Arctic Monkeys

¿De qué coño hablan? Interesante, interesante... (Me estoy frotando el mentón). De Fogarty, hablan de Fogarty, ¿no se rieron de la BRIT School en los Brit Awards? Pues yo también hago chistes, Brit chistes. Pero, de verdad, ¿qué significa propeller?, ¿qué coño quiere hacer con el pico de un águila? ¿De qué están hablando? Lo mejor de todo es que hablan cantando, con un sonido mullido como un cojín de espinas, todo retumba, el eco de una sala repleta de humo y una oscuridad tan espesa que los cuchillos se quedan clavados en el vacío. Yo sé de qué hablan porque he hecho mi lectura y ésa es la mía y a mí me sirve, me divierte, me Brit flipa.
Cuando apostaban a que la chica se vería guapa en la pista de baile, no estaban mal. La canción efervesció durante unos meses más. Más que The Bravery, pero eso no es decir mucho. Luego hizo pluf o plof. Plaf, tortazo. Llegaron tantos premios que rivalizaron en vitrinas con Miguel Indurain. ¡Hasta Gordon Brown habló de ellos! Qué chispa, el Arctic Circle y los Arctic Monkeys, y el Arcbrit humor.
Pero las ciencias se esfuman cuando las giras reúnen mentes perversas que se unen para concebir hijos bastardos. Los de Sheffield se encontraron en Texas con Josh Homme y éste se los llevó a Joshua Tree (U2 no andaban por allí), California. Y entonces, ocurrió, los monos del Ártico y las reinas de la Edad de Piedra. Hijos bastardos que te propulsan a la oscuridad más vital, pérfida e inquietante. Al final, tenía razón Gordon Brown cuando decía que estos tíos te levantan por la mañana (¿te la levantan, Gordonbrit?).
Ah, sí, la canción es "My Propeller".

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