Esto está tan reciente que quema, te dejas las yemas ahí. No sé cuánto tiempo llevan exactamente, pero poco. Está claro que el camino lo tienen por delante. Acaban de grabar cuatro temas, como cuando, salido de la universidad, imprimías libra y tres/cuartos de tu vida académica en papel y te ibas por ahí presentando currículo y músculo si hacía falta, a ver si sonaba la flauta y te colocabas, usando, por fin, la acepción del verbo que haría feliz a tu madre. Me pierdo. Lo que quiero decir es que han grabado esto como carta de presentación y, poco a poco, ya han empezado con los bolos. Han empezado por Gasteiz, la ciudad de la que surgen, con un par de conciertos, el segundo en El Parral, si no me confundo, que me lo dijeron un día pero se me fue. Lo que no se me escapó, eso sí, es que con tan poco recorrido ya han sido galardonados, porque recibieron premio en el pasado Gazte Talent 2019, que se celebra en la ciudad capital que ya hemos mencionado, como mejor grupo en euskera.
Hablamos de Nagera, que no lo había dicho. Y las cuatro canciones que han grabado para presentarse las han recogido bajo el nombre bastante evidente de "4bat".
Hablamos de Nagera, que no lo había dicho. Y las cuatro canciones que han grabado para presentarse las han recogido bajo el nombre bastante evidente de "4bat".
Me da pereza y hasta urticaria, ya se sabe, recurrir a otros para hablar de estos, soltar una ristra de nombres, la mayoría en inglés, para intentar explicar qué música hace una banda. Las etiquetas también se me hacen duras. Con esas hechuras, vamos a intentar explicar lo que hacen en Nagera (que no en Nájera, que ahí me imagino que hacen lo mismo que hacemos aquí o parecido) sin decirte a quién se parecen ni con qué etiqueta los reduciría, aunque está claro que lo suyo encaja en el rock and roll con lastre, recorrido de larga distancia, intensidad y, de vez en cuando, algún medio tiempo para emocionar la experiencia.
"Askapena" destapa eso: guitarras con capas, de fraseo largo, con raíz rítmica dinámica y voz con tajo, repujada con coros. Falta algo de encaje, algo de lubricante para que todo salga más fluido y macizo, pero la promesa está ahí. De los cuatro cortes con los que se presentan, es probablemente la más resultona, y tiene un eco al circuito alternativo del medio oeste americano, a esas bandas del cinturón maicero que se concentraban en Omaha. De hecho, fue escucharla y recordar el Sokol Underground, aquel local de ensayo en Miller Park, las tiendas de discos del Market, la noche en el campo de golf y el de seguridad que nos perseguía y yo le decía al otro que Alice Cooper estaba sobrevalorado mientras conducía el carrito a toda ostia por el hoyo diez, ¿qué? Perdón. Como si no hubiera dicho nada, seguimos: "Negua" rebaja la viveza y "Würlitzer" la recupera. Esta es la que suena quizás más engrasada, más compacta, más fiable, pero también es la que parece más ceñida por un patrón menos original. Queda bien el parón y el subidón con las guitarras y los redobles de la batería hasta que alcanzan un final en coro. Por último, lo intentan con el inglés en "F*end", canción más cercana a lo que intentaban en "Askapena", más alejada de la zona de confort que se barruntaba en "Würlitzer". En esta, destaca el bajo, a todo trapo, embarrando el piso con sentido.
Todo esto es subjetivo, no hace falta recordarlo, viene de mi oído y puede que sea todo equivocado, por qué no. Además, hay que tener en cuenta que han grabado esto de manera artesanal. En cualquier caso y en resumen, hay veta, mina, brote, lo que sea, yo lo he llamado antes promesa. Promete Nagera y les seguiremos la estela, esperando que todo lo que venga sea aún mejor, vaya acompañado de premios o no.
"Askapena" destapa eso: guitarras con capas, de fraseo largo, con raíz rítmica dinámica y voz con tajo, repujada con coros. Falta algo de encaje, algo de lubricante para que todo salga más fluido y macizo, pero la promesa está ahí. De los cuatro cortes con los que se presentan, es probablemente la más resultona, y tiene un eco al circuito alternativo del medio oeste americano, a esas bandas del cinturón maicero que se concentraban en Omaha. De hecho, fue escucharla y recordar el Sokol Underground, aquel local de ensayo en Miller Park, las tiendas de discos del Market, la noche en el campo de golf y el de seguridad que nos perseguía y yo le decía al otro que Alice Cooper estaba sobrevalorado mientras conducía el carrito a toda ostia por el hoyo diez, ¿qué? Perdón. Como si no hubiera dicho nada, seguimos: "Negua" rebaja la viveza y "Würlitzer" la recupera. Esta es la que suena quizás más engrasada, más compacta, más fiable, pero también es la que parece más ceñida por un patrón menos original. Queda bien el parón y el subidón con las guitarras y los redobles de la batería hasta que alcanzan un final en coro. Por último, lo intentan con el inglés en "F*end", canción más cercana a lo que intentaban en "Askapena", más alejada de la zona de confort que se barruntaba en "Würlitzer". En esta, destaca el bajo, a todo trapo, embarrando el piso con sentido.
Todo esto es subjetivo, no hace falta recordarlo, viene de mi oído y puede que sea todo equivocado, por qué no. Además, hay que tener en cuenta que han grabado esto de manera artesanal. En cualquier caso y en resumen, hay veta, mina, brote, lo que sea, yo lo he llamado antes promesa. Promete Nagera y les seguiremos la estela, esperando que todo lo que venga sea aún mejor, vaya acompañado de premios o no.
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