Bueno, vayamos al grano: me cuesta hablar de este
concierto sin acordarme del que hicieron los Haggish unos días atrás en el
Rocketa. Si lo de 77/82 sería una asignatura obligatoria de primero de carrera
en el grado en Estudios Punk, el setlist de Los Vibradores sería material
obligatorio en segundo seguro. La diferencia, y lo que me alegró el día, fue
ver cómo el inglés era secundario en la selección de los Vibradores: castellano
a punta pala, porque ya es hora de que dejemos de discutir sobre si el punk
nació en Nueva York o en Londres. El punk sí que hace cierto eso que dicen de
los bilbaínos, porque nació donde le salió de la k. No se puede hablar de punk
sin bajar a Madrid, subir a Buenavista, sin pasar por Santurtzi, sin ir a
Australia o sin recordar una canción de Los Ilegales. Por eso, Los Vibradores,
ayer, me ganaron para siempre, porque hacer un homenaje general al punk y
cantar cosas como Polanski y el ardor, Código Neurótico, Larsen, Safety Pins… y
otros canónicos como Dead Boys, Newtown Neurotics o los Sex Pistols es como
para hacerles reverencias hasta que te duelan los riñones. Con dos cojones,
porque, además, los tíos son buenos. Llevan más de tres lustros en esto y le
ponen actitud y aptitud como ninguno otro. No hacen poses, aunque sudaban para
aparentar, dijo el guitarrista, quien, por cierto, empezó con problemas
técnicos y terminó el tío ganándose nuestra admiración: vaya manera de sacarle
ímpetu magnético a la Gibson.
Había poca gente en El Cuervo, y los que estábamos,
estábamos un poco parados. Nos hundíamos en las cenizas del incendio que
montaron el día antes los Die Putaken. Tuve la sensación de que, si llegan a
tocar antes, allí debajo el concierto se hubiera vivido de otra manera. Pero
teníamos la energía consumida, todos menos Elemento, que se subió a cantar con
ellos, y Mikel Tuca Raca, quien lo dio todo en primera fila y luego en la
sobremesa: buena conversación post-concierto con él, Juanillo, bajista de los
Vibradores, las chicas, Patxeko y hasta con el tío que acompañaba a Asier
Domínguez, que no sé muy bien quién era con su camiseta de los Pennywise pero
se merece desde ya la cortesía de un aplauso porque el cabrón ha conseguido que
no salgamos de su bar y vivamos toda la semana con resaca… musical.
Volviendo a lo importante, la música, están siendo unas
fiestas de lo más punk: volver a cantar a grito pelado el “Cuando yo reviente”
de los Commando 9mm o hacerlo por primera vez con el “Ataque preventivo de la
URSS” fue para implosionar de felicidad, sin mirar atrás, ni arrepentirse de
nada. Vaya semana, y aún estamos a jueves.
Banda: Los Vibradores
Escenario: Bar El Cuervo
Día: Miércoles, 19 de Julio de 2017
Número de palabras: 461
Fotografía: Isa
Fotografía: Isa
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