Te podrán gustar más o menos, hoy o mañana, turb o fuckers, pero lo que está claro es que, como les veas en directo, se te van a quedar los estribillos alojados en el cerebro hasta que te los saque a ostias la rutina, el ruido del tráfico o la alarma del despertador. A mí, por lo menos, me pasa. O me pasó, que ya estamos a lunes y sonó el despertador. Pero ayer domingo, después de la matinal sudada en el Tubo, me pasé el resto del día con el sonsonete en la sesera. Por ejemplo, estaba yo fregando, agradeciendo que mi ama me hubiera invitado a comer, cuando se me acerca por la espalda y me dice: "¿vamos a ir luego con la niña a ver a Jolín?", y me pone cara de susto cuando saco las manos de la espuma y chorreando hago cuernos y le espeto: "Sí, todos, mi novia, tú y yooooo." Buff. Pero sí, allí, restriega y enjuaga, enjuaga y restriega, me iban viniendo de vuelta todos los estribillazos a la cabeza. Te podrán gustar más o menos, pero consiguen que el concierto se convierta en un tajo de adrenalina directo al esternón.
En el Tubo les tuve muy cerca; casi les veía las muelas. Con la pantalla del Berna (buen trabajo al sonido) tan cerca de mi oído derecho que los coros del señor Bombs me tapizaban la cóclea. Así, cerca pero cubierto, aproveché para fijarme. Fijarme en cosas como los punteos en los trastes altos de Iñaki Sixx, que le salen rápidos y moldeados; fijarme en cosas como los coros traviesos de Pepe Bombs, perito en conseguir que no sean de acompañamiento, ya que lo mismo se expanden que se contraen, trepan que caen, pero siempre rubrican lo que canta su compañero; fijarme también en cómo loas matemáticas se aplican a la batería y te salen las cuentas para encontrar la fórmula que supere a la física, si no, no entiendo el funcionamiento de ese repiqueteo en múltiplos de dos que Charly aplica sobre los parches para sostener y luego arrancar de golpe una canción. Todo conjuntado es como hacer equilibrios sobre un hilo de pita. Por fijarme en eso, canciones como "Mad Boys" o "Socio de Satanás", que, otras veces, me pasaron desapercibidas, brillaron sobre las demás.
Por lo demás, los TurboFuckers fueron a lo suyo: se soltaron una tras otra sin perder impulso hasta llegar al frenético final recuperando a Los Rotos y BC Bombs. Hubo, eso sí, material nuevo que sonó prometedor, incluso diría que más ambicioso y complejo, pero esperaremos.
Esta cita estaba marcada en rojo: iba a ser el final perfecto para una semana rotunda. En un FestiBal que ha encumbrado el orgullo de pueblo, el espíritu urbano de cultura sin mayúsculas ni ayudas públicas, un buen concierto de adrenalina y letras que retratan el heroísmo ordinario de la vida en el barrio no podía ser más que la guinda al pastel. Y lo fue.
Banda: TurboFuckers
Escenario: Bar El Tubo
Día: Domingo, 23 del 07 de 2017
Número de palabras: 500
Fotografía: Busty'n'zas
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