Campamento Rumano



Y lo sentimos: mira la foto.
Qué sí, joder, qué coñazo, llegó la policía y se paró el bolo. No nos engañemos, quedaban dos por tocar, o así, y al ritmo que tocan, eso significa un minuto de concierto, poco más. Qué quieres que te diga, yo casi hasta lo agradecí: se me estaba rizando el pelo con la humedad, y eso que soy calvo. Allí, en primera fila, viendo pasar a Vito de un lado a otro, que parecía un padre primerizo en la sala de espera de neonatos, recién le avisaron y se vino corriendo de su partido de squash, no se hizo tan largo. No se puede hacer largo un concierto rumano, cómo se va a hacer largo. ¿Largo? Lo único que tienen largo son los calcetines de tenis, que se los suben hasta la espinilla. ¿Has visto una estrella fugaz? Yo tampoco, pero son así: ¡fiummm! Ya está, si Pelé hacía anuncios para promocionar Viagra, estos podían anunciar fármacos para ayudar con la eyaculación precoz. No dieron ninguna coz, no. Estuvieron modositos, si quieres que te dé mi opinión. Algo atrofiados, como mi cerebro. Igual fue por retener líquidos, que les tuvieron, al principio, allí detenidos un ratillo porque se sospechaba lo que iba a ocurrir y ocurrió luego. Lo sospechábamos todos menos los turcos que regentaban el restorán, que parecían no enterarse de nada y más que nada por que nada les parecía importar. Dos, junto a la puerta de la cocina, con los brazos cruzados, camisas de cuadros y sandalias de cuero. Me imagino la conversación: - "Abi, esto en Anatolia no pasa". El otro: - "Calla, que mola, estoy hasta la polla de Tarkan, que no sabes oír otra cosa." Uno bostezó. Y el otro movía la rodilla como nervioso, quizás siguiendo la música o quizás no. Y, sí, al final, pasó lo mismo, parón: final anticlimático. Los cuatro allí vacantes, a la espera, las octavillas en la mochila, y, al final, confirmación: "Que no, que no se puede", murmuró Vito y è finito. El esperado bolo de los Campamento Rumano en el Kabana Kebab, dentro o fuera del FestiBar, no lo tengo muy claro, se acabó. 

¿De verdad quieres que te lo cuente? Te lo cuento: empezaron, cómo no, con "Coca Cola en Angola", siguió "Nestor", después "Divorciado y sin custodia", "Humanos Programados", "Fumador", "Tenista", "Ser Tirano es lo mejor" y al final me perdí un poco, pero en el setlist que estaba en el suelo ponía "Nazi" y "P.I.S.S." Con eso, diez minutos de concierto, más o menos. Así que vuelta a empezar. Cambiaron de lugar la de "Nestor" y no les dejaron terminar. Calcula lo que duró. Calcula lo que dürum. Si quieres que te vuelva a repetir de qué va Campamento Rumano, qué tocan, qué gruñen, qué odas al surrealismo posmoderno evocan, convoca a los tribunos y oblígame, porque por voluntad propia, no lo vuelvo a hacer. 

El concierto se organizó en homenaje a Usura Andress o algo así, no me enteré muy bien: ¿el Pato Donald?, ¿por qué? Era el tío Gilito, inculto. Ya lo sé: Siniestro Total, ante todo mucha calma que el Kabana Kebab se convirtió en el CopaKabana de Barakaldo y, a falta de algún Barry Manilow o Harry Belafonte local, tuvimos a Marius Lacatus y a lo más granado del pueblo. El kebab fue kabaret y nos reunimos allí un buen puñado de inozos que creemos, con toda nuestra fé torcida y turbia, en lo que hace esta banda de señores y truhanes*. Se disfrutó por todo lo alto, qué quieres que te cuente, antes, durante, y menos al final. Y no puedo terminar de ninguna manera que no sea surrealista o delirante, aunque me voy a corregir y afirmo: todo lo que no sea que esta panda tire para adelante, a mí me supondría un disgusto. El próximo, en la oficina de Reformas Justino e Hijos, la cabina de un camión de reparto de patatas Matutano o donde sea, seguro que ya la tienen pensada y preparada. Y allí intentaremos estar, en el estado que sea, aunque sea gaseoso, porque, qué quieres que te diga, voy a ponerle un poco de sentido a esto: frescura, en la música, y un poco de disparate, en el arte, le dan más sentido a la empresa si cabe. Ale: Güle Güle!

*Esto es un guiño indescifrable, pero para arrojar algo de luz, doy dos pistas, las que siguen. Kañón: "Julito, no, por favor", durante el concierto de Los Retumbes, lunes 15 de julio en El Tubo; Vito: "Hombre, un poco de canción melódica nunca viene mal", antes del concierto de los Paniks, sábado 20 de julio en El Cuervo.



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