Cómo es colarse en un cumpleaños. Capítulo uno.



 

Yo explico primero la música, ¿vale?, y luego ya, si eso, el resto. 

 

Los primeros que suben son Los Retumbes. Los conoces, ¿verdad? No me jodas, si lees este blog, seguro que sí, porque andan por ahí, desde hace tiempo, protagonizando parte de nuestro tiempo, al menos, el que dedicamos a disfrutar de la música en directo y que luego venimos a contarte aquí. 


Tocan varias instrumentales, entre ellas, “Alerta Roja,” que inicia el salero; “Maracanuda,” que lo espesa; “Retumbe a go-go,” que nos da aliento; “Frenesí jazz,” que abre una venta al más allá; “Retumbe rock,” que ya es un hit lo quieras o no; “A retumba abierta,” que nos cierra la pereza; y “El pepinazo,” que hace de argamasa entre los adobes que nos lanzan a la cabeza en el trance final. 


(Advierto: si alguna de ellas no es instrumental, me he colado yo, que tampoco es que sea una eminencia en la ciencia retumbera).


Entre todos esos goznes sin voz, van soltando sus perlas de Manacor, lo mismo de discos anteriores que, sobre todo, del que acaban de publicar, Y de postre Komtessa, que se vendía allí mismo, emplatado y con cuchara de postre si lo querías probar en el momento. 


Así, fuimos de clásicos indelebles y persistentes como “Surfing Fukushima” hasta nuevos himnos para cuarentones con el síndrome de Peter Pan como “Más meneo.” Por el medio, sabiduría de enciclopedias al peso, de poemas por buzoneo, tertulias con el codo en la barra de una bodeguilla: “Tacaño,” “Cuñado,” “Tú me das dolor,” “La música moderna” o esa con la que todo el mundo se mira las piernas, “Tatuaje de mierda.” Qué decir de recordatorios de lo cotidiano como “El timador del amor,” “Alienígenas ancestrales” o “Señores mayores,” que lleva ya camino de convertirse en algo más grande que ellos mismos. También dieron raciones de consejos inspiradores con “Los problemas,” “Culpable” o una que resuena en tu conciencia como los cañones de Navarone: “Eres idiota.” Por supuesto, se gritó bien alto otro hit que se celebró entre el público: “Las camisetas de los Ramones.” Y el final fue apoteósico, como siempre, por otra parte, tirando de raíz con “Montañas de lindano” y dándose un homenaje de frikismo al mezclar “Ritmo de la noche” (como intro) con su versión del “Más vale ser punkie que maricón de playas” de Siniestro Total. Total, que se bailó un montón, como siempre, aunque no fuera yo el que lo hizo, que bastante tengo con mover el cuello. Dieron lo que tienen que dar: el dedito meñique que viene y que va, el codo de tenista que repica con las maracas. Es decir, rock, garaje, surf y mucho punk, que es lo que define a unos Retumbes que sudaron fino. Andrés le pedía a Ana que no corriera, Ana le recordaba que no era momento de hacer un pimpinela. Tela, la caña que se gastan estos dos.

 

Y luego llegaban Generador, que sí, que ya lo sabes, también son dos. Pero suenan distinto. Aunque sean el mismo número y persistan con parecidos ritmos. Ellos mismos lo dijeron, que no eran como Los Retumbes o como los Ramones, “que va todo seguido.” En realidad, son más bien como los Cramps. Como si los Cramps ficharan a Johnny Cash, los Cashmps. Así empezaron, creo, con “Psicofonía en la tumba de Johnny Cash” y el trémolo moldea el sonido. Durante todo el bolo mantienen un nivel alto, trazando un recorrido sinuoso y excitante que evoca el poder de la radio en “Sube el volumen del transistor” o tira de fina ironía en “A ver si nos vemos (menos).” La danelectro retumba y busca un hueco para aparecer entre el humo artificial. No se callan ni con bozal, lo que se aprecia cuando gritan “Hija de puta” y hasta cuando sorprenden a más de uno con su versión del “No voy más lejos” de Leño. El estribillo da el pego. Sirve como filosofía de vida, como un tatuaje que no sea de mierda: “Yo solo hago rock and roll y no voy más lejos.” Para qué, si me mareo, pero Annie Baby tiene educación y cuando terminan nos pregunta que si gusta. Algunos gustan en afirmar con la cabeza. Hacen brevemente “Es un crimen” de Eskorbuto, pero es solo un renuncio porque van, en realidad, a por una versión que les queda como un guante, hablamos del “A Go-Go” que copian a Las Bruscas. En la parte hablada, esa línea en la que ella grita que ya no había helado te deja caliente. Y ya entran al pilón para cerrar la feria con “Me estoy peinando” y, sobre todo, una “Sonrío demasiado para ser tan pobre” que sirve perfectamente de cumbre desde la que observar el paisaje que han dejado, todo arrasado después de su cruzada de psychobilly. 

 

Y, por último, un repaso a los manuales del rock and roll. Subieron los Bank Robbers y nos explicaron, con ejemplos prácticos, qué son esos conceptos que leemos en los artículos pero no entendemos bien. Como si fueran repasando todo el glosario, ahí se podía ver ilustrado qué es el rockabilly, doo wop, western country music, hillbilly, honky tonk, rhythm’n’blues y hasta la jota aragonesa que no la muestran porque no les place. 


Hace años, Marcos Sendarrubias, que no sé por qué me acuerdo, ya tenía una canción que hablaba de robar un banco o lo que fuera: “This Is a Robbery.” Pues, ahora, se toma su papel de John Herbert Dillinger en serio y vuelve con nuevo proyecto al que han llamado Bank Robbers. Y ahí salen con el clásico atuendo de ladrón, basado, que me lo explicaron en su día, en el sistema Auburn, es decir, enmascarados como Los Retumbes, con camiseta a rayas, y dale a la guitarra mejor que a las piernas para huir de la policía. 


Con contrabajo y Sendarrubias en el centro, se marcan un concierto resuelto en el que tocan varias versiones (Johnny Cash, Gene Vincent, si sabes tú alguna más escríbela en la línea de puntos ………………) y me imagino que también alguna original de lo que serán, a partir de ahora, The Bank Robbers. Si no era el debut, poco le faltaba. Si yo fuera periodista, supongo que me habría enterado. Como no lo soy, solo supongo. Pero pongo la mano en el fuego por ellos si te gusta la lista de palabras clave que te puse antes arriba. 

 

Y, ahora, para terminar, sí que te cuento que esto ocurrió en la Sala Mytho; que antes, mediante y luego pincharon Double Trouble Djs; que se petó de gente que luego desapareció de la misma; que nos alegró volver a saludar a Iain McLaren y charlar con él, buen curro al sonido, por cierto; y que sabemos que vinimos y nos colamos en un cumpleaños. De hecho, mientras fumábamos en la esquina, llegó y le felicitamos. Tampoco lo voy a ocultar, esto era el cumpleaños de Iñaki López, cuyo nombre igual te suena por su curro en la televisión. A nosotros nos importa lo que hace en Hot45 Records y le aplaudimos el homenaje a la música que se montó, de manera generosa y desprendida, porque allí solo pagamos lo que bebimos y lo que gastamos de creditrans. Yo entendí, por lo que vi, que evitó el protagonismo y se mostró agradecido y modesto, así que, por eso, lo dejo todo en esta nota final y me he centrado solo en lo musical. Por otra parte, es lo que tenía que hacer, ¿no?

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