... apú. El chil no sé aún lo que es. Pero ya te digo que arrolla. Los Chill Addicts llegaron el viernes al Tubo, chilearon y de la misma pillaron camino para Segovia. Es la primera vez que la ristra de etiquetas que se le aplican a una banda tiene su razón de ser. Había leído por ahí, antes de venir, que los Chill Addicts hacían punk, metal, rap, ska, reggae y sus diversas mezclas. Bueno, pues ninguna está de más, sí, así fue. Pueden pasar de Korn a Kortatu (más bien a Negu Gorriak) sin dejar de salirse de Rage Against the Machine y poniéndole a todo un toque rocksteady.
Y esas mezclas diversas las hacen con tres miembros que no se pusieron a contar cabezas para regatear esfuerzo. Los tres tienen micrófono y un instrumento para cada uno: el cantante toca la guitarra, el bajista el bajo y el batera la batería, si aún tenía algo de reputación, después de esta lista la habré perdido entera. Destaca la capacidad torácica y la versatilidad del cantante, que lo mismo pasa del alarido pelágico a la dulzura melódica. Vestido con la camiseta del Valencia Basket y luciendo barba poblada, parecía Bojan Dubljevic. La misma garra lucía, también te lo digo. Tampoco le andaba a la zaga en recursos el batería y tenía, además, la ayuda de un bajista con buena garganta.
Se soltaron varias versiones, de Nirvana, el "Ace of Spades" de Motörhead y una "Canción del Mariachi" que a alguno le dejó fuera de lugar, pero acabaron por caer bajo el encanto de Los Lobos.
Y así se nos fue el viernes, tú. B se piró corriendo al Dark para ver a los Desorden pero yo tenía la agenda completa, eso sí, aproveché para disfrutar media hora de amena cháchara con P mientras pinchaba a Reigning Sound, los Kinks y los Dead Moon y hablábamos de ellos y de más. Por allí seguían los Chill Addicts, como si estuvieran en la terraza de casa, sin prisa por marcharse, lo que siempre mola. Seguro que vuelven y espero más público, porque, lo que hacen, no lo hacen mal, y me refiero lo mismo a las muchas etiquetas como a las "diversas mezclas".
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