Sweaty Lovers



Vamos a hacerlo a todo correr, como se nos pasó el bolo, el primero de esta edición del FestiBar con el que estrenamos sesiones en El Tubo: Sweaty Lovers, que ya lo dijo Gon, lo llevan en el nombre y lo demostró con su camiseta, sudar sudan, y mucho, y así lo explica antes de tocar la canción con la que hablan precisamente de eso, pero cuando iba a arrancarse, le avisó Deborah desde la batería: "Esa no es". Pero no pasa nada. Vuelta a empezar, y ya está. Da igual, porque lo que quedó en la impresión general es que estos dos le han pillado mucho cuajo a la cosa. Tienen ya un pulso mucho más firme. En su mezcla de punk y stoner, en su entendimiento amplio del rock, hacen con guitarra, batería y la combinación de las dos voces un invento que funciona y tiene fundamento. De hecho, te digo ya una cosa: más que su repertorio del Aliens Rosas (2018), y más que las muchas versiones que tocaron y que azuzaron bien al público, yo me quedé con una nueva que anunciaron como "Pimienta" o algo así. Sonó arriba, por encima. Y que además de mostrar progresión, prometa lo que está por venir, mola.

Por lo demás, sí, se repasaron Aliens Rosas, y otras cosas. Con "Brontxleza", se prestó por primera vez a la interacción un Javi Rubio que salpimentó la actuación como permite esta música orgánica, sin barreras entre público y banda. Las versiones triunfaron, claro. "Bronka en el bar" de Parabellum o "Un día en Texas" de Parálisis Permanente y, sobre todo, el doble tirabuzón final con el "Haz un gesto por la paz" de Obligaciones del Estado y el "Dimension" de Wolfmother, si no me confundo. Pero vuelvo al principio: lo propio sonó al mismo volumen y con la misma inmediatez y, sobre todo, llamó la atención que lo prometedor sonara tan bien o mejor que lo cumplido.

No te voy a descubrir quiénes son los Sweaty Lovers, destrozando lo que hacen con descripciones engoladas y retorcidas. Es mejor que te acerques y lo veas, que disfrutes del contraste, la sencillez, la fibra fisiológica, frágil y pétrea al mismo tiempo, de una banda que borda los remates de los géneros sin  tapicerías sintéticas. Usa Gon una pedalera hecha en casa y creo que Deborah tocaba con un plato roto. Son chorradas, pero te descubren la autenticidad de una banda que suda, sí, suda mucho, pero exuda franqueza y énfasis por los poros: si el rock no nació con ellos, como cantan, a mí no me habría importado que lo hubiera hecho.



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