Título: Lady Infierno
Banda: TurboFuckers
Publicación: 29 de Noviembre de 2016
Discográfica: Bad Death Records
Una
cosa que me llama la atención del disco de TurboFuckers: todos los títulos de
canción, todos, se convierten luego en estribillo. Cantados a coro, a palo,
seguidos de un puente o por gritos enlatados, pero siempre está la palabra o
frase que titula la canción ahí, dispuesta a que acabes tarareándola cuando les
veas en directo. Puede parecer una chorrada, pero a mí, me parece importante.
Porque es como una declaración de principios, como el “parental advisory” en
los discos de rap, como tatuarse a la virgen de Guadalupe o decir esa frase de
los tacones, la laca y patear culos que suelen vociferar en sus conciertos y no
es gratuita porque a fe que lo dejan bien claro cuando se suben al escenario y,
ahora, han decidido dejarlo también tipificado en su primer larga duración.
Lady Infierno contiene los diez
mandamientos del rock and roll en diez cortes profundos, de esos que alcanzan a
órganos vitales, principalmente, en este caso, al cerebro y la garganta,
porque, de lo que te dan ganas cuando escuchas el disco es, por un lado, de
gritar y, por otra, de dejar de mirar para otro lado. Los TurboFuckers tienen
esa habilidad que solo tienen los buenos grupos de rock and roll,
subcategorizados como te dé la gana, y acompañados de las influencias que te
plazcan, para convertir la música en algo físico: dime si no cómo escuchas “Corre
Rocker” y evitas que tus piernas se pongan tensas. Y eso puede parecer muy
fácil, pero no lo es.
Mi
favorita es “Tu novio, tú y yo” porque resume al máximo lo que tienen los
TurboFuckers: una batería a piñón fijo que no te da la oportunidad de dudar, un
bajo de esos que se esconde pero si lo desenchufas se detiene el mundo y un
riff de guitarra a la épica menos grandilocuente. Le sumas un estribillo
pegadizo; y esa sensación de que te has caído de cabeza por un acantilado y no
sabes lo que ha pasado pero ha sido cojonudo. Parece sencillo, pero no lo es.
No
lo es, y ese quizás es el mayor problema
de un disco como Lady Infierno: no
han inventado la rueda, ni mucho menos, y todo parece sencillo. Estribillos,
guitarras con algún deje metalero, actitud de vena hinchada, buen sonido, y esa
solidez tan maciza que hace que el rock and roll se convierta en el mejor arma
contra el adocenamiento y la indolencia. Lo has oído antes. Pero las lecturas
simplistas siempre son erróneas, y no hace falta más que atender a la
progresión de las guitarras o el perfecto empaste entre la línea rítmica y la
voz para darte cuenta de que ni las oes se hacen con canutos ni el rock es tan
sencillo como ellos parecen hacerlo. Eso no es sencillo y, además, es talento:
urgencia, inmediatez y, sobre todo, a pie de calle, sin ostias pero con buenas
ostias musicales para que despiertes, disfrutes y descubras.
Número de palabras: 496.
Escrito entre las 12:13 y las 13:15 del jueves 22 de Diciembre de 2016 en una cafetería de Barakaldo.
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