Bien, bueno, me siento como Amy Winehouse en Belgrado. No quiero cantar, de verdad, tíos. Me iría a mi casa, pondría Teletienda y me pasaría todo el día viendo cómo cuando respiro se hincha y se deshincha mi barriga. No estoy yo muy rockanrolero hoy.
Ayer, sí. Ése es el problema. Entré en el Cuervo y fue como si existiera la sinestesia y pudiera oler los colores, ver los aromas, y todo olía, sabía, se percibía como simple y puro y prístino rock'n'roll. El anagrama de la banda, la bandana pachuca del bajista, los parches del guitarrista, sus poses, los tatuajes, sus letras, las glosas entre canción y canción, el respetable... y, por supuesto, claro, las canciones. Puro y prístino rock'n'roll. Si esta banda consiguieran que la RAE les otorgara el dudoso honor de entrar a formar parte de sus orondos diccionarios, una de las acepciones debería decir simplemente que TurboFuckers significa y funciona como sinónimo de rock'n'roll. Puro y prístino que ya lo he dicho dos veces y con esta tres.
Había oído hablar de ellos porque aunque aún no hayan grabado larga duración (ahora se aprestan a ello), llevan un buen tiempo pateándose escenarios y, precisamente, en fiestas del Carmen, ayer mismo, cerraron la extensa gira para concentrarse en el estudio. Había oído hablar de ellos, también, porque estos tres tíos no han salido de la nada ni llevaban tiempo retirados en Alaska o algo así. Antes que TurboFuckers fueron Bugatti o BC Bombs. Vamos, que oír había oído, pero ver, aún no habíamos visto nada. Y aunque volviéramos a llegar tarde, ayer lo vimos claro en el Cuervo: sonido cojonudo, canciones redondas como un buen parietal, mucha actitud y solidez instrumental y lírica. Las sensaciones fueron buenas y el juicio de las que me acompañaban fundamental: "A mí me han sorprendido gratamente", dijo una. La otra, a las nueve de la mañana y casi de empalmada, ha mandado un WhatsApp que decía: "Yo aquí estoy escuchando a los TurboFuckers en el Bandcamp". Podría añadir una frase más con la última palabra rimando en asonante con la letra "a" pero creo que no me va a hacer falta para sonar contundente y celebrar la victoria aplastante de los TurboFuckers.
Dijo el cantante y se me quedó grabado: "Los punkies de verdad usamos laca y llevamos tacón, pero aún podemos patearte el culo". Yo te aseguro que el mío lo pateó con su elegante gibson, pero, a lo que iba, en esa frase tienes resumido de qué va esta banda: desde el glam hasta el punk porque antes que los Ramones fueron los New York Dolls, rock and roll en sentido amplio desde Suecia hasta Carabanchel pero siempre con buen volumen y buena facturación. Tendrán, además, todos los complementos que un manual describiría para unirse a la tribu, pero no ejercen el postureo ni parece que se hayan disfrazado para la ocasión, si no que resultan genuinos y veraces.
Bien, ya está, hasta aquí. Yo salí de ahí y ahora quiero salir de esta entrada con la barbilla alta, que es imposible, pero una digna pretensión. Me queda una de escribir y no sé si voy a llegar. Yo ahora mismo me cogía el autobús y me gastaba el creditrans aunque solo fuera para ver el mundo pasar por la ventanilla. Que sí.
Comentarios