Gris.
Una vez conocí a un inglés al que llegar tarde a los sitios le parecía un signo de buena educación. Abrazaré esta teoría porque me conviene ahora, precisamente ahora... un poco tarde ya, la verdad. Vuelvo a llegar tarde, o quizás no. Grises ya publicaron "El hombre bolígrafo" hace algún tiempo, y ahora sacan con Origami Records su segundo disco, "No se alarme, señora, soy soviético" que recuerda, supongo que a propósito, a lo que cuenta la leyenda sobre el aterrizaje de Yuri Gagarin cuando regresaba de ser el primer hombre en el espacio exterior. Dicen que una aldeana se lo encontró recién caído del cielo, cerca de la aldea de Smelovka, y la campesina, asustada pero valiente, le preguntó a Gagarin si venía del espacio exterior; a lo que éste contestó afirmativamente y añadió la frase que ahora da título al segundo disco de la banda de Zestoa.
Digo que llego tarde porque tecleas por el google y ya encuentras entrevistas, reportajes, entradas de blog y críticas suficientes como para hacerte una idea de quiénes son Grises, qué hacen, de dónde vienen y a dónde quieren ir (viajar) y ya no es necesario que sigas leyendo lo que escribo aquí. Me han quitado hasta los chistes fáciles. Ya no hace falta que cuente de dónde viene el nombre o a qué nos hemos referido, ya sea en términos de seguridad pública o de ufología -- tanto monta, monta tanto -- con ese término en otras ocasiones. Ya se ha contado, y varias veces, de dónde viene el título de su anterior disco; y, para empezar a hablar de aquél o de éste que publican ahora, ya se ha recurrido en varias ocasiones a hablar de la gama de colores como metáfora contrastiva entre su nombre y su música. Ya no resulta original. Así que poco más me queda que insistir en lo que ya se dijo y consolarme con la opinión de aquel amigo inglés al que nunca volví a ver pero quién sabe si regresará, sea ya tarde o aún pronto quizás.
Grises son de Zestoa. Antes se llamaron Grises Sueños, porque los componentes ya llevan en esto un buen tiempo y han pasado por sus diferentes etapas. Con la última, decidieron hacerse un lifting en el nombre. Abro digresión: todavía recuerdo lo que llovía en aquel concierto de Gris Perla. Y aún así no nos dimos prisa por correr a coger el último tren, y lo perdimos. Llegamos tarde. Pero llegar tarde, al tren y a casa, con apenas 20 años, era mejor que cualquier tipo de puntualidad. Cierro digresión. Al parecer, Grises lo conforman dos cantantes al unísono, uno chica y otro chico, que responden a los nombres de Amancay Gaztañaga y Eñaut Gaztañaga. El segundo también toca la guitarra. De pie, y moviendo la cabeza como mandan los cánones, se encarga de los sintetizadores Alejandro Orbegozo. Un poco más atrás, está la base rítmica, gran secreto escondido aunque visible de este grupo, con el bajista Raúl Olaizola y el batería Antonio Diniz. En alguna entrevista insisten en que todos ellos son de Zestoa. Y después comentan que, aunque el pueblo sea chico, siempre ha habido mucho movimiento en el asunto de la música. Y no hace falta socavar la tierra para descubrir que, en este pequeño rincón guipuzcoano donde la mayoría solo saben ubicar el balneario y, si me apuras, alguno hasta puede que conozca el Palacio de los Lili, ya germinaron grupos que a muchos nos han diseñado el ocio de los fines de semana adolescentes, como Lin Ton Taun o Leize. Leok'k también son de allí. No es poco para un municipio que apenas sobrepasa los 3.500 habitantes.
El caso es que ahora parece que Grises les toma el relevo a estos vecinos en lo que se refiere a sonreír en fotografías grupales, y empiezan (ya empezaron, que yo llego tarde) a tener su espacio entre la prensa especializada y la local. Pero llegarán más lejos, aunque quizás no tanto como Gagarin. De hecho, ya han ido a muchos sitios, y a muchos festivales: que si el Sonorama, el Actual, el Tremendo Pop Festival o el SOS 4.8. murciano, donde aún no han ido pero irán. Han teloneado a gente como Shout Out Louds, the Hidden Cameras, Sexy Sadie o Macaco, y quizás alguno de ellos os pueda dar una pista de por dónde van los tiros. Aunque tiros, y al aire, se han dado muchos a la hora de descubrirles las influencias. Aquí va una lista de las bandas con las que algunos periodistas les han relacionado, o influencias que ellos mismos han confesado: Foals, Editors, The Cinematics, Franz Ferdinand, The Killers, The Smiths, Coldplay, We Are Standard, Arcade Fire, Glasvegas, Arctic Monkeys, The National... Casi nada el elenco y la mezcla.
A mí, y no es por cortarles las alas, me suenan a algo más concreto, pero con sus matices. Si tuviera que ponerles en una balda con su respectiva etiqueta, estarían, respetando eso sí el orden alfabético, muy cerca de We Are Standard y otros bailarines de la zona como Olimpic o Dynamo (hace tanto que no oigo de ellos, si es que siguen hablando, que ya no recuerdo si lo escribían con la latina o con la griega). De hecho, me recuerdan a los primeros Delorean, los que tocaban en el Bullitt en fiestas de Bilbao. Algo de HATEM también podrían tener, pero sin el ramalazo psicodélico. Y se presume ese tropicalismo electrónico en alguno de los cortes antiguos. Esto igual solo lo veo yo que del trópico entiendo tan poco que pensaba que era una manera de aplicar la medicina. Tienen querencia por las melodías, los ritmos vivos, la alegría y las letras expansivas, irónicas y reveladoras. Cantan en castellano y en 3D. Tienen canciones con estribillos que se pueden cantar y bailar al mismo tiempo. Se les ven las influencias, supongo, pero no da sensación de impostura, comunican más bien el proceso natural de cualquier expresión musical: escucho, siento, proceso, y después produzco (alguno nos saltamos este último paso), puede que me parezca a alguien, pero soy yo. Juegan al parchís con las voces, al magic board con las guitarras, y al hinque con la sección rítmica. Y todos esos juegos los convierten en una ginkana musical que divirte sin quedarse en lo superficial y ahonda sin aburrir.
Allá por 2009 se conformaron con la plata en el Concurso Pop-Rock de Barakaldo. Quedaron por detrás de Sons of Rock, por delante de Love Division. Ahí también llegué tarde, y mira que lo tenía cerca. También me retrasaría si ahora saco conclusiones sobre la diversidad estilística de las nuevas propuestas de la música vasca. Ya lo han dicho antes: en trabajos más expansivos como el de Álvaro Heras, o en apreciaciones más humildes. Con lo que, sin duda, me quedo sin conclusión, aunque ya lo haya hecho de alguna manera. Solo queda prometer, y prometo, que, la próxima vez que se acerquen a mi espacio interior, saldré a la tundra a recogerlos y espero no llegar tarde ni que nadie se alarme si me ve bailar porque... soviético no soy, pero arrítmico sí.
Cuelgo una sola canción del armario del youtube. Para más inri, es del anterior disco. No he tenido tiempo ni fuerzas para enredar y encontrar, por las marismas de la red, algún ejemplo del segundo (a mí me gusta "Huracán Stan"). Lo dicho, Grises, ni negro ni blanco, si no todo lo contrario.
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