Y hablemos a propósito del concierto de The Long Johns Band en el Tubo de Barakaldo, ayer viernes 4 de Diciembre de 2015. Sabéis que me gusta hacerme el listo y el gracioso, y es curioso que Long Johns suene lo mismo a personaje de Robert Louis Stevenson, que a una cadena de marisquerías norteamericana, que a la ropa interior de los vaqueros del Oeste Americano. También suena a blues. A Long John Baldry. Y a whisky escocés, así que no sabes muy bien por dónde pillarle la onda a un nombre que, al fin y al cabo, lo que hace es nominar a una banda cántabra que practica un blues eléctrico, con mucho intervalo instrumental, virtuosismo y factura clásica. Sí, he dicho factura, que es la mejor forma de ponerle la guinda a una introducción tan mala como el título.
El concierto empezó con tres tíos bien ordenados arrancándose a buscar notas de blues. El bajista en una esquina, el batería arrinconado, y el guitarrista y cantante principal en primer plano y con un modelo al estilo flying V (jevirronas, las llamo yo, pero Patxi me corrije: "No son jevirronas, tío, la mayoría son guitarras de los 50...", el resto no lo oigo muy bien) en ristre. Buen repertorio y mejor sonido y así siguen hasta el final, hora y media de concierto con muchos platillos en la batería, patrones repetitivos como indica el género, solos virtuosos y frases del estilo: "He tomado un whisky, un coñac, un ginkas y no me acuerdo de nada más." Ahí. Cantaron lo mismo en castellano que en inglés, y era difícil saber, si no te lo decían ellos y no tienes el conocimiento debido, cuando hacían verso propio y cuando era una versión. En la microcrónica feisbukera del camarero txuriurdin (mejor lees sus píldoras que mis peroratas, acabas antes y aprendes más) he leído que, entre otros, cayeron Robert Johnson y Johnny Winters, pero yo solo reconocí "Skat" porque la conozco y porque el batería la presentó en vascuence, que, al parecer, aunque le llamen el Negro Andoni y sea más blanco que la leche de avena, lo que sí es cierto es que es de Leioa. Él cantó a Canned Heat y se vio que lo étnico, igual le viene de mote por el matiz de la voz. Luego repitieron versión con el bluesero zurdo Otis Rush, aprovechándola para contar una anécdota que, precisamente, guardaba relación con el feisbuk. Hubo una canción dedicada a los ganaderos: "la cuota de leche para arriba, la cuota de leche para abajo," que corearon desde el fondo (por cierto, hablando del público: inhabitual y excéntrico espectáculo de bailables el que vivimos ayer). A mí me moló la tercera, con el bajo en primer término. "Vamos a meter un poquitín de tralla", dijeron más tarde, y la metieron, en instrumental. Blueses tejanos de su primer disco y canciones de "Hey baby, babe" y un bis que anunciaron como canción de amor, pero yo les oí hablar de la suegra. Antes rememoraron aquello de los brotes verdes para abrir una canción como si fueran a tocar un country acelerado, pero se les salió la cadena y tuvieron que volver a empezar, según explicaba Moska, a mi vera, el accidente ocurrió porque el bajo no había marcado. Y yo me lo creo, porque yo al Moska no le conozco, pero aún guardo la maqueta de Cotton Fielsd en casa, y aquello eran palabras mayores, así que también confío en las que oiga ahora.
Y así se fue el concierto: entre pentatónicas, palabras menores, cerveza en cañones y poco más. Alargamos un rato porque siempre es plato de buen gusto platicar con Nuri Draka y después nos excusamos con el Patxo y con el Kalbo porque, probablemente, tenga que perderme el próximo, el de Cosméticos, que prometía y proponemos para todos aquellos que no tengan cena de navidad como un servidor (aún así, igual intento saltarme un par de rondas de zuritos y acercarme por allí).
Y ya está: otra crónica más. Otra banda más que sufre nuestro verbo y nuestro poco criterio. Otra noche en el bohío más bohemio (de cuando la bohemia era morapio barato y poesía improvisada y no interioristas tatuados y apple-adictos veganos). Otro título para el ridículo y otro espectáculo de abuso parentético. Otro ejercicio de auto-escarnio gratuito. Otro. Perrito piloto. Mejor hago mutis por el foro, que decía Heródoto. Agur, o como dirían los cántabros, aguruca. La guinda.
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