¿Qué más da lo que haya dentro de la caja? Todos tenemos una caja. Eso es lo que importa. Que todos tenemos una caja y hay algo dentro. Tenemos que encontrar la llave. Tenemos que encontrarla haciendo el payaso. Siendo payasos tristes. Nuestra vieja amiga siempre se acordará de nosotros, siempre nos esperará en casa y solo hay que ser valientes.
En este cuento, la batería suena como los segundos del reloj mientras comienza la cuenta atrás. La guitarra empieza como suena el goteo de un grifo mal cerrado y luego se convierte en el burbujeo efervescente de una herida que se intenta curar con alcohol. La voz es como un pozo húmedo. Como intentar describir una canción con comparaciones. Podemos ser quien nos de la gana. Solo hay que ser capaces de pagar el precio. Saber que nuestros errores son tan importantes como nuestros aciertos. Ponerte delante de un espejo, embadurnarte de mascarilla y saber aún ver al monstruo y al ángel que escondes en una caja sin llave. La vida es lo que sea y como sea y nosotros somos lo que seamos y como seamos y, de vez en cuando, escribimos o escriben canciones para que sepamos (o como sepamos) que no entendemos nada, pero que merece la pena intentarlo. Y, al final, la guitarra es la bailarina que no deja de dar vueltas en la caja de música.
En este cuento, la batería suena como los segundos del reloj mientras comienza la cuenta atrás. La guitarra empieza como suena el goteo de un grifo mal cerrado y luego se convierte en el burbujeo efervescente de una herida que se intenta curar con alcohol. La voz es como un pozo húmedo. Como intentar describir una canción con comparaciones. Podemos ser quien nos de la gana. Solo hay que ser capaces de pagar el precio. Saber que nuestros errores son tan importantes como nuestros aciertos. Ponerte delante de un espejo, embadurnarte de mascarilla y saber aún ver al monstruo y al ángel que escondes en una caja sin llave. La vida es lo que sea y como sea y nosotros somos lo que seamos y como seamos y, de vez en cuando, escribimos o escriben canciones para que sepamos (o como sepamos) que no entendemos nada, pero que merece la pena intentarlo. Y, al final, la guitarra es la bailarina que no deja de dar vueltas en la caja de música.
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