Tinto de Fiasco!!: Silver Wedding de Los Tupper


Cabecera: Vamos a hacer el agosto con la nostalgia más impúdica. Salimos huyendo tan rápido de la rutina que nos trajimos solo de depósito el disco duro del portátil. Así que nos vamos a pasar el verano escuchando música que podríamos llamar antigua, subjetiva y objetivamente. Y en un ejercicio de reciclaje patético, vamos a mantener el chiringuito abierto hablando brevemente (nunca más de 30 líneas) de discos que en su día machacamos y que hacía mucho tiempo que no oíamos. Se nos verán las vergüenzas, pero a quién le importa en esta época de verbenas y barbacoas, ¿no? De etiqueta aglutinadora, un chiste malo marca de la casa pero refrescante: Tinto de Fiasco!!

Como buen vasco de la cuenca sidrometalúrgica, mis raíces van y vienen por la península. Algunas de ellas, sin decoro ni problema alguno, cruzan las fronteras montañosas entre Euskadi y Cantabria, porque ni al águila ni al lobo ni al estraperlo le importaban los mojones. 

¿Y a qué viene todo esto? Pues viene a que aquí estoy en la pedanía y a que ayer fue San Bartolomé, y en el barrio donde aún vive parte de mi familia, metido en un valle, a los pies de una montaña que encumbra una ermita por cuyo nombre bautizaron a mi ama, eso se celebra. 

Y a mí no se me ocurrió más dedicación que buscar en mi cajón lo que tuviera de folclore cántabro y montarme mi propia romería. Mierda, me faltó la Dougall's y el sobado, pero, al menos, cené anchoas de Santoña. El caso es que salieron elegidos Los Tupper, como podrían haber salido Los Deltonos o Nando Agüeros. Miento, salieron Los Tupper, por supuesto, porque los busqué. 

Porque me acordé que a su último disco, Silver Wedding, con el que celebraron, hace un par de años, que habían cumplido veinticinco de historia, no le hice mucho caso. Eso sí, se me quedó en el hipotálamo la idea de que era un disco con alegría, diverso y heterodoxo, como son Los Tupper en general, si se me permite, y como son o creo que son mis raíces, y, para terminar, la esencia misma de la música popular. 

Así que los elegí. Me calcé en cada tímpano el debido auricular, y a disfrutar del rock and roll, el funk o lo que sea que me haga bailar, el pop, el blues, la bohemia, la psicodelia, que me pongo canalla, que me da por hacer derechos los renglones, que me escucho a los Stones, que le miro a los ojos a Johnny Thunders... Lo que sea. Estos tíos hacen lo que les da la gana y a mí me devuelven siempre las ganas de escucharles una vez más. 

Hay que elegir una, sí, lo sé, para acompañar, y porque me gusta que pique, iba a elegir "Just Like Harry Dean" (Stanton, me imagino, aunque quién sabe). Pero, al final, por eso de que soy vago como animal de compañía en un día que llueve y no sales de casa, pues cuelgo lo que he encontrado en el YouTube, que tampoco está mal, que dan ganas de bailar y vociferar igualmente: "Beatin' the Blue."

Y eso fue. Por cierto, miento si no te digo que me apetece aprovechar y recomendarte que le sigas la carrera literaria a uno de ellos, Raúl Real. 


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