Más gente maja. También de Granada. Estos en formato trío: batería, guitarra y teclados. Punk oscuro y new wave. Igual por eso se puso Kañón la cami de Devo (o eso fue al día siguiente, ya no me acuerdo). Habrá que preguntárselo.
No, en serio. Ochentas, energía, guitarra afilada, batería impetuosa y una forma de cantar acorde con las letras, como a mordiscos, como sacando la cabeza del lago de fuego para escupirte a la cara, y, todo ello, rebozado con el krog. Y ya no hay stop. Sonaron todas en un mismo nivel, sin puntos álgidos pero, de la misma manera, sin ningún momento flojo.
Con un ojo en el escenario y otro en la inopia, poco más te puedo contar, y lo siento, de verdad, pero es lo que hay, el FestiBar pudo con mi resistencia y la ciencia aún no ha inventado la manera de combatir la gangrena mental que produce trabajar demasiado y luego aliviarte a la burro.
Juro que normalmente me prodigo menos y cuando lo hago, pongo más ganas y juicio en ello, pero esto era el FestiBar y había que cumplir y cubrir y renunciar a la reputación. Ahí lo dejo, pero como con Charnado, con Uralita & Los Fibroesqueletos, lo mismo, ya sea en El Tubo o en Pernambuco, la próxima vez, mejor, que se puede hacer, por supuesto.
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