Ni aunque me implantaran el bluetooth en las encías me iba a enterar yo de las cosas. Pasan (cosas) en tu barrio, a dos paradas de metro de tu casa, en el pueblo de al lado, y no te enteras hasta que por casualidad te das de bruces con ello. Estamos tan expuestos a todo que somos refractarios. ¿No? Igual no. No sé, da lo mismo arre que so. El caso es que yo, hace solo un par de días, me enteré de la existencia de extraterrestres sonrosados en la margen izquierda del Nervión y quería contarlo.
Sweaty Lovers es un proyecto reciente, en formato dúo, que acaba de sacar su primera referencia, un disco de cuatro canciones que está disponible de manera gratuita (o a la voluntad) en bandcamp. Lleva el título de Aliens Rosas y lo presentan en modo Stephenie Meyer, ya que a ellos también parece que la idea se les apareció en un sueño, aunque, afortunadamente, soñaron con montar una banda de garaje punk y no con más historias literarias para adolescentes con románticos vampiros a dieta.
Como ya he dicho, son dos. Ella toca la batería y él la guitarra. Ambos cantan. El disco, o el epé, o la maketa, o lo que sea que queráis llamarle, les ha salido dinámico y crudo. Con dos adjetivos yo me conformo, pero si me propaso, añado que también les ha quedado elocuente y competente, porque dejan claro lo que ofrecen y lo hacen con soltura y rúbrica. Tal y como lo he escuchado yo, creo que me animaría a resumirlo de esta guisa: punk con más sustrato, fundamentado en una guitarra con variedad y distorsión, percusión con resonancia, algún deje rockanrolero y hasta indie, rimas en aguda o en infinitivos de vocal abierta anterior no redondeada. ¿Qué te parece? A mí me conmueve, la verdad: cómo puedo seguir haciendo esto sin que me hayan exiliado ya.
Voy a arreglarlo, que es un eufemismo para esconder que la voy a cagar más: Aliens Rosas es una colección de cuatro cortes que duran entre dos minutos y medio pasados y casi tres minutos y medio. Empiezan con frugalidad en las letras para el primer corte, donde alguien participa en los coros y se muestran frescos y directos: "Brontxleza" recuerda a Thee Blind Crows, porque, siendo dos, es más fácil recurrir a nombres de otras bandas en este juego patético de inventarse parecidos al que jugamos los que venimos luego a contarlo. Sorprende el minuto de parón, levantado en los toms, que acaba recuperando el riff. Es un recurso que utilizarán más veces, frenazos muy secos, como tentándote el bulto. Demasiado largos para alguno, seguro. De la frugalidad, pasan al alegato violento de bar en "Te voy a matar", estribillo provocador y sin referente marcado, donde suenan más directos y punkarras, a medio camino entre los Desechables y Siniestro Total. Pasan después a un mensaje más claro, aludiendo a la industria musical en "El productor", para terminar con un texto más onírico y evocador en "Aliens Rosas". La primera de estas dos últimas tiene un aire más reposado y denso. Me recuerdan a los Pomeray, que si sabes de qué va esto te parecerá una asociación muy fácil y demasiado socorrida. Eso sí, los últimos cuarenta segundos, con la guitarra pasando de lo negro a lo blanco, del norte al sur, de arriba a abajo, te deja con ese misterio en la cabeza que te obliga a rebobinar y escuchar otra vez. La última, "Aliens Rosas" tiene un aire distinto, más esquivo y gaseoso, como los Pearl Jam más oscuros, los de cosas como "Long Road". La guitarra, a veces, tiene un aire oriental, no sé cómo explicarlo, a Marc Ribot en "Masters of the Internet". Sí, lo sé. Si me ves por ahí y me invitas a una cerveza, igual hasta intento explicártelo y acabas por darte cuenta de que no tiene ni pies ni cabeza. En mi cabeza, sí, tiene pies, y da patadas.
Lo dicho: Sweaty Lovers acaban de empezar. Tienen el espíritu de Shovels & Rope, el arrebato de los Slaves, el ritmo de I Like the GoGo o Thee Blind Crows. Era fácil, como he dicho, elegir nombres porque dos por dos son cuatro y cuatro menos dos son dos. Buscas y copias y pegas. Pero, con la mano en el corazón, os digo que yo me creo lo que escribo. Y, sobre todo, voy a escribirlo, creo que Sweaty Lovers le van a venir tan bien a esta escena de por aquí como ya nos han venido Los Retumbes. Necesitamos más música fresca y auténtica, sin aditivos, al cuello, y estos van por ese camino. Probablemente, el disco se pueda depurar y haya margen de mejora, pero el primer cuadro lo han pintado a brochazos originales y con buen pulso.
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