No es por el atildamiento ni por el enigma; no es la sutileza ni la agitación; no es el efecto emotivo, puesto lo mismo sobre acordes que sobre palabras. No es eso, solo eso. Es eso y es todo eso y más. Y cómo se acopla, cómo se atina, cómo se destila, cómo se entrega. Mentiría si no lo dijese, que me llevé una alegría al saber que existía, ya, un segundo trabajo de los Black Toska. Incluso antes de escucharlo, ya me había alegrado, ya lo consideraba una buena noticia. Hace poco más de un mes que los Black Toska lo hicieron, que publicaron Someone's Nightmare Blues, su segundo trabajo, y, como estoy convencido de que merece la pena desbrozar la fronda e internarse en la oscuridad, cojo el dalle y dale, allá nos vamos, a tronchar la espesura, a sondear la cueva en un trabajo de espeleología musical.
Son seis cortes, con uno de ellos compartiendo título con el álbum, pero el primero en el orden es "Treachery (Where Did the Summer Go)?" Las letras son enigmáticas y elusivas como, de alguna manera, la música, que presenta una situación hermética, con sus luces y sus sombras, eso sí. Ya se intuyen las vitolas de su estilo: el uso de los pronombres, por ejemplo, que desentierran una raíz muy profunda. Esa traición de la que se canta, ese hueso y esa sangre debajo de la piel, estremece con alcances más amplios, más hondos. El ritmo inquietante y con pulso, la base rítmica firme; las cuerdas bulliciosas, insinuantes. La energía que recorre la composición lacera y estimula, gana con la distorsión y se cierra en círculo, hasta que se desintegra, mientras los platos de la batería suenan igual que cuando la percepción se hace trizas, si es que esto último tiene sonido.
Me he puesto intenso con la primera, pero es que, según lo escucho yo, ésta es la tónica y esencia de todo el disco, epidérmico y penetrante a partes iguales. La gente en Black Toska son ases retorciendo el ritmo, manteniendo algo parecido a una nota pedal, repetida en la guitarra, por ejemplo, que más que mantener el equilibrio, alienta un misterio que se apodera del espíritu de la canción. Hablo ya de la segunda, "Someone's Nightmare Blues", la que da título al trabajo, una porción donde los detalles instrumentales ascienden el porte de la historia. Ejemplo, el bombo palpitando el corazón oculto de la canción. No sé si es una pesadilla, no sé de quién es. Siempre juegan con las certezas diegéticas, y perdón por el término, pero es, a mi entender, la manera en la que construyen sus historias, con sombras sobre la pared, con pronombres que arquetipan y concretan, aprovechando la elasticidad de la interpretación. El trabajo de la percusión, esa nota insistente en la guitarra, la voz que resuena con la boca llena de tierra, con humedad en las encías, ese ritmo que crece, que progresa, que cuando va a llegar a la cresta, sobre un grito desgarrado, se detiene, se mantiene, retiene el ritmo y su velocidad. De nuevo, un buen ejemplo de lo que hacen, una muestra del sereno impacto de sus canciones, arquitecturas aparentemente simples, fluidas, que esconden un equilibrio lleno de sentido y significado. Y solo hemos hablado de dos. Las demás, van en grupo, en un mismo párrafo:
La tercera es una viñeta, que no llega a los dos minutos, que presenta una escena de oscuridad posmodernista, urbanita, entre Poe y Poe. Yo le veo un carácter alegórico que no la estropea, que la ensucia y la pervierte, la corrompe y eleva con más turbación y provecho. Tiene un riff que (soy yo el que no tiene remedio) me recuerda al "Personal Jesus" de Depeche Mode. Tiene víscera, símbolo y carne. La voz como la voz en off de un poema que distorsiona la guitarra. De nuevo, descartan los ascensos climáticos, los truncan y trasponen en arrebatos más recogidos y válidos. He hablado de "About Doves & Hawks". "Come closer" permanece imperturbable en su negrura. Incluso cuando termina. Severa, en línea recta. En "Four Seasons Love", la guitarra portea la melancolía desde el arranque, aunque caiga en el hiato cuando entra la voz y la batería contiene la emoción. El ritmo se acelera, cadencioso, hipnótico, pero de otra manera. La tentación hecha progresión: un duelo entre voz y guitarra, sin un ganador final. La canción termina como si no estuviese acabada. La letra se retuerce en la fronda, con imágenes al estilo del Nick Cave que se inspira en la naturaleza, como el Dylan Thomas que lo hace en la violencia. Todo para hablar del amor y sus quiebros reincidentes, las estaciones que lo comprimen. La última, "Wolves Rats & Crows", es folclore trágico y sombrío, un himno que conjura fantasmas desde el borde perfilado de un acantilado. Suena a himno aborigen, a melodía primitiva, a verbo atávico. La voz, lo mismo en la garganta que en el pecho, retumba con el eco del tiempo, sobre la música granulada, terrosa, insondable... Ya no sé qué más cosas inventarme. Sí, más: el solo instrumental resuena como una espiral torcida y afilada.
En resumen, que quizás debería haber empezado por aquí y ya, de paso, hasta terminado ahí, que los Black Toska siguen con su destreza para las texturas, las atmósferas, los pliegues, las emociones carnosas, la música porosa pero grávida. La voz sigue emergiendo desde una bruma terrosa que le da más sustancia a las canciones. Y siguen teniendo un lenguaje propio, con imágenes potentes, historias que juegan entro lo directo y lo universal, sin ofrecer nada fácil pero sugeriendo con nervio. Desde la primera canción, se distingue un patrón personal que se mantendrá, latente e incorrupto, durante todo el disco, durante seis canciones que, en conjunto, suman unos quince minutos de tensión rítmica, de ejercicio polifónico para transitar por esa trinchera fronteriza donde riñen luz y oscuridad. La portada que han elegido es un ejemplo gráfico perfecto, con sus trazos gruesos, las estrías que reemplazan al movimiento. Creo que es obra de James Johnston, de Gallon Drunk, Nick Cave & The Bad Seeds o Lydia Lunch.
Post-punk, he leído que los llaman o etiquetan. No seré yo el que cierre la bragueta; pero lo que quieras, a mí no me sale tan fácil, y he necesitado bucear y hasta ahogarme en las profundidades del diccionario de sinónimos. Espero que, a ti que lees, te valga para, al menos, dejarte llevar por la curiosidad. Ah, y apagad la luz, mejor.
Post-punk, he leído que los llaman o etiquetan. No seré yo el que cierre la bragueta; pero lo que quieras, a mí no me sale tan fácil, y he necesitado bucear y hasta ahogarme en las profundidades del diccionario de sinónimos. Espero que, a ti que lees, te valga para, al menos, dejarte llevar por la curiosidad. Ah, y apagad la luz, mejor.
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