Son dos. De Balmaseda. Lo dijo el cantante. También dijo: "... y se supone que hacemos hardcore punk". Lo podemos confirmar. Empezaron a tocar a las 9:09 y terminaron a las 9:37. No, no lo apunté. Fue casualidad. En ese intervalo, tocaron como dos docenas de piezas o más, salíamos casi a dos por cabeza en el público. Y todas fueron del mismo pelaje: directas al gollete. Crudas que salpican sangre, sin estribillos ni estrofas casi, la garganta violentada, la guitarra apresurada, bombo caja bombo caja. La caja torácica exprimida.
Antes de empezar, probaron así (he chiscado los dedos). "¿Y las voces?" Nadie le hacía caso al pobre Patxi, que andaba embargado por la música de los Teenage Fanclub. Y los GospelbeacH antes. Se sacaron un setlist que parecía una manta y lo pegaron a la barra. Ala, ya está, a charlar e hidratarse hasta que empiece la cosa. Media hora después, Brutus, inspirado, les pedía otra; "¡tocad una vuestra!", la sorna por delante. Salieron los huevos de chocolate con sorpresa a colación. Pero volvió Teenage Fanclub, con el banjo abriendo "I don't Want Control of You", que después del hardcore a piñón funcionó como los contrastes de agua fría y agua caliente, como tirarte de cabeza al colchón cuando llegas de morón a casa.
Dos párrafos y niquelado. Por cierto, hablábamos del concierto de Rednik, ayer, en nuestro (Fan)club de música preferido, y no lo digo.
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