Algunas, pocas, canciones de 2020: Séptima entrega


Y esta es doble. 

Quiero decir: dos canciones en una sola entrega.

He escuchado mucha música de este estilo, sea el que sea, lo llamen como lo llamen. A veces, en la intimidad, no sé muy bien por qué. Otras, por obligación, y eso nunca ayuda a disfrutarlo. Del todo, añadiría. Casi siempre que escucho música de este estilo, sea el que sea, lo llamen como lo llamen, suelo hacerlo para escuchar bien lo que me cuentan. Vamos, que tiene que haber en la letra algo que me remueva tanto o más que el acompañamiento musical. Me suelen gustar los paisajes, los personajes, las historias y hasta los instintos más universales. Pero, sobre todo, me suele gustar la forma en la que encajan una historia en unas pocas sílabas, en unas pocas líneas, en una estructura reducida. 

A menudo, como digo, me gustan los paisajes. En la literatura musical americana, siempre ha habido una natural obsesión por la definición individual y, en ocasiones, la ecuación se resuelve con atención al espacio geográfico: la gran urbe o el pequeño pueblo rural. Ese es el primer contraste entre estas dos canciones. Pero, al mismo tiempo, Arlo McKinley y Sarah Jarosz se completan: coinciden los dos en mirar hacia el terreno, sin conseguir desembarazarse de la conversación más íntima. Contrastan y, al mismo tiempo, de alguna manera, se compenetran. McKinley, en la suya, habla de quedarse estancado en un sitio, en el lugar al que pertenecemos. Y arrepentirse luego de ello: "And I've been thinking that I should go / 'Cause if I don't leave now / Then I'm never gonna leave Ohio, Lord." Llegó a parecerle bien quedarse ahí eternamente, pero ahora, con la ausencia de alguien que le daba sentido, le ve menos a quedarse en la ciudad: "I thought that we would set the city on fire / But if we stick around, we'll surely expire / As our dreams slip right through our hands." Se celebra la contradicción en una "Die Midwestern" que tiene un aire vivo y luminoso, a pesar de un comienzo más lúgubre y de la amargura que, si se quiere, de alguna manera, se puede destilar en la letra. Por su parte, Jarosz, mantiene el reposo durante toda la canción y la reflexión se alarga hasta la última estrofa, repitiendo una pregunta que, aunque no se resuelva ni se indique, contiene remordimientos quizás, incógnitas más personales. El personaje de Jarosz podría ser el de McKinley después de abandonar finalmente Cincinnatti, aunque, ya lo he dicho, aquí no se habla de una gran ciudad, y quizás, la distinción sea importante: ¿ya está?, ¿eso era todo?, ¿marchar, alejarse, lo arregla todo? McKinley pensaba que se puede permanecer para siempre, algo que también contempla Jarosz: "Most people never left / found a job and filled in the rest / never got around to leaving the nest / holding on to not let go." El personaje de Jarosz tenía otros planes y ahora se ve de regreso al punto de partida. A partir de ahí, llegan las preguntas sin resolver. 

En mi opinión, lo que enriquece estas dos canciones es eso: las preguntas que no se resuelven. Más importante que las respuestas, a veces, es conseguir hacerse las preguntas. 

En resumen, en la séptima entrega, dos propuestas: "Die Midwestern" de Arlo McKinley y "Hometown" de Sarah Jarosz

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