The Barrenos



"Presos", coño, de RIP. Se lo dije a Bustinza: ésta, ésta, ésta... Cantaba la letra pero no daba con ella. Dos días me he tirado así y, hoy, por fin, se me ha encendido la bombilla, LED, por supuesto: "Presos" de RIP. 

La cantaron The Barrenos el lunes pasado en el directo que dieron en El Mendigo. Y por eso he abierto con ello aquí. Por eso y porque no sabía por dónde empezar. Terminar, ellos terminaron con "Nada es igual", una canción en la que cantan que no van a mirar hacia atrás, y lo repiten, y a fe que no lo hacen aunque lo hagan. Porque The Barrenos suenan a lo que suenan, a cómo sonaba esto hace treinta años. Si la margen izquierda tuviera un sonido distinguible seguro que se parecía mucho al soniquete que se te queda en el cerebro cuando escuchas a estos cuatro tíos. Si pudiéramos hablar de folclore musical en nuestro pueblo sería esto y no dulzaínas y panderetas o lo que sea que se conserve en los museos de antropología. Antología de la ezkerraldea que pasó de las minas a las grandes superficies, algo así. 

Aquel Barakaldo de tejados pajizos y amaneceres pastosos, donde el cuerno que anunciaba el cambio de turno en las fábricas de la ribera era tan familiar como el silbido que hacen ahora los mensajes del whatsapp... Ése. Ellos mismos lo cantaron y lo explicaron antes mucho mejor. Sí, fueron Los Dalton y ya lo cantaban: "El cielo sucio oculta mi hogar, paredes pintadas que quieren gritar, esquinas meadas enfrente de un bar, violencia en la calle..." Pero hay algo más. Y es que lo que cantan es nuevo. Que grabaran aquella maketa, que estuvieran allí y entonces, que dijeran adiós pronto, como casi todos en la época, no fue suficiente freno. Volvieron con otro nombre, algún cambio de miembro o de instrumentos, y nuevas canciones donde usan un barniz distinto, con la perspectiva personal que les da estar aquí y ahora, sin quedarse encerrados en un pasado que tuvo de maravilloso tanto como... como no lo tuvo. Escuchas canciones como "Que los muertos pidan paz" y lo reconoces todo a la primera: el riff de frente que abre la canción, la base rítmica simple y firme, la voz profunda, los coros, repetición, las palabras como puños prietos. Nada es nuevo ni complicado, pero son canciones escritas hoy y desde hoy. El punk de ezkerraldea sigue vivo porque también tiene sentido hoy en día.

En una sala con mucho aforo y entre semana, The Barrenos llenaron medio Mendigo, con veteranos y entendidos pululando por allí y diciendo que sí con la cabeza. Aprovecharon, además, un buen sonido, limpio y musculado, que redondeó las canciones.

Le vamos a robar la foto a Javi Rubio, que seguro que nos lo permite, y que andaba por allí, en primera fila, dando fe de que la energía se transmitía. Nosotros, al fondo, estuvimos más recatados, que ya veníamos retumbados. 


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