Joder si me ha costado entrar en este disco. Yo te lo cuento de primera mano, tengo una barbaridad de prejuicios. Y uno es que no me trago los grandes hallazgos de la prensa indie. Y luego lo cojonudo es que los busco, y los creo, y voy y me tiro por un puente, pero no me lo trago, tío, yo tengo mucho criterio. Nos rasgasmos las vestiduras con la eficacia de los ingleses para suministrarnos hypes pero luego todo aquel que sepa tocar la guitarra con gesto ausente y desafiante mientras masculla letras incomprensibles donde entren metáforas retorcidas lo convertimos en un hype castizo al que probablemente en dos meses tachemos de trasnochado y traidor. ¿De qué coño estoy hablando? ¿Con quién? ¿Qué? ¿Quién? Bien, la Bien querida, tío, tuve mi ración de Los Punsetes y ya hablaré en su día, y no me nombres a Los Carradine porque me río pero no voy más allá, y cuando la noche llega sobre la ciudad, a éste tampoco lo pillo, Joe, la Bien querida, pues sí. Pues no, la escucho el primer día en cinco minutos, zas, zas, zas, zas, de la manera más ridícula y patética, pero llego a una conclusión: no me gusta. Ya lo sabía. Joder si me ha costado, ¿no te iba a costar? ¿Pero quién coño eres? Ahora, eso sí, ahora ha entrado. Entra poquito a poco, como su voz susurra y sus palmas despiertan y las letras no hablan de nada distinto pero hablan distinto, no sé, limpio, sencillo, con una perfección en el verso, y sobre todo en la rima, que me parecen digna de elogio porque, sobre todo, no hay muchos que lo hayan hecho mejor que ella. Así que mi paisana que emigró, según dicen, pues "de momento" me está cautivando, y además, entramos en "abril", así que: "De momento abril"
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