Alberta Cross

Ya se han ido. Todo está más tranquilo ahora. Los pasillos vacíos. Solo quedan los restos de la batalla. Una densa nube de polvo cubre el vestíbulo y parece que aún resuenan los estallidos en el tímpano. Cierro la puerta, me aislo del mundo, me empeño por seguir mudo. Y, después, le doy al play:

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