Título: Me fui de casa
Banda: Las Sexpeares
Publicación: 27 de Septiembre de 2016
Discográfica: Gaser Discos
En
la portada del disco aparece una niña de espaldas, con un oso de peluche sobre
el hombro. Al peluche le chamusca los bigotes una llama que, al parecer, la
misma niña ha prendido. La confesión está en la canción “Me fui de casa”. Primero,
Las Sexpeares cantan que se han ido de casa y luego añaden: “mi osito y yo en
soledad.” Al final de la canción, lo dejan aún más claro: “Me fui de casa,
quemé mi casa.” Por cierto, el bajo en esta canción (también en “Mis ojos”) es
capaz de robarle protagonismo al mismísimo estribillo.
En
el librillo que viene dentro del disco hay garabatos coloridos, dibujos
infantiles pero inquietantes. Toda una colección de imágenes que, en mi
opinión, anticipa lo que puedes encontrar en Me fui de casa, el primer disco de Las Sexpeares.
Me
sorprende, eso sí, que usen el pretérito de indicativo para el título porque
suena lejos, como si esa emancipación hubiera tenido lugar hace muchos años, y,
por alguna razón, se pusieran ahora a conmemorarlo. Sin embargo, el disco (y
las canciones que vienen dentro), en realidad, parecen representar un momento
mucho más fresco y cercano, algo que ha ocurrido ayer, hace un instante. De
hecho, esa es la sensación que, a mí, por lo menos, me producen Las Sexpeares:
la idea de que no me están contando cosas rancias. Ahora que lo pienso, quizás
por eso funciona.
Creo
que a las letras de Las Sexpeares les falta algo. Probablemente lo que da la
edad o la experiencia: técnicamente, pasar de la rima y algún cliché. Se ve que
lo harán mejor: se intuye, se presume, por ejemplo, en “Mejor me callo”. Una canción
rotunda donde, además, quizás sin saberlo, descubren cuál es el secreto del
éxito de esta banda. En su crítica velada a los tributos pero manifestando, al
mismo tiempo, la importancia de la herencia recibida, de algún modo,
constatan lo que les hace tan enérgicas y vigentes. Confiesan las muchas
influencias que se les atribuyen, pero no van a hacer tributos. Por eso, Me fui de casa, con sus defectos y sus
aciertos, suena suyo, creíble e inspirador. Son ellas. No están jugando a ser
otras.
De
hecho, su mejor arma para ganar cualquier discusión es precisamente lo más
importante de este invento: las canciones. Es su gran argumento. Todas las canciones
son complejas, con cambios de ritmo, partes dispares, estribillos varios,
gritos, susurros, riffs de guitarra, frenazos, acelerones, coros, cambios en la
pedalera y en el velocímetro, además de una base rítmica que no se limita a
hacer de consorte. Y lo que más sorprende es la madurez con la que consiguen
que todo quede bien apelmazado y equilibrado. No hay esguinces o huecos,
brusquedades ni inestabilidades. No se ven costuras. Todo bien engarzado para
crear canciones que producen la sensación de ser una aleación indestructible.
Bien. ¿Qué más quieres de una banda, además de buenas canciones?
Número de palabras: 490
Escrito justo antes de quedarme dormido, ya la una de la mañana de un miércoles en el que se supone que alguna broma nos gastarán. Eso sí, las primeras notas las tomé en una gasolinera.
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