Era un día especial. Lo dejó bien claro Iñaki Sixx cuando se despidió así: "Será otro rollo, será otra etapa, pero seguiremos siendo fuckers." Se despedían de uno de los suyos, Charly Fucker, el batería, y la despedida condicionó un poco el resto, como no podía ser de otra forma. Iñaki Sixx volvió a coger el micro e hizo cuentas: con aquel, más o menos, que igual yo no entendí bien, eran 45 bolos en 3 años para el Fucker sentado. Sixx estaba más dicharachero de lo normal, y eso que le costó empezar a dirigirse al público. Nos diría luego que si habló tanto fue por falta de caja, como que necesitaba coger resuello, vamos. Pero yo creo que la razón principal fue simplemente que, en la otra esquina, a Pepe Bombs le habían robado la voz. Como él muy bien explicó, eso es "lo peor que le puedes hacer a un argentino". No tenía posibles para rebatirle a su compañero o escatimarle turnos. Sin embargo, a los coros, no se le notaba tanto. Estaba más apocado, menos enredador, pero aún y así, seguía poniéndolos. Incluso, hubo un momento en el que lo que puso fue cara de sorpresa al terminar un coro y miró a su compañero en la otra esquina como diciendo, ostias, tú, cómo he hecho eso. En fin, podríamos seguir así, luciéndonos con nuestra memoria para recordar detalles o los parlamentos espontáneos de los protagonistas pero, al fin y al cabo, esto fue un concierto de rock and roll y hay que hablar de eso.
Siguieron, sin cambios apreciables, el guión que les hemos visto en otras ocasiones. "Socio de Satanás", "Amor Tóxico" o "Rompecorazones" destacan en la primera subida. En el descenso, se lucen en "Mad Boy", se sueltan con "Tu novia, tú y yo" y esprintan a meta con el clásico arrebato final encadenando el "Brindando siempre a tu salud" de Los Rotos con el "Demasiado cabrones" de BC Bombs. Ya tienes el resumen: canciones a piñón fijo, con estribillos a fuego ardiendo, riffs arrolladores. Dijo Sixx que el rock and roll se toca "fuerte, alto y, sobre todo, en pantalón largo". Es lo que han hecho en formato trío durante estos tres intensos años. Cerraron el chiringuito en Barakaldo, en la Riojana Rock, y ahora van a abrir otro negocio. Que lo estrenen también en la ciudad fabril, ¿verdad? Además, se permitieron, esta vez, una sorpresa, y en honor a Kalbo, del que explicaron que proviene lo del "glam", se cascaron en formato reducido el "Barakaldo" de Putakaska. Tan espontáneo fue que tuvieron a uno. Olivas, cantante de los putakas, andaba por allí y se subió al escenario para arrebatarle micro y compartirlo con Sixx.
Fue el del sábado un día raro, de luna llena, con los astros alineados o lo que tú quieras. Llamadas de teléfono, whatsApps, mensajes en el Facebook, fotos de siniestros, despedidas de baterías y una coda final sin priba en los bares. Lo mejor de todo esto, la alegría en la desgracia, que hay que mirarlo así, creo yo, es la sensación que queda de peña, de comunidad, de cuéntame que yo te escucho, si necesitas algo, dímelo. Repito, creo, no lo sé.
El caso es que los Fuckers se quedaron por el pueblo, que ya es casi suyo aunque ellos sean muy de barrio, del propio, y estuvimos de charla después. La despedida suena a tremenda oportunidad por las dos vías. Una ya se ha hecho pública, así que podemos comentarla, pero nos lo vamos a guardar para cuando tengamos que glosarles por aquí. Será distinto, pero será. Lo preguntó Charly en directo: "¿Somos o no somos Fuckers?" y lo contestaron ayer los tres juntos, antes, durante y después del concierto.
Oye, una cosa. Ahora, al mirar para atrás, y buscarlo para ponerle la negrita, me he dado cuenta de que lo había escrito todo sin poner en ningún momento el nombre completo de la banda. Va: TurboFuckers. Y en estas me doy cuenta de que tres años y 45 conciertos después, como decía Iñaki, sigo sin saber si la "f" va en mayúscula o en minúscula. Kula Shakers, ¿para cuando una versión?
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