¿Qué? O mejor, dicho, qué, cómo va eso. Desde el 10 de Enero que no renovaba el blog. Manda cojones, ¿eh? A mí me lo vas a decir. Para dos personas que lo leían, seguro que en este tiempo han encontrado algo mejor que hacer. En fin. A lo que iba. Que habiendo pasado tanto tiempo, ¿cómo no iba a empezar con un chiste fácil?
Con más de uno.
Esto va a ser hoy un circo.
(Que le mola el circo al abogado del Urdangarín)
Va por ti, chaval. El festival del humor... Y los puntos suspensivos aquí van más allá... incluso... de a dónde... llegaba... a ir... Buzz Lightyear...
Verás. Tuve que dejarla. De hecho, creo que la he dejado aparcada como cuatro o cinco veces. Y me gusta, que conste. El rollo ese del redneck que roba en la biblioteca, los siameses que dan clases en Viena, o donde sea, la poetisa Moabita a la que los extrarrestres le roban su bebé... ni J.J. Abrams. Pero tuve que abandonar la novela unas cuantas veces. Ayer, la retomé, y me volví a poner a leer The Scholar of Moab de Steve L. Peck. Pero justo hoy también: cierro la puerta de casa con cuidado, a eso de las seis y cuarto de la mañana, y para no quedarme dormido caminando (capaz), antes incluso de bajar un peldaño (no hay ascensor, chachi), me pongo la música y elijo a boleo, y como me han insistido, insisto yo también con "El Murmullo" de Templeton.
No he llegado al portal, y ya se me ha ocurrido el chiste: Templeton... (Buzz Lightyear)... Peck. ¿Sí? ¿Templeton "The Face-Man" Peck? ¿O Templeton "Phoenix" Peck? ¿Dirk Benedict? Sí, joder, luego salía hasta en la Lecturas porque era amigo de Chabeli Iglesias. Esto igual ya lo han dicho los de Yofuiaegebé, o cómo sea que lo escriban. Templeton, sí, Peck.
Qué tiempos aquellos los del Equipo A.
Ya existía el indie español, ¿no? En 1983, cuando la NBC estrenaba la serie, nacía Dinarama, moría Eduardo Benavente, el Rock-Ola mola, Las Vulpess salían en televisión, Golpes Bajos cantaba lo de "no mires a los ojos de la gente" y Fernando Arbex e Iñaki Egaña viajaban a New York para grabar música disco. Igual hasta tuvieron la suerte de ver el estreno de Dirk Benedict en la NBC, ¿que no? Ya sería la hostia para cerrar mi ridículo círculo: Los Brincos en New York para grabar música disco mientras escuchan a Templeton Peck en la televisión y treinta años más tarde yo me invento todas estas gilipolleces porque estoy escuchando el último disco de Templeton y leyendo el penúltimo libro de Peck.
Mañana llamo a su bufete en Barcelona y pregunto por Pascual Vives, a ver si le ha hecho gracia.
Pues sí.
Casi un mes sin escribir. Vuelvo. Y me pongo a hablar de Phoenix. Su apodo era "Face-Man" en el original. En España, Phoenix. ¿Por qué? Vete tú a saber. En Rusia, su apodo era "Krasavchik", que parece que te lo suelta una rusa y te tiemblan las piernas (que suena como debe de sonar si te las parten), pero no, es algo bueno, bonito, un piropo. Vamos, lo que las mujeres siempre le decían al bueno de Richard Bancroft. Esta ya es de trivia, y si alguien sabe quién era Bancroft es que le molaba la serie de verdad... o ha corrido muy rápido a la wikipedia.
Pero no. Voy a hacer que me pongo serio. A ver si me salen bien los planes. Que de quien quería hablar era del segundo disco de Templeton, el grupo cántabro con residencia en Madrid y hasta aquí puedo leer. Sé que está por ahí Brian Hunt porque parece que está en todos los sitios. Le van a cambiar el nombre. Le van a poner Brian's Hunt. El primero que lo cace, gana.
Esto va de que de vez en cuando hablo de otra cosa que no sea fútbol con uno de los tíos que conduce esa furgoneta azul que habéis visto saltándose semáforos en rojo por la red. Y uno de esos días, hablábamos del gran disco de Grupo de Expertos Solynieve (que bien podría ser la verdadera versión española del Equipo A) y él estaba en duda. Yo no: Expertos los primeros. Pero él sí: que si Expertos, que si Templeton. Y como insistía tanto, pues volví a prestarle atención a "El Murmullo". Lo he vuelto a hacer hoy. Lo hice también ayer. Y si no recuerdo mal, también la semana pasada. Lo estoy haciendo ahora desde el bandcamp. Templeton para desayunar, para comer... para cenar igual varío la dieta.
Bien.
Habiéndole echado una segunda escucha al disco de los cántabros-madrileños (fíjate que yo le dije a mi compañero de conversación que si eran extremeños, casi como que si Albacete está en Tenerife), debo dar mi opinión que no le importa a nadie, ni a uno mismo. A uno mismo, menos, si no te interesa a ti, imagínate lo cansado que estoy yo de mi mismo. Pero lo voy a hacer.
1) Creo que el disco contiene alguno de los mejores comienzos de canciones de los últimos años.
Sí, comienzos.
Luego yo, a veces, me pierdo un pelín. Toma "Miedo de verdad y en condiciones". Es buena de principio a fin, pero ese comienzo que casi recuerda a los recientes Django Django por no irnos más lejos... me deja luego como a medias. Y mi favorita: "Vestido de blanco", con ese principio nudozurdista (¡tan expectante! no sabes si va a perderse en lo turbio, saltan a la lujuria, revolcarse en la alegría...) que luego no desentona hasta que se acaba, pero prometía tanto... Incluso esperaba una letra más, no sé, ¡zas!, patada en la boca. Una frase de esas que no quede ni tan abstracta como para no significar nada ni tan terrenal como para quedar plana. ¿El qué? Ni puta idea. Probablemente, tal como está, está de puta madre. Pero yo es lo que siento en la patata, aquí, y me golpeo dos veces con el puño, ya sabes, como hacen en Madrid. El tema, como diría aquel, es que empieza la canción y yo presiento que va a pasar algo gordo, y luego te lo pasas bien, hasta pillas, llegas tarde a casa y encima el domingo no tienes resaca, pero... no sé, como que esperabas más de este sábado. Pues eso. Que lo advierte en la etiqueta, al reverso de este blog: ni puto caso.
2) Lo ha producido Paco Loco, y se nota, pero no me digas cómo que entonces me pongo en evidencia.
3) El disco, así, exagerando, parece una enciclopedia del indie español. Del indie más castizo, más vintage, del indie más bailable, del indie que se escora más al rock and roll, del que no se escora a ningún lado. Te recuerdan a Lori Meyers, a Los Brincos, a We Are Standard, a Milkyway, a Los Planetas (aunque a eso recordaban más en el anterior, con aquella inolvidable "Las casas de verano e invierno"), a La Habitación Roja, a Pleasant Dreams... Y a más y mejores y más antiguos y más útiles para demostrar que un crítico tiene fondo y carisma y conocimientos. No como uno aquí presente... online.
4) A mí el toque de nostalgia no me empapa. Pero lo veo.
5) Eso sí. Aunque las letras tengan sus breves momentos de brillantez, tampoco me raptan. Están por encima de la media, probablemente. O la rocen. Quizás falta algo de te voy a contar algo que no te ha contado nadie y nunca. Pero un par de frases de las que luego sueltas por teléfono y quedas de puta madre, ya hay. Yo me quedo con lo de la cabeza del ciervo.
6) Sí. No sé si 1 o 2. Me la trae al pairo, la verdad. Pero arriba, bastante arriba, también quedarían en mi lista. Pero yo no estoy pasando por un momento muy indie. Lo sé. Esa frase queda que te dan ganas de buscarme en el listín, averiguar mi dirección y calzarme una hostia a la remanguillé. Pero es así. El otro día intenté volver a Sexy Sadie y me perdí. Y estoy leyendo a Dean Wareham. Pero no. Lo mío va ahora de tíos con la barba más larga, con pocas ganas de parecer aseados, sin raparse la nuca que dan ganas de ponerse a dar galletas y, por supuesto, con otro estilismo al vestir gafas. Que estoy yo que ahora me da ganas eso de escupir como Bodie y vestir camisas como Evole y que nadie entienda lo que canto porque acabo de tragarme el alambique de Jasper Newton Daniel. Y así, poco se puede hacer. Pero supongo que será una fase. Y todo vuelve. Hace solo un par de meses hasta volví a recuperar a Kortatu y puse una cinta de cromo con una maqueta de EH Sukarra. Así que todo vuelve, todo viene, todo se va. Solo se queda con nosotros, para siempre, el equipo A.
En serio, voy a cenar también con Templeton.
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