Voy a robarle cinco minutos a esta vida de mierda para pedir perdón por haber prometido que iba a hablar de Tim Easton antes de su concierto en Bilbao y no lo hice. Voy a escribir así, con frases largas y telegráficas para gastarme una entrada sin más texto que una breve chapa y un par de citas sacadas de sus letras.
Es verdad, dije que iba y no fui. Ni escribí ni estuve en el concierto. Al día siguiente vi el titular en la versión digital de un periódico de tirada nacional. Creo que la crónica era de Óscar Cubillo y por el titular y las pocas palabras que pude leer debajo de él parecía que lo que decía iba a ser bueno, pero no quise seguir porque prefería no seguir leyendo, ni más ni menos.
Yo a Tim Easton le conocí porque colaboró con Toni Monserrat en su disco 38$ Bucks, por nada más. Mira que el tío no lleva discos pero no había tenido el placer de escuchar su nombre ni ninguno de sus discos. Hace unas semanas, el susodicho Monserrat y un servidor nos hicimos una road movie camino de Huesca, con parada en Sangüesa y momentos para el recuerdo junto a los Mallos de Riglos y el puente de hierro del embalse de La Peña. Durante todo el camino, escuchamos a Janis Joplin, a Johnny Cash, pero, sobre todo, a Tim Easton. Y, sin que pudiera ser de otra manera, sus canciones y las glosas de Toni acabaron por convencerme de que el de Nashville era una de esas cuentas pendientes que podían haber pasado desapercibidas eternamente para desgracia de mi disfrute musical y mi clarividencia a la hora de intentar entender de qué coño va la misma y, por extensión, esta vida de mierda a la que le estoy robando cinco minutos.
Sé que Tim Easton lo bordó en Mallorca, sé que la banda con la que tocó fue de lujo, sé que rindió homenaje al espíritu más primitivo y excepcional del arte musical en el mejor bar de la isla, Sa Fonda, en Porreres, y sé que después tuvo la suerte de descubrir la oscuridad de la historia de este país, visitando el cementerio de Porreres, en un tema que mejor dejamos para otra ocasión. Pero no sé qué pasó en Santander, ni en el resto de su gira, ni en ese concierto de Bilbao al que al final, por las mismas cuestiones de siempre (trabajo, trabajo, trabajo), no pude asistir y Óscar Cubillo glosó, incluso con ocurrentes sinónimos para mencionar al batería, y que supongo que aún podéis leer en la hemeroteca del periódico para el que escribe.
Yo ya no le encuentro el sentido a decorar mi entrada con explicaciones sobre por qué Tim Easton podría petarla en lo comercial pero parece que no quiere o no sabe sin serle infiel a la autenticidad y candidez con la que escribe canciones mayúsculas, aparentemente sencillas, pero con una profundidad que sobrepasa lo musical para acercarse a lo lírico. Ya lo he hecho, como siempre hago, pero voy a cerrar de golpe con dos citas. Dos líneas de dos de sus canciones que, a mí, personalmente, me parecen de lo mejor que he visto escrito en canciones poco ambiciosas, que se nos ocultan misteriosamente, pero que pueden causar un impacto instantáneo en cómo disfrutamos de la música.
Una, proviene de su canción "Daily Life" y es precisamente el estribillo. Parece que Tim Easton está en medio de un concierto mientras la escribe o encontró la inspiración entonces. Después de unas breves líneas siendo irónico sobre la rutina en el Medio Oeste, canta:
"Oh singer, give me something I can take home tonight / Sounds are cool / but I need something stronger to set me right / And get me through daily life"
Mi penosa y preteciosamente creativa traducción: "Ahora que cantas, dame algo que pueda llevarme a casa / Suena bien / pero necesito algo más que me ayude a sentirme bien / y superar otro día más".
Me parece una de las mejores líneas que he escuchado reivindicando la necesidad de que las canciones, además de tener una buena melodía, digan algo que nos revuelva el estómago.
La otra cita puede parecer más ñoña, pero a mí me parece el mejor ejemplo para significar lo que pedía en "Daily Life", más aún, cuando está hablando del tema más universal y manido de la música, pero la rima es original e inesperada y la presunta inmediatez esconde más de lo que parece. La línea se encuentra en su canción "Broke My Heart" y dice así:
"There's only two things left in this world: / Love and the lack thereof"
Mi penosa y pretenciosamente creativa traducción: "Solo quedan dos cosas en este mundo: el amor y la escasez del mismo".
Lo he dicho, no vi a Tim Easton ni hablé de él y prometí hacer ambas cosas, así que, para qué vamos a hacer más promesas, cuando la única que permanece intacta es la misma de siempre: que nada de lo que prometo, cumplo. Tim Easton, sí lo hace, y parece que lo hizo. Se fueron los cinco minutos, que, en realidad, han sido diez.
Posdata: la imagen la he encontrado en google images pero es un fotograma de un vídeo en youtube.com.
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