Fiasco Review!: Diablo Cuney de Diablo Cuney



13 minutos y 6 segundos repartidos en cinco canciones. Se ha puesto de moda el formato de corto y al grano, sin paja. Los Diablo Cuney han utilizado este modelo para publicar su primer trabajo, de título homónimo y grabado, mezclado y masterizado en los estudios Malamuerte. Según los créditos, en la grabación participaron cinco personas: un guitarrista que también se encargaba de las voces, otro guitarra y un bajista que hacían coros, el batería y un quinto miembro a cargo de los teclados, en este caso, un órgano hammond, creo. Como ha caído en nuestras manos y lo hemos escuchado con cuidado, vamos a ver si lo descomponemos aquí. 

El disco se abre con una canción uniforme y horizontal titulada "Out My Way". Arranca con un riff de guitarra anclado y repetido durante prácticamente los casi dos minutos que dura. Al estilo de The Scientists, pero más en raso. La batería no hace alardes, ni aquí ni en todo el disco; hay algún punteo corto; y la canción termina con coros en descenso y el órgano de fondo, creo, como si se fuera la luz. Por lo menos, a mí me parece oírlo, pero también oigo voces que me hablan, en serio. Por el medio, sigue el mismo patrón instrumental, mientras el cantante habla en primera persona sobre algo así como la determinación y el amor propio para que te la traigan al pairo lo que digan otros o las esperanzas que tengan puestas en ti. Por eso, quizás, ese ritmo áspero y machacón y la repetición apagada del título de la canción, en plan salmodia para espantar gente con mal karma, ganan sentido cuando se escucha la canción en su conjunto. Yo no sé qué me pasa, pero la voz me recuerda a cómo cantaban en los 90 los grupos indies que lo hacían en inglés. Creo que es cosa mía: Cujo, Australian Blonde, esas cosas, pero leyendo literatura gótica. Ya me lo haré mirar. "I've Been Twice" es la segunda de la selección y dura algo más que la anterior. Poco. En esta, el hammond gana presencia y enriquece el resultado. En líneas generales, y comparada con la anterior, es una canción con más matices y colorido, con contrastes en las cuerdas, las guitarras fundiéndose mejor. Más nervio, no sé. Más nervio y más recorrido, casi cuatro minutos, tiene la tercera, "Pattaki", que no sé muy bien a qué hace referencia, si a aquella que fuera actriz o a la lengua aini, donde creo que esto significa saltamontes. Quizás es otra cosa que se me escapa, pero creo que la canción habla de relaciones. Es carnosa, tiene un tono erótico que, a veces, recuerda al Jim Morrison más sugerente, aunque, al principio de la canción, la voz recuerde más a un Nick Cave jovenzuelo y con guasa. Es una canción con más curvas y recovecos, aunque tenga también un patrón fijo. "Heavy" es, de todas, en mi opinión, la que más se acerca al sonido de Detroit cuando existía el Grande Ballroom. Es puro Stooges del principio al final, y creo que ellos hasta deslizan la comparación incluyendo un guiño en la letra, donde incluyen la expresión "search and destroy". Finalmente, "Elvis Loves You" es la que tiene más aire modernete (contemporáneo) y bailable. Bueno, sí, bailable, lo que sea. El órgano retiene un poco el ritmo, pero, en general, es una canción más maciza y enérgica, cantada a dos voces con tonalidades distintas. Tampoco es que se aleje mucho de lo que habían ofrecido en los diez minutos anteriores, pero tiene un tornasol distinto. Tiene, también, un final bien cerrado, con los coros, el hammond, la guitarra desatándose un poco y la línea final cantada con los dientes prietos. 

No vas a creerme pero he escuchado este disco, en tres días, como dos docenas de veces. Creo que aún está el disco metido en el reproductor del coche. Sin embargo, y esto me suena raro hasta mientras lo escribo, lo he disfrutado más con los cascos puestos. Tengo la extraña sensación de que suena mejor en la intimidad que a todo volumen. Se aprecian mejor las guitarras y el órgano. No es esta una banda de estribillos para bailar con el brazo por encima del hombro de tu colega ni patrones instrumentales para arrimarte a tu pareja, así que exigen una atención mayor. En una primera escucha, pueden parecer planos, redundantes. También a la segunda. Pero si pegas el oído, encuentras algo. Quizás sea mejorable, no lo sé. O mejor dicho, complicable. Y, de alguna manera, tiene empuje y músculo.

No sé, tío, aquí lo dejo: escúchalo. Dime tú en qué me equivoco. Yo tengo mis dudas sobre lo que he escrito, pero ya me fustigo en silencio. La única certeza que tengo es la que ya he dicho: lo he escuchado como dos docenas de veces, de arriba a abajo, y sí, quería escribir y suelo ser concienzudo, pero a mi nadie me paga ni me obliga a hacer esto. Si duele, me aparto. Así que, si sigue ahí en el reproductor...

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