Título: Positiva
Banda: Positiva
Publicación: 15 de Julio de 2016
Discográfica: Odio Sonoro
Tener
de nuevo en la mano material de la banda bilbaína Positiva solo se puede
calificar como una noticia que lleve de apellido el nombre de la banda. Por
supuesto, esta gracia era tan predecible como hablar de Led Zeppelin o de Black
Sabbath, por ejemplo, para cubrir el expediente y describirlos, algo que se
puede esperar de este blog, bastante predecible, y donde, generalmente,
repudiamos los listados de influencias para referir la música de un grupo; y lo
hacemos por dos razones básicas: una, porque es un vicio más que una virtud,
pensamos; dos, porque no poseemos el conocimiento enciclopédico como para hacer
uso de esa estrategia.
Dicho
esto, todo el mundo que se acerca por aquí sabe que nos pirramos por las
canciones de tres minutos que entran como el agua cuando tienes sed. Nunca
hemos hablado mucho de psicodelia, ni de hard rock, ni de los muchos derroteros
que puede tomar el rock cuando se acerca a los ecos de los años setenta. Que no
lo hagamos, no quiere decir que no seamos capaces de disfrutar de ello, por
supuesto. Es cierto que quizás por esa preferencia personal, las canciones con
las que mejor hemos empatizado en este disco son “Get On” o “Leave Me Alone”. Y
eso que son equidistantes. Pero ese eco insinuante que llena la melodía de “Hard
to Stay”, el comienzo desafiante de “Neverending Lust” o la guitarra hipnótica
de “Trapped in Body and Soul”, con esos pinchazos ferruginosos de la batería,
se nos quedan en el paladar igual que se nos pueden quedar los ritmos más
inmediatos, primitivos y menos elaborados.
Además,
el tercer disco de Positiva, después de los recomendables y aplaudidos Centaur’s Ride (2007) y Prodigal Songs (2009), se distingue por ese
sonido original, espontáneo, que te permite escucharlo con cercanía, sin
artificios, sin dudas ni ceños fruncidos. Te pones los cascos y parece que te
han teletransportado al concierto en directo, puedes verlos, tocarlos y
convertir la experiencia en algo físico y súbito. Ese sonido, volviendo a las
opiniones personales, es algo impagable hoy en día, donde hasta en algunos
discos humildes y alternativos puedes escuchar a las baterías enlatadas y a las
voces demasiado limpias. La voz en Positiva, por cierto, podría llenar un
estadio de béisbol y hacerlo además en el tiempo y en el espacio.
Había
pasado mucho tiempo desde 2009. Más aún para una banda que transcendió los
márgenes de lo local. He leído por ahí que esto estaba grabado desde 2014 y que
la banda ha sufrido cambios en la formación. Crucemos los dedos esperando poder
ver este disco defendido en directo. Más aún cuando estamos convencidos de que
la defensa será un éxito. Hace tiempo nos los encontramos por sorpresa en un
concierto colectivo y, desde entonces, a pesar del silencio, el nombre de
Positiva permaneció unido a aquel excitante directo. Fue pasar una mañana por
la puerta cerrada del Tubo, ver el anuncio de este nuevo disco, y segregar
jugo.
Número de palabras: 498.
Escrito dentro porque fuera hace viento. Y a todo correr, porque se nos van los días y aún nos quedan algunas promesas que cumplir. Cuando acabe Enero, nos tomaremos un respiro, aunque ya viene alguno por ahí anunciando mezclas y nos va a poner difícil renunciar a la etiqueta de 500 Fiascos.
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