidad lingüística está la felicidad. Los lenguajes, y no es que sea yo un postestructuralista o Umberto Eco, pero pueden ayudar a abrir otros paisajes, mundos de geografías y sabores muy distintos, así que, sin forzarlo, sin intentar cumplir con el ejemplo, también mi dieta ha sido todo lo políglota que se puede. He elegido a los donostiarras para ilustrar una entrada en la que podía estar el trabajo de Anari con Thalia Zedek, lo que ha publicado Sara Zozaya o cosas con más tralla y otro tipo de rabia, pero por iluminar un poco este día de domingo oscuro, he decidido quedarme con "Erori Arte".
En orden pues. Para la vigesimoquinta entrega:
1) "Televised Mind" de Fountains DC
2) "Omaha" de Appaloosa
3) "Coat-tailer" de The Empty Hearts
4) "Calle Imagen" de Chencho Fernández
5) "White Faces" de Buffalo
6) "Justicia" de Fernando
7) "Absurdity" de Chronophage
8) "Hanoi" de Airbag
9) "Erori Arte" de Nøgen
Así que, por todo y por nada, meto estas nueve en el mismo saco y me lo echo al hombro para deambular por las calles húmedas y ténebres de la noche urbana que alguien tiene que atrapar niños que se han portado mal y alimentar el folclore popular.
Esto comenzó el 4 de este mes porque me aburría y como ya me está aburriendo, más incluso de lo que me alivió entonces, es hora de terminar. 27 de diciembre que ni fun ni fan una más y contigo Tomás.
Ah, verás como al final se me olvida, los vídeos de estas nueve, ya:
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